OPINIÓN: Cuando la mente sale de paseo

Cuando un pensamiento está automatizado, está fuera de la conciencia. Estamos pensando y no nos damos cuenta que lo estamos haciendo, ni tampoco del contenido y de la implicación emocional que tienen esos pensamientos

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(Foto: cortesía)
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Muchas veces nuestra mente sale sin rumbo, a dar un paseo. ¿En cuántas ocasiones nos hemos encontrado tomando un café en un bar, mirando por la ventana y dejando nuestra mente vagar de un lugar a otro? ¿O pensar lo primero que se nos viene a la cabeza y después abandonar ese pensamiento dándole lugar a uno nuevo con una mínima o nula intervención de nuestra parte?

Estos paseos son una actividad muy común de nuestra “mente errante” y hoy se sabe que una mente errante es una mente infeliz y que pasamos más del 46% del tiempo pensando en cosas que no estamos haciendo y que este “Soñar despierto” no nos hace felices. El vagar sin rumbo ni motivo no nos procura bienestar ni felicidad. La capacidad que tenemos los seres humanos de pensar en algo que no está sucediendo en el presente y de imaginar infinidad de escenarios posibles, es un logro cognitivo pero que tiene a su vez, un alto costo emocional.

Si no mantenemos el control de nuestros pensamientos, su paseo nos puede costar bastante caro. Apenas dejamos de observar el curso que toman los pensamientos, caen en circuitos y recorridos pre-establecidos y automatizados. Cuando un pensamiento está automatizado, está fuera de la conciencia. Estamos pensando y no nos damos cuenta que lo estamos haciendo, ni tampoco del contenido y de la implicación emocional que tienen esos pensamientos. Solo cuando de manera consciente nos detenemos a ver el proceso, se corta o se detiene la automatización y de esa manera, retomamos el control.

Más del 90% de la actividad mental que realizamos en el día está automatizada y cuando miramos nuestro pasado sucede lo mismo. Por ejemplo, si recordamos las maravillosas vacaciones que tuvimos, las recordamos de la misma manera. Una y otra vez volvemos al mismo recuerdo y de idéntica forma, activando el mismo circuito mental. Esa es la razón por la cual solemos repetir y contar nuestras historias siempre de la misma manera.

La gran ventaja que tenemos los seres humanos es que somos los únicos seres del planeta que tenemos la posibilidad de observar y modificar la actividad mental en el mismo momento que está sucediendo, lo cual nos posibilita cambiar nuestra conducta, nuestro pensamiento y las emociones que, a su vez, se desprenden de ellos.

En psicología esta capacidad de observarnos y de regular los procesos mentales se denomina “metacognición”. Es decir, tomar conciencia de nuestra propia conciencia.

Y esto es lo quiero destacar en la columna de hoy, del poco tiempo que nos dedicamos a observarnos, a pensar sobre qué es lo que estamos pensando. Solemos decir: mira por donde caminas, de esa forma evitarás tropezar o caerte. Lo mismo deberíamos decirle a nuestra cabeza: Mira lo que piensas, mira el recorrido que toman tus pensamientos, de esa forma evitarás sufrimiento.

La manera de retomar el mando es observar lo que estamos pensando, el camino que estamos recorriendo y el curso que han tomado nuestros pensamientos. Si nos distraemos nuestra mente sale de paseo, nuestras emociones quedan sin norte y nosotros sin rumbo.

*Psicóloga y escritora

Lo publicado aquí es responsabilidad del autor y no representa la postura editorial de este medio

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