Las imágenes de la jornada 32

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Madrid, 21 abr (EFE).-

El pitido final fue la resolución de LaLiga EA Sports. Se sentía en la grada, lo sabía el público, lo admitían algunos gestos de los futbolistas sobre el terreno de juego, entre los abrazos, las sonrisas, la apoteosis del público del Santiago Bernabéu... Once puntos de ventaja en la cima con 18 por disputarse hacen indudable su campeonato.

En el minuto 47 y 29 segundos, en un balón dividido, Fede Valverde fue con energía. Su despeje del balón desde el suelo impactó de forma fortuita con Frenkie De Jong, que se quedó tendido en el césped, con las manos en la cara, con la ineludible sensación de que se había dañado el pie derecho. Se puso de pie, cojeando. Desconsolado. Después se subió a la camilla para abandonar el terreno de juego, entre el aplauso mayoritario del público del Santiago Bernabéu.

Padre contra hijo. Diego Simeone, en el banquillo del Atlético, contra Giuliano Simeone, en su primera aparición en el once con el Alavés, tras su lesión de la pretemporada. Giuliano venció el duelo. Por su entrega, por su atrevimiento, porque habilitó la acción del 1-0, y por su gran partido. Diego lo perdió. "Los dos sabemos distinguir en el trabajo la profesionalidad que tiene cada uno", dijo Giuliano a 'Dazn'. "Estoy orgulloso de Giuliano por cómo trabaja, porque nunca baja los brazos, porque juegue o no juegue suma para el grupo porque está educado de esa manera y obviamente transmite lo que hizo este domingo. Él no tiene padre, no tiene madre, cuando hay que ganar hay que ganar. Y eso me gusta", expresó el entrenador del Atlético.

En el minuto 65 del empate del Athletic y el Granada, sufrió una tremenda entrada de Bruno Méndez. El defensa uruguayo se lanzó al suelo y le propino un golpe durísimo en la cara interior del tobillo derecho. Fue sancionado con tarjeta amarilla. Yuri, maltrecho, fue atendido sobre el césped. Curada en un primer momento la sangrante herida, volvió al campo. No podía ni andar. También parecía dañado el tobillo. Cinco minutos después fue reemplazado, mientras se citaba para el final del choque con su rival. Al término del duelo, acudió sin bota, sin media, con el daño visible a ojos de todos, a transmitir su enérgica protesta y malestar al árbitro, Iglesias Villanueva.

En plena pugna por la permanencia, el Celta perdía 0-1 con Las Palmas en Balaídos, hasta el minuto 36 y 33 segundos, cuando Iago Aspas remachó el 1-1. Nada más marcar el tanto, tan esencial, se besó el escudo de su camiseta. Después, se lo agarró. Lo reivindicó. Luego dio el 2-1 a Williot Swedberg, dos minutos y 13 segundos después. En el segundo tiempo, aún dio otro tanto a Douvikas y marcó el 4-1. Fundamental.

La finalización del partido contra el Cádiz, con una goleada por 4-1, clasificó matemáticamente al Girona para competición europea por primera vez en su historia. Quiere la Liga de Campeones. Pero, de momento, celebra un hecho para siempre en el club. Todos, con camisetas rojas, abrazos constantes, sonrisas y orgullo, por alcanzar la cota más alta de sus 94 años de existencia. Ya divisa la Champions.

Al borde del descenso matemático, incluso puede que no le valga ni ganar la próxima jornada, el gol de Alexander Sorloth en el minuto 92 fue el golpetazo definitivo, el 1-2 para el Villarreal, la vigésima derrota en 32 jornadas del Almería, que asume su caída de la elite como un destino inevitable, reflejado en el rostro de cada uno de sus jugadores y su entrenador, Pepe Mel. Sin consuelo. Sin solución posible. EFE

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