Definida por los expertos como una de las reinas más elegantes de Europa, Máxima Zorreguieta combina un mix de glamour y elegancia sin perder su sencillez. Para su diseñador preferido, Benito Fernández, su imagen "se acerca a la mujer real".
Confirmando su reinado en la industria fashion, la revista Time dio a conocer su 13ª lista anual con las 100 personas más influyentes del mundo, donde la argentina se destacó por su labor humanitaria, pero además por establecerse como un ícono de la moda.
Las 12 claves de estilo de cómo Máxima Zorreguieta paso a ser Máxima de Holanda:
La musa de Valentino: antes de convertirse en reina, Máxima le encargó al modisto italiano uno de los atuendos más importantes de su vida, el vestido de novia. Una pieza en seda de color blanco crudo, con escote cerrado al cuello y con una cola de casi cinco metros de longitud que la convirtieron en una verdadera princesa.
El mismo Valentino la inclinó a cambiar su guardarropas, más acorde al protocolo, los tailleurs de economista por faldas y vestidos de reina.
Sus 'vestidos' de plebeya, pasando por princesa a reina: de novia con Guillermo de Holanda, Máxima se inclinaba por un look clásico, neutro y sin estridencias, de la firma nacional Graciela Naum. Hoy los vestidos son su prenda fetiche, tanto en su rol de princesa como el de reina; sabe llevarlos en largos para importantes galas -generalmente de un solo hombro o strapless- y a la rodilla-, con corte Jackie.
Una paleta de color variada: desde los nudes, o el emblemático 'orange' de la corona hasta llegar al negro. Máxima se anima a impactar con prendas coloridas, predominantemente en un solo tono.
Al ser rubia, le sientan bien el rojo carmín, azul Francia, azul marino, rosa bebé y también colores más osados, como el coral, violeta, plateado, gris, y todas las gamas de los beiges.
La reina del reciclaje: como referente marca tendencia en el mundo fashion y logra posicionare como una figura que no le teme al reciclaje de las prendas una y otra vez. Su perfil bajo la convirtió en la figura más popular de la monarquía holandesa, algo jamás logrado por una reina consorte.
Con los imponentes diseños de Benito, Máxima no dudó resemantizar en cuatros ocasiones diferentes el vestido rojo strapless de shantung de seda con una falda con crochet de cintas de organza. Primero, para la celebración de los 60 años del príncipe Carlos Gustavo de Suecia en 2006. Cinco años más tarde, en una gala anual ofrecida por el cuerpo diplomático extranjero en el Palacio Real, dio que hablar por volver a encandilar a todos con la misma pieza que supo mantener vigente.
La 'exponente' de los tocados: La sofisticación que imprimen los tocados a su look son su sello. Desde los míticos sombrero pillbox, instalados por Jackie Kennedy, los fascinator con plumaje, hasta los modernos turbantes.
A menudo luce grandes tocados de ala ancha, realizados con materiales como las hojas de plátano. Su diseñadora favorita es Fabienne Delvigne, quien realiza magníficas creaciones casi esculturales, siempre femeninas y elegantes en colores vibrantes. Además, también apela a modelos de la argentina Laura Noethinger y Marta Berjar.
Joyas de la corona: desde su casamiento, la argentina sacó a relucir las más hermosas tiaras, collares y accesorios de la Casa Real. Algunas llevaban años guardadas. Entre la más destacadas se encuentra la tiara de Margarita, utilizada por varias reinas y princesas: fue la que eligió su suegra Beatriz para su coronación, el 30 de abril de 1980, y que brilló en 2002 durante su casamiento.
Otra pieza trascendental fue la tiara de la reina Ana, formada por 7 perlas y diamantes, y cuyo origen se remonta al siglo XVII. Pasó por la cabeza de todas las reinas y princesas de Holanda. La imagen de Máxima quedó inmortalizada con esa joya.
Máxima recuperó en 2009 una de las joyas más famosas de los Países Bajos: la diadema de pavo real. Ningún miembro de la familia real de Holanda la había vestido desde hacía 30 años.
Seda, razo y shantung: son su géneros preferidos para impactar en sus apariciones formales. Los luce en sus conjuntos de dos piezas, en sus vestidos hasta sacos.
Diseños cosmopolitas: de su herencia argentina y su importante preparación para ocupar el su actual puesto se refleja en sus outfits. Modistos del mundo quieren vestirla: desde el clásico italiano Valentino, hasta el holandés Jan Taminiau. De los expertos compatriotas, elige las manos de Benito Fernández o Marta Bejar
Lujo sustentable: anclado en los valores de la cultura slow que tiene algo más de 10 años, se convirtió una premisa "obligatoria" para que las marcas premium sigan siendo consideradas como tales. Al igual que Michelle Obama, Máxima es fiel a este fenómeno.
El look fuera del protocolo: para sus viajes familiares a Villa La Angostura o a la playa, Máxima se inclina por los jeans, capris y camisas. Luce el cabello suelto y no abusa de los accesorios.
El recogido es su mejor aliado: con impronta propia, que no deja detalle librado al azar, siempre lleva peinados que dejan su cara y cuello despejados.
Stilletos: son su prenda fetiche, en todas las tonalidades completan sus looks protocolares. Nude, café, negro y fucsia son favoritos.
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