La atrapante historia del estafador que vendió la Torre Eiffel ¡dos veces!

En 1925, el checo Victor Lustig saltó a la fama por ser el artífice de una estafa maestra en París. Quién fue el hombre que supo engañar hasta a Al Capone

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Victor Lustig, el rey de los estafadores
Victor Lustig, el rey de los estafadores

Las calles de París regalan la nostalgia y el romanticismo propio de los grandes personajes que han elegido este sitio para vivir. Una ventana azul en el pequeño Montmartre aún recuerda los meses bohemios de Vincent van Gogh en la ciudad, quien ha dejado una huella imborrable en el barrio de los cabarets y las casas angostas. Pablo Picasso también estampó su sello distintivo, convirtiéndose -luego de su estadía en la capital francesa- en uno de los pintores más importantes de la historia.

Caminar por la ciudad de las luces, imaginando a Julio Cortázar fumando al borde del río Sena, puede ofrecer una fuente inagotable de historias y anécdotas que ayudan a revivir lo cómico y trágico de un sitio que aún recuerda el paso de muchas celebridades, aún cuando estas -quizá- merezcan ser olvidadas.

La Torre Eiffel, todo un símbolo parisino
La Torre Eiffel, todo un símbolo parisino

El caso emblemático lo regaló Victor Lustig, nacido en República Checa en 1890, quien se dedicó desde muy pequeño a estudiar los hábitos y debilidades de las personas con un solo objetivo: mentirles, estafarlas, engañarlas. Sus aventuras poco convencionales lo llevaron, con solo 30 años, a ser el hombre más buscado por los policías europeos.

Huyó a Estados Unidos en 1920 con el afán de comenzar una nueva vida (delictiva). Y en su osadía, engañó a Al Capone, el más peligroso criminal por ese entonces. Le pidió 50 mil dólares con la promesa de devolverle el doble en 60 días. Sin embargo, el objetivo de Lustig era otro. Luego de depositarlos en una cuenta bancaria, le regresó el dinero al mafioso estadounidense, argumentando que "el negocio no era redituable". Al Capone premió su "honestidad" con mil dólares de recompensa, el beneficio que buscó Lustig desde un principio. Y la confianza para siempre.

Cinco años más tarde regresó al Viejo Continente. Fue a París con su amigo Dapper Dan, motivados por la necesidad que ambos tenían: conseguir dinero. La chispa se encendió ante una publicación de prensa que informaba que la Torre Eiffel necesitaba ser reparada. Y allí se pergeñó el plan maestro.

Lustig logró codearse con grandes comerciantes de la época
Lustig logró codearse con grandes comerciantes de la época

Se autoproclamó como el Director General Adjunto del Ministerio de Correos y Telégrafos del gobierno francés, mientras que Dapper Dan se convirtió en su "secretario". Luego de escribir varias cartas solicitando reuniones con los comerciantes parisinos más prestigiosos, logró que cinco de ellos respondieran y aceptaran reunirse con él, en forma secreta, en el legendario Hotel de Crillon.

A los posibles compradores se les dijo que la reparación de la Torre Eiffel resultaba demasiado costosa y que las 7.000 toneladas de acero se pondrían a la venta al mejor postor. Se contó con el silencio de los partícipes de la reunión y Lustig solo se centró en descifrar a quien se mostrase más decidido en efectuar la operación.

La primera víctima fue el señor Poisson, un multimillonario que pagó una fortuna para que desmantelen la estructura de la Torre Eiffel y se la entreguen a él. Hubo un contrato falso con un título de propiedad y un cheque auténtico con una suma de dinero impensada. Al notar la estafa, Poisson prefirió el silencio para no seguir pasando vergüenza.

Al Capone fue uno de los criminales más grandes de la historia de la mafia
Al Capone fue uno de los criminales más grandes de la historia de la mafia

Para ese entonces, Lustig y su socio descansaban en Viena, Austria, mientras leían los diarios con la esperanza de no ser denunciados por la víctima ante la policía. Un mes más tarde regresaron a París y lo hicieron de nuevo: engañaron a otro comerciante por la suma de USD 100 mil. Tras la denuncia de éste ante la policía, Poisson salió a la luz reclamándole al gobierno galo la propiedad de la Torre Eiffel, situación que no tuvo efecto.

Con toda la policía detrás de ellos, Lustig y Dan volvieron a huir a Estados Unidos. Pero su suerte terminó en 1935, cuando la ley alcanzó al estafador checo y a su amigo intentando comercializar dólares falsos. La vida del artista del engaño culminó en 1947, en la cárcel de Alcatraz, donde cumplía 20 años de condena. Al Capone no olvidó la "generosidad" de Lustig tras el episodio que los juntó y fue su protector en la prisión estadounidense. Una fuerte neumonía terminó con la vida del delincuente a sus 57 años.

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