Lejos de las promesas del gobierno que dibuja un México donde los niños tienen acceso a la educación básica, con clases de inglés, computación y aulas interactivas, en la frontera con Estados Unidos, las comunidades migrantes luchan por obtener lo más básico: libros y pupitres.
Estefanía Rebellón, directora del programa Yes We Can (Sí podemos, en español), da cuenta de la odisea diaria que significa enseñar a una población donde la mayoría vive en pobreza.
Huyendo de la miseria y el horror de sus naciones, migrantes centroamericanos esperan en Tijuana, Baja California, que alguna de las solicitudes de asilo en Estados Unidos se haga realidad.
Mientras eso sucede, miles de niños permanecen aglutinados en albergues y con oportunidades precarias. Pensando en ello, Rebellón puso en marcha un programa escolar "Escuela sobre ruedas" para menores refugiados.
En un autobús que solía tener una capacidad para 55 personas, pero sin los aventajados interiores, la directora puede ahora acomodar a 80 niños dispuestos a obtener una oportunidad de estudiar.
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Rebellón ha dado la bienvenida a 37 estudiantes de cinco a 12 años, y acogerá a otros 20 en las próximas semanas. Asimismo, Yes We Can tiene en mente lanzar un programa para adolescentes en tiendas de campaña.
Los profesores acreditados en México tienen experiencia trabajando con niños desplazados en América Latina, Además, se está trabajando para traer a un cuarto que habla dos lenguas indígenas aparte de español e inglés.
La mayoría de los alumnos son de familias que quedaron atrapadas en Tijuana durante semanas o meses a medida de que se alarga la lista de espera para los asilos en EEUU.
"Viven (los niños) en Honduras, El Salvador y Guatemala, así como de estados mexicanos como Guerrero, Michoacán y Guanajuato, donde los pobladores temen a menudo aquedar atrapados en el fuego cruzado de los enfrentamientos entre narcos", expresó la directora en entrevista con Reuters.
Los profesores que viven en las ya mencionadas entidades mexicanas por lo general dejan de ir por miedo a ser asesinados y secuestrados.
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El programa actualmente se encuentra inscrito a un programa de donaciones, para que pueda expandirse a otras áreas fronmterizas como Ciudad Juárez y Mexicali, que actualmente cuenta con un aumento de la población migrante.
Rebellón, que también trabaja como actriz en Los Ángeles, dijo que sabe lo que es sentirse perdida como niña migrante. "Cuando tenía 10 años,me mudé de Colombia a Miami, pues mis padres habían sido amenazados de muerte".
La escuela se convirtió en su refugio.
El pasado sábado en un Walt Mart en El Paso, Texas, se registró un tiroteo que dejó 22 personas muertas, incluyendo ocho mexicanos.
El presunto asesino, Patrick Crusius, un hombre blanco de 21 años, ejecutaba un presunto manifiesto que describía un ataque inminente y criticaba a los migrantes: "Si podemos deshacernos de suficientes, entonces nuestra forma de vida puede ser más sustentable", señaló.
Poco después de que el francotirador disparó contra la multitud, sus cuentas de Linkedin y Facebook fueron cerradas.
"Es atroz que haya tanto odio en este país que se ha convertido en tiroteos masivos, que ha costado la vida de inocentes", destacó Rebellón.