Hace seis años asesinaban a Matías Berardi, el chico que escapó de sus captores y al que ningún vecino ayudó

Al cumplirse un nuevo aniversario del secuestro y crimen de Matías Berardi, el municipio de Tigre recordará al adolescente con un acto que pretende generar conciencia en la sociedad sobre el valor de ayudar al prójimo. Esa era precisamente una de las virtudes que tenía el chico al que nadie asistió cuando más lo necesitaba.

"Se le hará un homenaje en la zona en la que estuvo secuestrado, en Benavídez. A las 18 van a poner una placa recordatoria en una plazoleta frente a la estación de esa localidad y a las 19, a cinco cuadras, se hará una misa en la parroquia Nuestra Señora del Carmen", dijo a Infobae Juan Pablo Berardi, su padre.

Recordar la muerte de Matías, aunque no se lo haya conocido, genera dolor y mucha congoja. Impotencia. Tenía solamente 16 años cuando el 28 de septiembre de 2010 fue secuestrado en Panamericana y Ruta 26, luego de descender de la combi que había sido alquilada por unos padres para trasladar a un grupo de estudiantes desde Ingeniero Maschwitz hasta Capital, donde celebraban la fiesta de egresados del colegio Santa Inés.

Mientras caminaba a su casa, una banda de delincuentes (liderada por el herrero Richard Souto y Néstor Maidana, en total eran 11) lo tomó por sorpresa y lo llevó a un galpón en Benavídez para mantenerlo cautivo. A las 5:55 uno de los secuestradores llamó desde el celular del chico a María Inés, la madre, para avisar que lo tenían secuestrado y que si querían volver a verlo debían darle "todo". Horas más tarde pidieron $30 mil de rescate (hoy sería poco menos de $74 mil).

La familia estaba dispuesta a pagar lo que pedían, pero la Policía les aconsejó que no lo hicieran y que tampoco difundieran fotos para no entorpecer la investigación. En esa situación desesperante, mientras sus padres intentaban llegar a un acuerdo con los delincuentes y trataban de congeniar con la Bonaerense, uno de los cuidadores del chico se quedó dormido (habría estado bebiendo) y Matías, con total valentía, escapó. Saltó una reja de más de 2 metros —estaba descalzo y desorientado por los golpes que le propinaron— y comenzó a correr por calles desconocidas en pedido de auxilio.

En esa carrera para salvarse se cruzó con tres personas que desestimaron su pedido de ayuda. A una de ellas le preguntó dónde estaba y le contó que había sido secuestrado. Sólo le respondió que estaba en Benavídez y siguió de largo. Una segunda también se negó a socorrerlo y una tercera, un remisero al que frenó para que lo llevara a casa, tampoco lo ayudó porque creyó que le quería robar. Ese hombre llamó al 911 y denunció que "un pibe se le tiró encima del capó del auto para robarle", pese a verlo descalzo y visiblemente desvalido y desarmado. Toda esa carrera sin éxito fue tiempo suficiente para que los Souto y Maidana se dieran cuenta de que no estaba y salieran en dos autos tras él. La hija menor del herrero lo acusó de delincuente y preguntó a los vecinos si lo habían visto. Éstos señalaron su recorrido y minutos después lo recapturaron frente al cementerio municipal.

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Fue llevado a un descampado en Campana, a unos 600 metros de la ruta 6. Allí lo hicieron bajar de uno de los autos y lo obligaron a caminar unos pasos. Un tiro le rozó el cuerpo y cayó de rodillas. El segundo disparo (los jueces determinaron que fue del arma de Maidana) le perforó un omóplato y lo mató. Como los llamados a la familia cesaron a las 20:35 (habían comenzado a las 5:55 y se repitieron durante todo el día hasta ese momento) comenzaron las sospechas del peor final. A pocas horas del 29 de septiembre de 2010, Matías fue encontrado sin vida.

"Que nuestras lágrimas siembren flores de esperanzas"

Juan Pablo Berardi, muy emocionado, recordó a su hijo como un chico "de otro planeta" por lo especial que era. Al empezar a hablar de él citó la frase que antecede a este párrafo y pidió generar conciencia.

"Matías era un genio, un tipo de otro planeta. Era un persona con una bondad increíble, que no sé de dónde salía… Vivía preocupándose por los demás. Era de esos chicos especiales, que son distintos. Lo amo con el alma y lo extraño", dijo consternado.

Era muy bondadoso, noble. Pensaba siempre en ayudar al otro. Maldita paradoja del destino porque tres personas tuvieron la oportunidad de ayudarlo y no lo hicieron. Pese a ello, la familia Berardi no guarda rencores contra ellos: "Nunca hemos hablado con ellos, tampoco es nuestra idea generar nada en contra. Lo que pasó está en la conciencia de cada uno, cada uno sabe lo que hizo. Nuestra intención es solamente honrar a Matías y tratar de sembrar alguna esperanza en la sociedad de que algo va a cambiar".

En abril de 2013, el Tribunal Oral Federal N° 3 de San Martín, integrado por Lidia Soto, Germán Castelli y Elbio Osores Soler, condenó a prisión perpetua al herrero Richard Souto, a su concuñado Néstor Maidana, Damián Sack, Gabriel Figueroa y Gonzalo Hernán Álvarez por el crimen de Matías. En tanto, sentenciaron a la pena de 24 años de cárcel a Ana Moyano (esposa del herrero), y Jennifer Souto fue condenada a 17 años de prisión. Además, Celeste Moyano, Federico Esteban Maidana y Elías Emanuel Vivas fueron condenados a 19, 21 y 18 años de cárcel respectivamente. En breve, comenzará el juicio contra la hija menor de Souto –al momento del hecho era menor de edad– que habría sido quien gritó que Matías era un ladrón para que los vecinos lo delatasen.

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