La apasionante historia centenaria de un icónico hotel de Villa La Angostura

Enmarcado en un lugar de ensueño, el hotel Correntoso cumplió 100 años. Cómo la “Pensión de Doña Rosa” se convirtió en el motor que perfila la identidad turística de la zona?

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Muchos creen que Villa La Angostura es un reciente destino de moda y que surgió hace pocos años. Pero se equivocan: en 1903, un visionario italiano llegó a esas tierras desiertas decidido a hacer historia. En poco tiempo y desde entonces, ese destino turístico se convirtió en un clásico entre los amantes de la pesca y la vida natural.

La imponente belleza de Villa La Angostura hace que sea un lugar recurrente del presidente Mauricio Macri, cuando busca unos días de descanso y tranquilidad rodeado de sus amigos y de su familia. La reina de Holanda, Máxima Zorreguieta, es otra de las asiduas visitantes de Villa La Angostura. Suele instalarse por varias semanas junto al rey Guillermo y sus tres hijas, y aprovecha la estadía para visitar a su hermano Martín, quien se dedica a la gastronomía en su restaurant "Tinto Bistró".

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

"Angostura" es cada vez más elegida no solo por el turismo local, sino también, por el internacional que descubre sus maravillosos paisajes, enmarcados entre las montañas y sus lagos cristalinos.

En ese imponente marco, frente al lago Nahuel Nuapi y la Cordillera de los Andes, se erige el hotel Correntoso, un testigo privilegiado del impresionante crecimiento de Villa La Angostura. El hotel, que acaba de cumplir su centenario, es uno de los más antiguos del país y su rica historia mereció ser contada por el escritor Yayo De Mendieta en su libro "Apuntes del Correntoso", una obra donde repasa los orígenes y las distintas etapas que atravesó hasta transformarse en un emblema de la Patagonia.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

Primo Capraro era un pujante y tenaz italiano que, en 1903, quedó cautivado con la zona del río Correntoso y decidió asentarse allí junto a su esposa alemana, Rosa Maier. En 1917, el matrimonio instala la "Pensión de Doña Rosa", una sencilla cabaña de pescadores ubicada en un sitio estratégico sobre un risco y que se convirtió en el puntapié inicial de una apasionante historia de cien años.

En 1922, Capraro decide apostar al turismo y transforma a la "Pensión de Doña Rosa" en el Hotel Correntoso, convirtiéndolo para siempre en el paraíso de los pescadores, de los aventureros y de los amantes de la naturaleza.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

Con el paso de los años y, también, de varias remodelaciones, el hotel se convirtió en un símbolo indiscutible de la zona, que ya no solo atraía a los pescadores más apasionados sino también a sus familias, que lo elegían para pasar largas temporadas de vacaciones.

Los fanáticos de la pesca habían encontrado su lugar en el mundo frente a las aguas del hotel, donde podían instalarse a descansar en familia y, a su vez, obtener truchas de gran porte, como una de 11 kilos que batió un récord mundial en 1968.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

Un sinfín de personalidades ilustres pasaron por este histórico hotel, desde los ex presidentes Arturo Illia, el general Agustín P. Justo y Alejandro Agustín Lanusse, hasta artistas como Sandro, quien allí grabó la película "Siempre te amaré", e Isabel Sarli, que se alojó junto a Armando Bo mientras filmaba las famosas escenas de gran erotismo del film "Intimidades de una cualquiera ", que tuvieron lugar en las playas del Nahuel Huapi.

Entre las numerosas historias que encierra el Correntoso se incluyen pintorescas notas de color, como las "mascotas" que llamaron la atención e hicieron las delicias de los pasajeros. "Bra" fue un ciervo traído desde la Isla Victoria por el hijo de Primo Capraro, que no sólo se dejaba tomar fotos por los sorprendidos huéspedes sino que hasta se dio el gusto de irrumpir en el comedor, durante un almuerzo en el que se encontraba el presidente Agustín Lanusse.

En otra oportunidad, el travieso animal le quitó el sombrero a una turista y, también, asustó a un grupo de personas que se sorprendieron con su presencia y corrieron a esconderse, hasta que un empleado del hotel los "rescató" del encierro.

La "cabra voladora" fue una inesperada visita, que se sintió tan a gusto con el hotel que decidió volver casi a diario y pasear por el parque. Pero un día decidió ir más allá y se animó a entrar. Alcanzó a llegar a lo más alto y, al ser advertida por los empleados y pasajeros, se arrojó al vacío ante las miradas atónitas. El animal golpeó contra el suelo y permaneció varios minutos sin moverse. Todo hacía pensar en el peor desenlace, sin embargo, repentinamente se levantó y salió corriendo sin siquiera un rasguño.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

En la década del 80, el hotel dio un giro y se convirtió en una colonia de vacaciones, administrada por sacerdotes. Pero años después, la suerte del Correntoso cambió por completo: totalmente desmejorado y casi en ruinas, se puso a la venta. Los especialistas aseguraban que no había manera de poder recuperarlo: había que demolerlo y empezar de cero.

Pero la suerte jugó a favor del hotel, cuando una tarde Alejandro Laurence -que en ese momento se desempeñaba como presidente del Banco Liniers- se encontraba pescando en frente y le contaron que el Correntoso estaba a la venta. "Nadie se le animaba: estaba muy caído desde hacía 20 años… y nos encontramos", explica Laurence a Infobae.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

Seducido por la idea de tener una vida más relajada, dejó su puesto en el banco y lo compró. Pero hizo caso omiso a las recomendaciones que indicaban que había que demolerlo: consiguió transformarlo en un hotel elegante, moderno y con todas las comodidades, que mantiene intacta la esencia de los audaces aventureros que -cien años atrás- llegaban tras viajar durante días y a vapor.

"Después que pasamos el efecto Tequila, me puse a pensar si mi vida iba a ser eso, o iba a ser un poco más normal. Mi familia estaba sacrificada en función de mi estrés, de mis corridas y de mis locuras. Vine acá de vacaciones y acababa de convertirme en padre de mi hijo menor. Pensé: "Este chico se va a quedar sin padre". Un día estaba pescando y me cuentan que estaba a la venta. En un impulso, lo compré. Así que lo rehicimos pero con los estándares más modernos", cuenta Laurence.

Así fue como en 1997, se lanzó con su esposa, Andrea, en una gran aventura que terminó en 2003, cuando después de hacer una remodelación extrema lo reinauguraron y lo convirtieron en el actual Correntoso Lake & River Hotel, el lugar que eligen figuras nacionales e internacionales, como también personalidades del ambiente político y empresarial.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

"Hay un momento en que cada uno es artífice de su propio destino. Era presidente de un banco y, la verdad, es que estaba cansado. Quería probar otra cosa y me decían que estaba totalmente loco. Así que, compramos Correntoso y lo hicimos todo de vuelta: lo reconstruímos completamente y empezamos una actividad que no conocíamos.", contó Laurence. "No hay buenos o malos negocios: hay negocios bien o mal administrados".

Pero en 2011, la explosión del volcán Puyehue volvió a poner en juego la suerte del hotel. "Estaba pescando en Cuba y me avisaron lo del volcán pero no tomé dimensión: acá esto era un drama. Así que volví: cuando llegué me encontré con un paisaje lunar. Sacamos a pala 350 camiones de ceniza, porque no se podía entrar con máquinas. Fueron 8 meses pero la desesperación era pensar si iban a ser meses o años, porque una fumarola puede seguir por muchísimo tiempo", explica Laurence.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

Pero, cuáles son los puntos en común entre aquel inmigrante italiano, Primo Capraro, con este ex banquero que se convirtió impensadamente en un empresario hotelero y consiguió rescatar al Correntoso, conservando la esencia de sus pioneros? "Me siento identificado con ellos en jamás mirar para atrás: no tenía tiempo de hacerlo, ni de mirar los riesgos. Capraro tenía la juventud necesaria pero no tenía un peso: veía un mundo que no había visto en Europa y acá le regalaban la tierra. Era gente con mucho coraje y tenían mucha visión de futuro. No hay que ir para atrás, ni para tomar envión. Creo que tengo la misma sensación de progreso y de logro", afirma Laurence.

(Gentileza Hotel Correntoso)
(Gentileza Hotel Correntoso)

"Quise conservar la estructura porque si no, se hubiera convertido en un edificio nuevo y ya no sería el Correntoso. Esto no era un negocio: esto era un desafío de poder recuperar la historia de este lugar. Era mucho más fácil demolerlo y hacer un edificio nuevo de vidrio. Y hasta hubiera sido más rentable económicamente, pero ya no iba a ser el Correntoso y todo ese bagaje que tenía atrás se hubiera perdido. De esta manera, no solo no se perdió, sino que se revalorizó", finalizó Alejandro Laurence.