El misterio sobre los restos identificados de otros dos normalistas de Ayotzinapa

Los forenses expertos no han avalado todos los casos y los familiares dudaron del hallazgo porque eran en el marco de la "verdad histórica" impuesta para dar carpetazo al tema

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Solo en dos casos los expertos forenses argentinos han dado su aval a las autoridades mexicanas (Foto: Especial)
Solo en dos casos los expertos forenses argentinos han dado su aval a las autoridades mexicanas (Foto: Especial)

Junto con la identificación de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre ya sumarían tres normalistas de Ayotzinapa cuyos restos han sido identificados, pues las autoridades federales de la nueva Fiscalía y la anterior Procuraduría General de la República comunicaron la identidad de Alexander Mora Venancio y Joshivani Guerrero de la Cruz, pero sólo en dos casos ha habido un respaldo por parte del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

El 7 de diciembre de 2014, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que algunos restos hallados en el basurero de Cocula correspondían al joven Alexander Mora Venancio, esto también lo confirmó, un día antes, Felipe de la Cruz, vocero de los padres de los normalistas de Ayotzinapa, pues el EAAF se los había referido.

Este joven fue el primero en ser ubicado de los 43 estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos de quienes no se tuvo más noticia desde la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre. Era originario de una comunidad llamada El Pericón, unos 100 kilómetros al sur de Chilpancingo, la capital de Guerrero a que pertenece esta localidad.

A Mora Venancio, sus allegados lo identificaban como alguien aficionado al fútbol, era el camiseta número 12 de la Juventus, club local en que jugaba; su casa en Pericón está junto a la cancha del pueblo, según una nota de la BBC Mundo.

Alexander Mora Venancio fue el primero de los identificados (Foto: Twitter@INEHRM)
Alexander Mora Venancio fue el primero de los identificados (Foto: Twitter@INEHRM)

El estudiante, quien soñaba con ser maestro, tenía apenas 19 años de edad cuando la madrugada del 27 de septiembre fue víctima de desaparición forzada y supuestamente entregado a Guerreros Unidos, un grupo del narcotráfico que se habría encargado de quemar a los normalistas en un basurero de Cocula y después arrojar los restos al río San Juan, todo esto según la “verdad histórica” de la entonces PGR encabezada por Jesús Murillo Karam.

En su momento, Vidulfo Rosales, abogado de los familiares a través del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, reconoció los resultados de la PGR sobre muestras enviadas a Universidad de Innsbruck, en Austria, institución que analizó fragmentos óseos y confirmó, por estudios genéticos, que una parte de hueso y una muela correspondían al joven que estudiaba el primer año para licenciarse como maestro de escuela primaria.

Pero ni el defensor legal ni Ezequiel Mora Chora, padre del normalista, creyeron en la hipótesis de las autoridades. A pesar de que Murillo Karam asentó que la incineración realizada por Guerreros Unidos era el móvil de la desaparición, los familiares acusaron que esto pretendía dar carpetazo al asunto.

El estudiante, quien soñaba con ser maestro, tenía apenas 19 años de edad cuando la madrugada del 27 de septiembre fue víctima de desaparición forzada (Foto: Especial)
El estudiante, quien soñaba con ser maestro, tenía apenas 19 años de edad cuando la madrugada del 27 de septiembre fue víctima de desaparición forzada (Foto: Especial)

Fue así que a poco más de dos meses de los hechos, los seis hermanos de Chande o Roca, como apodaban a Alexander Mora Venancio, tuvieron certeza sobre el paradero de su ser querido, quien aspiraba a mitigar la situación de pobreza mediante la docencia y ayudar en la economía familiar a su padre, dedicado al oficio de taxista.

De los 43 estudiantes desaparecidos, ocho eran de Tecoanapa, en la Costa Chica, para estudiar en la normal rural de Ayotzinapa, entre cinco y siete horas al norte de la región.

La segunda identificación un año después

Para el 16 de septiembre de 2015, casi un año más tarde de los eventos en Iguala, Arely Gómez, titular de la PGR, informó que se había logrado la identidad de Joshivani Guerrero de la Cruz, pero este proceso no tuvo respaldo del EAAF.

El joven tenía 20 años cuando fue desaparecido, junto con sus otros 42 compañeros normalistas, por policías municipales de Iguala y Cocula. Nacido en Omeapa, el joven provenía de una familia de campesinos y tuvo que sortear las dificultades de acceso educativo para estudiar la secundaria y preparatoria unos 10 kilómetros al oeste de su comunidad, en la ciudad de Tixtla, la cabecera municipal guerrerense.

Al igual que sus compañeros, Guerrero de la Cruz aspiraba a mejorar sus condiciones de vida mediante una profesión como la docencia.

El joven tenía 20 años cuando fue desaparecido, junto con sus otros 42 compañeros normalistas, por policías municipales de Iguala y Cocula.(Foto: Twitter@xmax444)
El joven tenía 20 años cuando fue desaparecido, junto con sus otros 42 compañeros normalistas, por policías municipales de Iguala y Cocula.(Foto: Twitter@xmax444)

De acuerdo con su hermana, el normalista buscaba: “ayudar a la comunidad, porque a Omeapa mandan maestros que son de lejos, profesores que no le ponen suficiente interés a la niñez para que pueda tener un conocimiento más amplio”, según consignó Animal Político. Joshivani Guerrero de la Cruz era el menor de siete hermanos.

Cuando Arely Gómez informó en rueda de prensa sobre el hallazgo, refirió que la identificación fue a partir del estudio de un fragmento de hueso, sin embargo, los resultados no eran 100% concluyentes.

El ADN de la muestra analizada proporcionó “evidencia moderada”, de ello se determinó que existían 72 posibilidades de que la pieza ósea sí perteneciera a Guerrero de la Cruz, contra una posibilidad de que no lo fuera, de acuerdo con estudios de la Universidad de Innsbruck.

Tanto en el caso de Alexander como de Joshivani, la PGR refirió que los restos estudiados provenían de una bolsa encontrada el 29 de octubre de 2014 en el río San Juan y que fue a donde los narcotraficantes arrojaron los restos, según la “verdad histórica”.

El 28 de octubre de 2014, a sólo un mes de la desaparición de los estudiantes, Tomás Zerón, jefe de la Agencia de Investigación Criminal desde septiembre de 2013 hasta 2016, dirigió la indagatoria en las inmediaciones del basurero de Cocula y del Río San Juan, donde, al día siguiente (el 29) buzos de la Marina habrían encontrado bolsas con restos óseos quemados.

El 28 de octubre de 2014, a sólo un mes de la desaparición de los estudiantes, Tomás Zerón, jefe de la Agencia de Investigación Criminal desde septiembre de 2013 hasta 2016, dirigió la indagatoria en las inmediaciones del basurero de Cocula y del Río San Juan
El 28 de octubre de 2014, a sólo un mes de la desaparición de los estudiantes, Tomás Zerón, jefe de la Agencia de Investigación Criminal desde septiembre de 2013 hasta 2016, dirigió la indagatoria en las inmediaciones del basurero de Cocula y del Río San Juan

El hecho fue denunciado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en un video, lo que dio lugar a la especulación de que los restos podrían haber sido sembrados. El funcionario aseguró que estas investigaciones fueron transparentes, de diligencia formal y con mandamiento ministerial. Incluso dijo que el recorrido en el Río San Juan se efectuó en compañía de Agustín García Reyes, alias El Chereje, uno de los detenidos clave en la desaparición de los normalistas; este sospechoso habría confesado la versión sobre que los restos fueron arrojados al río, luego de quemar los cuerpos.

A su vez, la PGR tampoco habría avisado ni tenido presencia del EAAF cuando recolectaron evidencia en el basurero de Cocula.

“He instruido que se integre un equipo de trabajo conformado por especialistas, médicos, antropólogos y genetistas a quiénes en un ejercicio de apertura y transparencia, podrán sumarse los coadyuvantes, el equipo argentino de antropología forense y el GIEI para que uno a uno sean revisados y evaluados nuevamente los más de 63,000 fragmentos óseos que fueron recolectados del río San Juan y del basurero de Cocula”, informó entonces Arely Gómez.

Este 7 de julio de 2020, a casi seis años de la desaparición forzada de que fueron víctimas 43 normalistas de Ayotzinapa, la Fiscalía General de la República anunció la identificación de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, con muestras de derrumbar la llamada “verdad histórica”, porque los restos analizados para lograr la identidad fueron hallados a 800 metros del basurero de Cocula.

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