Nuevas sanciones británicas pos-Brexit ante la prueba china

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Tras apuntar hacia Rusia y Arabia Saudita, el nuevo régimen de sanciones británico enfrenta una prueba importante: en plena crisis en Hong Kong, Londres se ve cada vez más presionada a aplicarlo contra funcionarios chinos.

Dominic Raab, ministro de Relaciones Exteriores, dio a conocer el lunes el nuevo mecanismo por el cual Londres puede imponer sanciones, por primera vez independientemente de la ONU o de la Unión Europea (UE), "a aquellos involucrados en las peores violaciones de los derechos humanos en el mundo".

Entre las primeras 49 personalidades y organizaciones en la mira británica figuran sobre todo rusos y sauditas, acusados de estar implicados, respectivamente, en la muerte del abogado Sergei Magnitsky, en una prisión rusa en 2009, y en el asesinato del editorialista Jamal Khashoggi, en Estambul en 2018.

Esta lista negra de personas a las que se les prohíbe ingresar o realizar operaciones financieras en territorio británico ha provocado la ira de Rusia y corre el riesgo de enfadar al aliado saudita. Aún así, hay llamados de ampliarla a ciudadanos de otros países, chinos en particular.

"La mayoría de los comentaristas pensaron, sin lugar a dudas, que Rusia sería el gran caso que pondría a prueba al Reino Unido", señaló a la AFP Richard Whitman, del instituto Chatham House. Pero, esto antes de la crisis de Hong Kong, que apareció como "salida de la nada".

La entrada en vigencia de una ley de seguridad muy controvertida, impuesta por Pekín a Hong Kong tras las manifestaciones pro-democracia, ha provocado una fuerte reacción de Londres, que prometió ampliar los derechos de inmigración, y más adelante el acceso a la ciudadanía británica a millones de habitantes de su ex colonia.

Diputados, tanto del Partido conservador, en el poder, como opositores laboristas han reclamado que se impongan sanciones a funcionarios chinos, incluida Carrie Lam, jefa del gobierno de Hong Kong, designada por Pekín.

Para Whitman, este consenso, fomentado además por las acusaciones de represión contra la minoría musulmana uigur, hará "muy difícil" al gobierno tirar el balón afuera.

- Indicador diplomático -

Para Emil Dall, investigador del centro de expertos RUSI, por ahora el gobierno británico "espera ver" si su aliado estadounidense adopta sanciones contra Pekín.

De manera general, Dall espera que este nuevo régimen de sanciones británicas sea el reflejo de un mayor alineamiento diplomático con Estados Unidos y Canadá, que con la UE, en función del concepto de "Global Britain", destacado tras salir del bloque.

Serán "sanciones británicas con sello británico, en tanto antes lo eran con el de la UE", añadió.

Se considera que el Reino Unido está en posición de castigar a personas que violan los derechos humanos, por la atracción que Londres ejerce sobre las fortunas del mundo al ser un centro financiero internacional.

Sin embargo, Dall considera que Londres no podrá imponer sanciones "sin el apoyo de sus socios".

Londres deberá cuidarse de sus propias contradicciones, so pena de perder credibilidad. Al día siguiente de anunciar sanciones contra Riad, anunció la reanudación de venta de armas a los sauditas, lo que provocó fuertes críticas. La diputada "verde" Caroline Lucas denunció una "hipocresía que la dejó perpleja".

Irán, país con el cual mantiene relaciones muy tensas desde hace décadas, se anuncia un revelador de la dirección tomada por la diplomacia británica.

Tras el abandono por Washingrton del acuerdo sobre el nuclear iraní, Londres parece más alineada con Bruselas que con Washington.

No es porque el Reino Unido haya abandonado la UE lo que necesariamente cambiará su política respecto a Teherán. Whitman matiza: "es una política emblemática para el Reino Unido (...). Demuestra que puede hace cosas junto a Francia y Alemania".

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