En la Zona Maya de Felipe Carrillo Puerto, México, se ha observado una notable disminución en el interés de las nuevas generaciones por los juegos tradicionales, optando en su lugar por entretenimientos tecnológicos como tabletas y celulares.
Este fenómeno se hizo especialmente evidente durante las vacaciones de Semana Santa, según reportes de la Dirección de Culturas municipal, que destaca como actividades lúdicas ancestrales como la Carretilla, Tin Bomba, Aro, Trompo y Tumba Palitos están siendo desplazadas por opciones que promueven el sedentarismo y pueden afectar negativamente la salud visual de los menores.
Recordemos que la mayoría de los juegos tradicionales fomentan la interacción cara a cara y el desarrollo de habilidades sociales. Y su reemplazo por tecnología puede limitar estas oportunidades, afectando la capacidad de los jóvenes para comunicarse efectivamente y trabajar en equipo.
Qué dicen las autoridades locales
Según Luis Gonzalo Velázquez, Dirección de Culturas municipal, es de vital importancia que los menores se involucren en el patrimonio cultural de su región, porque estos no solo se limita a los juegos, sino que también abarca historias, leyendas, gastronomía y la vestimenta típica.
Además, podría fomentar un estilo de vida más activo y saludable, a la vez que preservaría las raíces de la comunidad.
Por otra parte, Mario Chan Collí, cronista de la ciudad y promotor cultural, considera este cambio como una tendencia global, exacerbada en la región por la emigración de jóvenes en busca de oportunidades laborales en zonas urbanas, quienes al regresar, introducen y popularizan este tipo de entretenimientos tecnológicos.
La transición de juegos al aire libre y en grupo a entretenimientos solitarios y digitales representa, según expertos, no solo un cambio en preferencias recreativas, sino también una eventual pérdida de elementos fundamentales de la identidad cultural maya.
Qué impacto tendría el reemplazo de estos juegos por tecnología
El reemplazo de los juegos tradicionales por la tecnología entre los más jóvenes conlleva varios riesgos:
- Sedentarismo: El uso de dispositivos tecnológicos suele estar asociado con estilos de vida más sedentarios, lo que aumenta el riesgo de obesidad, problemas cardiovasculares y diabetes desde una edad temprana.
- Disminución de habilidades sociales: Los juegos tradicionales fomentan la interacción cara a cara y el desarrollo de habilidades sociales. Su reemplazo por tecnología puede limitar estas oportunidades, afectando la capacidad de los jóvenes para comunicarse efectivamente y trabajar en equipo.
- Problemas de visión: La exposición prolongada a pantallas puede causar fatiga visual, sequedad ocular y miopía, especialmente si no se toman las pausas adecuadas y se mantiene una distancia segura de la pantalla.
- Dependencia y adicción a la tecnología: El uso excesivo de dispositivos tecnológicos puede llevar a formas de dependencia o adicción, donde los jóvenes pueden sentir ansiedad o incomodidad cuando no están conectados o usando sus dispositivos.
- Pérdida del patrimonio cultural: El abandono de los juegos tradicionales por la tecnología puede llevar a la pérdida de prácticas culturales importantes que definen la identidad de una comunidad o sociedad.
- Limitación en el desarrollo de habilidades motoras: Los juegos tradicionales suelen requerir una mayor actividad física y coordinación, lo que ayuda en el desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas en los niños. Con menos tiempo dedicado a estas actividades, dicho desarrollo puede verse afectado.
- Impacto emocional y psicológico: La interacción excesiva con dispositivos tecnológicos puede influir negativamente en el estado de ánimo de los jóvenes, aumentando el riesgo de ansiedad, depresión y otros problemas emocionales y psicológicos.
Abordar estos riesgos implica un enfoque balanceado hacia la tecnología, reconociendo sus beneficios y riesgos mientras se promueve el mantenimiento de actividades tradicionales que fomentan un desarrollo saludable y una conexión con la cultura y la comunidad.