El 22 de julio de 2020, la secretaria de salud de la Ciudad de México, Olivia López Arellano, confirmó que el gobierno de la capital recibirá un millón 800 mil vacunas para la temporada de influenza de 2020. El gobierno capitalino planea realizar una jornada de vacunación intensiva desde el 15 de octubre para disminuir el riesgo de que la temporada de influenza, que suele correr de octubre a marzo, coincida con la contingencia sanitaria por Covid-19.
El virus de la influenza es una preocupación recurrente para el sistema de salud mexicano, cada octubre comienzan las campañas de vacunación para prevenir un alza de contagios entre grupos de riesgo. De acuerdo con la secretaria López Arellano, las personas normalmente esperan hasta diciembre para adquirir la vacuna. En esta ocasión, la intención es vacunar a la mayor cantidad de personas desde octubre.
Si bien la influenza es un padecimiento menos agresivo que el coronavirus, existe la posibilidad de un incremento en demanda hospitalaria durante la temporada de influenza estacional. Un artículo de la revista Scientific American describió algunas de los escenarios posibles frente a un alza en los contagios de influenza.
En cuanto al tratamiento, el artículo menciona la dificultad de diagnóstico. La mayoría de los síntomas de la influenza coinciden con los de la enfermedad de Covid-19. De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), ambos padecimientos presentan signos de fiebre, fatiga, dificultades respiratorias, dolor muscular y tos.
Por lo general, el diagnóstico sintomático es suficiente para detectar la influenza. El problema es que, si un paciente presenta síntomas que corresponden a dos enfermedades, es indispensable realizar una prueba para proceder con un tratamiento. Pacientes con influenza podrían terminar en hospitales Covid.
Si el sistema de salud pública está presionado por la crisis actual, un incremento en la demanda de servicios médicos puede llevarlo al límite. Los pacientes que no pudieran ingresar al hospital por cualquiera de las dos enfermedades, se convertirían en focos de infección para sus círculos sociales. Este escenario agravaría las estadísticas de infección por ambos padecimientos.
Esto abre la puerta a otra posibilidad. Un estudio de la universidad de Stanford tomó muestras de pacientes ingresados por enfermedades respiratorias en California y buscó coexistencia de agentes virales distintos del SARS-CoV-2. Los porcentajes de coinfección son bajos, pero existen. En otras palabras, es posible, pero muy improbable, que un paciente enferme de influenza y coronavirus.
Aunque es imposible predecir qué pasará cuando comience la temporada de influenza estacional durante la pandemia de coronavirus, puede ser que el resultado no sea grave. Un escenario positivo supone que las medidas de cuarentena, distanciamiento social, uso de cubrebocas e higiene de manos son suficientes para evitar un alza de contagios de influenza.
Aún con esta hipótesis, las autoridades decidieron tomar medidas preventivas ya que la posibilidad de que ambas enfermedades tengan rasgos epidemiológicos simultáneos es igualmente viable.
La ventaja que tiene la estrategia de prevención del gobierno de la Ciudad de México radica en la existencia de una vacuna para evitar contagios de influenza. Lizbeth Harman, en su libro Pandemias de Influenza, afirma que las vacunas anuales son suficientes para proteger a los pacientes contra la mayor parte de los cambios que el influenzavirus pudo tener desde la temporada anterior. Este año, el gobierno capitalino espera tener la vacuna lista para octubre.
Si suficientes personas adquieren la vacuna para la influenza a tiempo, es posible detener la temporada estacional antes de que empiece.
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