Buenos Aires, una ciudad que no duerme por el ruido

Las mediciones en puntos neurálgicos del distrito muestran niveles de sonido muy por encima de lo recomendado por la OMS, especialmente en horas de la noche. El gobierno porteño adeuda un mapa del ruido

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Alteración del sueño, stress, hipertensión arterial e infartos son algunos de los problemas que genera la contaminación acústica. En la ciudad de Buenos Aires el nivel de ruido en calles y avenidas está al límite de lo tolerable y, a pesar de que existe legislación, no se sanciona ni se controla a las fuentes que lo emiten.

Un estudio muestra los niveles de contaminación acústica por encima de lo permitido por ley y lo más preocupante es el ruido nocturno. De los seis puntos de la Ciudad medidos, el más ruidoso fue el de Corrientes y 9 de Julio donde se registraron, durante el día, 76,18 decibeles (dB). Este resultado supera hasta a las inmediaciones del Aeroparque Metropolitano en donde los aparatos detectaron 69,45 dB. Pero la mayor preocupación la genera que las mediciones nocturnas son muy similares: después de las 22, bajan a 68 dB y 60 dB, respectivamente.

Para la OMS, los sonidos por encima de los 70 dB ya resultan molestos, y si superan los 90 dB, se vuelven dañinos. Y por las noches recomienda no estar expuesto a más de 55 dB ya que esto puede favorecer problemas de insomnio, concentración y hasta isquemias. Para comprender el aumento en los niveles de intensidad del sonido hay que aclarar que obedece a una escala logarítmica, esto es que cada 3 dB, la energía se duplica para el oído humano.

El informe, realizado por la Universidad de Palermo con el Consejo Económico y Social porteño, muestra una baja leve, pero sostenida del ruido desde 2011, sin embargo, no obedece a una política pública programada y menciona como causas "la gran renovación del parque automotor ocurrida como consecuencia del boom de la venta de automóviles de en 2012, 2013 y 2014 y el ordenamiento del tránsito que paulatinamente se va dando en la ciudad como consecuencia de la construcción de distintos sistemas de carriles exclusivos (Metrobus)".

Federico Saravia, presidente del consejo indicó: "Creemos que es una debilidad de la política pública no cumplir con las leyes vigentes. La idea es desde el organismo generar iniciativas para poner el tema en agenda y reflexionar que el mapa de ruido que la ley obliga a implementar es para mitigar un contaminante y observar qué medidas tomar. No sirve sólo sacar la foto".

En la Agencia de Protección Ambiental (Apra), cuyos últimos datos oficiales son de 2014 y coinciden con los de la entidad educativa privada, indicaron que para fines de este año se completará el mapa de ruido establecido por la ley 1540 y que se abordará la problemática por comuna. La norma, sancionada en 2004, pone como límite 65 dB para el día en zonas residenciales y hasta 70 en zonas comerciales.

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Mónica López Sardi, directora del grupo de investigación del Centro de Investigación en Ingeniería Sustentable (CIIS) de la Facultad de Ingeniería de la UP indicó: "Lo que más nos llamó la atención en el último registro, tomado el año pasado, fueron los niveles de ruido en las noches. Ya veníamos haciendo este trabajo y creemos que el ordenamiento de tránsito puede haber ayudado, pero también es real que el parque automotor creció notoriamente".

La ciudad de Buenos Aires se encuentra entre las 10 urbes más contaminantes del mundo y es un problema que se repite en las grandes metrópolis, especialmente provocado por el transporte automotor.

El experto en acústica del ITBA, Fernando Del Solar Dorrego, señaló que es el transporte pesado el mayor causante de esta problemática. "Todas las grandes ciudades sufren este flagelo, pero es real que es difícil revertirlo. La verificación técnica vehicular debería hacerse en todo el parque automotor", explicó. "Un aeropuerto metropolitano tampoco ayuda, pero la mejora tecnológica en las turbinas ha dado buenos resultados. La distancia de la cual se escuchan o multiplican los ruidos también dependen de la humedad ambiente", agregó el experto.

En la Apra indicaron que "se ha detectado sobre las trazas centrales, una considerable disminución sonora" y como ejemplos ponen el Metrobus 9 de Julio y el que corre por la Avenida San Martín, que, según cifras oficiales, la reducción de la energía superó el 40 por ciento. En el gobierno porteño también mencionaron la peatonalización del microcentro como una medida de reducción de sonido del 80% y, en otros puntos, como el Viaducto Carranza en el que se trabaja con un pavimento especial.

Hace 30 años, el nivel acústico en las calles de la ciudad de Buenos Aires estaba entre los 50 y los 60 dB. Y, como se dijo, el aumento en tres decibeles de un sonido representa para el oído humano el doble de volumen.

La Unión Europea determinó hace seis años que la contaminación acústica es un problema de salud pública. Según sus estimaciones, Cada día unos de 70 millones de europeos residentes en ciudades se ven expuestos a niveles de ruido superiores a 55 dB generados, exclusivamente por el tráfico; 50 millones de personas sufren niveles excesivamente altos de ruido de tráfico nocturno, que tienen efectos realmente perjudiciales para la salud de 20 millones.