HUMBERTO BERTAZZA - presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires
En términos de oportunidad están dadas las condiciones económicas y sociales del país para aplicarlo y, además, el panorama internacional condiciona la decisión en la Argentina, porque implica que aquellos que posean depósitos en el exterior van a sufrir la información de sus tenencias.
Falta evaluar el impacto impositivo por las alícuotas, si además de la declaración de tenencias en el exterior estas pueden ser repatriadas o no. Hablar de un 10% involucra un monto no barato para este blanqueo, pero lo fundamental va a ser qué prioridad le va a dar cada uno al tema, si se va a priorizar el costo o la seguridad de contar con fondos declarados.
Consideramos que también es muy importante el día después de lo que entre en un blanqueo. Por ejemplo, debería modificarse el impuesto a los Bienes Personales, que hoy es inexistente, en 300.000 pesos. Se está hablando de llevarlo a un millón de pesos, pero además se volvería a gravar sólo el excedente de esa cifra. No hay que descartar que, como sucedió en otros países, también haya algún régimen especial para el primero o hasta el segundo año de quienes entran en el proceso de regularización de activos, con una alícuota menor que la actual.
CÉSAR LITVIN – Estudio Lisicki, Litvin & Asociados
Es el momento propicio para esta herramienta de exteriorización, de acuerdo con la sugerencia que está haciendo la OCDE de generar un intercambio de información tributaria. Lo que estaría haciendo Argentina se estaría alineando con lo que se está haciendo en el resto del mundo.
Además es una oportunidad importante para invertir en la Argentina, con más expectativa de seguridad jurídica de gente que ha tenido que retirar su dinero del sistema exclusivamente para proteger su patrimonio del 'corralito', 'corralón', Plan Bonex, cepo cambiario, que han generado un incentivo a la huida de capitales.
Entiendo que sumado a la situación del contexto internacional de transparencia fiscal, en un camino sin retorno, va a haber una radarización global de bienes no declarados y eso también suma a la idea de que esta amnistía les da la oportunidad a los contribuyentes de empezar a dormir tranquilos, porque va a ser un juego peligroso esconder bienes y dinero en el exterior.
IVÁN SASOVSKY - Estudio Sasovsky y Asociados
Es sumamente oportuno porque salimos de un momento de mucha restricción, obligada por la desconfianza de muchos contribuyentes que enviaron sus capitales al exterior porque el Gobierno no les garantizaba seguridad jurídica. Es decir que en la Argentina se decidió ocultar los fondos por motivos distintos a los que normalmente existen. El miedo era justificado.
Se están realizando amnistías fiscales en varios países que se pusieron de acuerdo para que a partir del 2017 se produzca un intercambio de información. Por lo tanto la OCDE y la Argentina como miembro del G20 al adherir a este intercambio de información está obligada a hacerse cargo de los capitales que no tienen declarados sus ciudadanos.
Luego del escándalo internacional por los Panamá Papers, tener fondos no declarados se convirtió en un hecho mediático. El perjuicio de no pagar impuestos también es una cuestión de imagen.
RAÚL CUELLO - ex director general de la DGI y ex secretario de Finanzas de la Nación
Desde el punto de vista del contribuyente, tiene motivaciones psicológicas positivas derivadas del cruce de información fiscal que comenzará a circular entre los estados, por ahora excluidos los EEUU, a partir del anuncio del gobierno de Suiza de que los bancos envíen a sus clientes un pedido de informe del origen de sus capitales, porque refleja la vocación de combatir las acciones de lavado de dinero proveniente del narcotráfico y actos terroristas. Por eso se estará frente a un blanqueo y amnistía tributaria diferente de todos las que hubieron en el pasado.
ORLANDO FERRERES - director de OJF & Asociados
El blanqueo va a dar muy buenos resultados y por tanto lo relevante será ver cómo se aplican los fondos. Si se piensa que los capitales de los argentinos fuera del circuito financiero pueden estimarse en unos USD 400.000 millones, de los cuales la mitad estarían en negro, con que ingresen entre 10% y 15%, se trataría de unos 20.000 a 25.000 millones de dólares.
Se supone que los fondos se colocarían en bonos de la deuda pública con un plazo de inmovilidad de dos a tres años, para que no haya emisión de pesos. Mientras que ingresarían a la caja fiscal alrededor de unos 1.000 a 1.500 millones de dólares.
Optimismo de bancos
Economistas de bancos se mostraron incluso más optimistas, ya que parten de la expectativa de que "a partir del nuevo escenario que plantea una economía en la que se fueron eliminando los cepos y las restricciones a operar con el resto del mundo, los capitales ociosos que hoy no generan renta podrían sumarse a la amnistía tributaria hasta unos USD 50.000 millones, y dejar generar una caja inicial para el fisco del orden de los 4.000 millones de dólares".