Damián Quilici, pionero del stand up villero: "Se puede hacer humor sin estigmatizar"

Conocido como "el Freud de la villa", se crió en el humilde barrio de Las Tunas, Tigre, y dejó su trabajo como operario en una fábrica para hacer reír con sus monólogos. "No me siguen los pibes del Conurbano, pero sí lo hacen filósofos, estudiantes de psicología y militantes de izquierda", cuenta a Teleshow

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Los prejuicios sociales, las peleas a la salida de la bailanta, los motochorros, el embarazo adolescente y los remiseros truchos son trending topic en el stand up villero. Se trata del subgénero criollo de este estilo de humor importado del Norte, que tiene sede principal en el Conurbano bonaerense, lejos de los grandes teatros de la avenida Corrientes. Y un mensaje sobre la vida en los barrios bajos, pero sin un discurso moral.

Así lo entiende Damián Quilici (37), conocido como El Freud de la villa. Su vínculo con el stand up nació en 2012 cuando se encontraba de licencia en su trabajo en Pepsico, caminando aburrido por la calle Corrientes. Una invitación para ir a ver un show le llamó la atención y no la dejó pasar: "Me voló la cabeza. Había un comediante, Daniel Gianelli, que hablaba de ser pobre y me identifiqué tanto que me hizo reír mucho. Llegué a mi casa, me puse a ver videos y me anoté en un curso, el más barato de esa época".

Cuenta a Teleshow que no pudo dejar a un lado sus prejuicios cuando llegó a la primera clase. Menos aún cuando escuchaba que sus nuevos compañeros eran estudiantes de administración de empresas o psicólogos, y él operario en una fábrica. Después de escribir su primer monólogo se dio cuenta que podía hacer reír al público y empezó con sus shows, que cada vez acaparan mayor cantidad de gente. "Dejé mi laburo en Pepsico, dije 'me voy a dedicar a esto'. Ahí tenía obra social y todo pero con el stand up descubrí cosas que no sabía que tenía, como la escritura. Me encanta escribir y hacer humor, no sabía que podía subirme a un escenario y hacer reír a 1200 palabras como sucedió en el Festival de la Palabra".

Criado en el barrio Las Tunas por sus abuelos -su madre, soltera, trabajaba todo el día como empleada doméstica-, cursó hasta el segundo año de la secundaria, cuando empezó a trabajar en un taller mecánico. Así conoció al barrio y su gente, génesis de las relatos de sus monólogos y del libro que está escribiendo sobre "historias marginales", según sus palabras.

Su pseudónimo, El Freud de la villa, surgió como un juego de palabras a raíz de que en su anterior trabajo le recomendaban ir a diferentes psicólogos cuando se tomaba licencia, pero los profesionales solo atendían en las zonas de mayores recursos de la Ciudad: "Y yo me preguntaba por qué no hay un psicólogo de la villa que no me hable con esos términos y me diga lo que quiero escuchar, como 'tomate un vino y salí a bailar'. Entonces salió El Freud de la villa".

 
 

Humor de barrios bajos
"No solo hago stand up sino que también tengo una obra en la calle Corrientes… Sí, soy albañil", así se presentó Quilici en su show en Ciudad Emergente. El stand up villero busca visibilizar "las situaciones que se viven en los barrios del Conurbano profundo", según cuenta el entrevistado a Teleshow, lejos de las banalidades que se suelen tratar en el stand up como las diferencias entre los hombres y las mujeres, la travesía de viajar en transporte público en la ciudad o ir a comprar a un supermercado chino.

"Trato de hacer un show que signifique algo para mí: hablo de la delincuencia pero sin hacer apología, sino con chistes sobre situaciones que nos pasan a todos. Todos los días hay un robo e intento convertirlo en un chiste, o en algo absurdo. No es 'vamos a reírnos de la pobreza' porque yo vengo de ahí. Busco dejar en claro que se puede hacer otro tipo de humor, con imaginación y creatividad, y no estigmatizar a la gente de la villa porque los problemas de todo siempre lo tienen los pobres. En la villa también hay mucho arte", indica Quilici, y menciona como ejemplos al poeta y director de cine César González, nacido en la villa Carlos Gardel (Morón), y al rapero Esteban El As, oriundo de Fuerte Apache (Ciudadela).

Aunque parezca contradictorio, sus seguidores no provienen de los barrios del Conurbano, sino que son filósofos, periodistas, estudiantes de psicología y militantes de izquierda los que tiene un acceso más cercano a su humor. Explica este fenómeno en su interés por Rodolfo Walsh, su cercanía a la literatura referencial a los años '70, la filosofía nitzscheana y los escritos de Arthur Schopenhauer.

Los referentes del stand up villero -entre los que también se encuentran Sebastián Ruiz, Germán Matías y Jony Pérez, entre otros- saben que deben autogestionarse porque en muchos lugares no está bien visto su arte. A pesar de la creciente popularidad del humor marginal, Quilici admite que hay respeto de parte de sus colegas, aunque con algunas excepciones: "Tuve la suerte de estar en Comedy Central, ser presentador de Ciudad Emergente y estar en muchos espectáculos. Debe haber alguno que piensa 'a este lo llaman porque viene de la villa…'' pero hay mucho laburo atrás".

 
 

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