Unicef: ocho de cada diez niños en la Argentina no reciben educación formal hasta los cuatro años

La organización social reveló en un informe que el 79% de los chicos de entre 0 y 3 años en el país no accede a servicios educativos o de cuidado. Además, alertó sobre la enorme brecha de desigualdad que existe entre las diferentes regiones respecto a las posibilidades de desarrollo formativo

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La educación hasta los primeros tres años de vida es determinante para el desarrollo cognitivo de cualquier persona
La educación hasta los primeros tres años de vida es determinante para el desarrollo cognitivo de cualquier persona

La gran mayoría de los especialistas en educación coincide: la primera infancia representa para cualquier persona el período de mayor y más rápido desarrollo en la vida de una persona. Evidencias de la neurociencia demostraron que los primeros años de vida afectan de manera directa a la estructura y funcionamiento del cerebro y la vida psíquica. Sin embargo, el presente que atraviesan los niños argentinos respecto a la estimulación recibida en esa etapa es más que preocupante: un reciente informe de Unicef reveló que ocho de cada diez chicos argentinos no recibe ningún tipo de educación formal recién hasta sus cuatro años de edad.

El documento, titulado "Para cada niño, el mejor comienzo" aseguró que el 79% de los chicos de entre 0 y 3 años en el país "no accede a servicios educativos y de cuidado". Además, el informe denuncia las enormes diferencias socioeconómicas que existen entre las diferentes regiones de la Argentina respecto a las posibilidades con las que cuenta cada chico.

"El pleno desarrollo de un individuo no debería depender del hogar en el que nace", aseguró Florence Bauer, representante de Unicef en la Argentina.

"Para combatir inequidades y desigualdades sociales desde el inicio de la vida, necesitamos intervenciones tempranas. Buscamos asegurar que desde la primera infancia se cumplan los derechos de cada niño", agregó.

El documento de la entidad social está discriminado en seis capítulos, entre los que se destacan la "Inclusión Social", "Cuidado", "Educación inicial" y "Protección contra la violencia".

infobae

Acceso a la educación

En la Argentina, la educación obligatoria comienza recién a partir de los cuatro años. Por eso, un 96% de los niños de cinco años y un 81% de los de cuatro acuden a algún centro educativo. Sin embargo, poder recibir enseñanza formal entre los 0 y los 3 años, mediante el juego, es primordial para el desarrollo cognitivo, la socialización y el lenguaje.

"Poder disponer de educación a los 18 meses, 2 o 3 años va a ser determinante para la vida adulta de cualquier persona. Poder encontrar un espacio social a los 24 meses no sólo ayudará al niño a desarrollar la concepción del otro, sino que también empezará a consolidar su propio mundo, aquel en que su madre ya no forma parte. Es primordial para el desarrollo de su propia personalidad, para alimentar su autonomía y para consolidar su capacidad de vínculo", le aseguró a Infobae la licenciada en educación Lorena Fitzberg.

En tanto, Unicef aseguró que la educación inicial "permite aumentar las oportunidades de aprendizaje a futuro de las niñas y los niños. Las experiencias alfabetizadoras facilitan la adquisición de conocimientos y habilidades de lenguaje generales, primero en la oralidad y que luego se capitalizan para aprender a leer, escribir y desplegar el pensamiento abstracto. Asimismo, el juego promueve el desarrollo cognitivo, la imaginación y la socialización".

El informe desnudó las enormes desigualdades existentes entre los niños de diferentes partes del país
El informe desnudó las enormes desigualdades existentes entre los niños de diferentes partes del país

Si el dato del 79% de chicos argentinos de hasta 3 años que no reciben educación ya parece alarmante, a la hora de discriminar por regiones, el panorama es aún más desolador. En el noreste la cifra escala al 94% y en el noroeste, al 90%.

En tanto, en las zonas rurales, sólo tres de cada diez niños de 3 años acude a algún centro educativo.

En gran parte de los casos, el problema radica en el pobre clima educativo que existe en su hogar. Sólo la mitad de los trabajadores argentinos tienen licencia por maternidad o paternidad, ya que éstas se encuentran restringidas a los trabajos formales.

Otro conflicto radica en la corta duración de las licencias: "Las licencias por maternidad no llegan a los 98 días establecidos por la Organización Internacional del Trabajo en el Convenio 183; las licencias por paternidad son de sólo dos días", rezó el comunicado.

La brecha social

Unicef aseguró que el 34,4% de los chicos en edad de primera infancia son multidimensionalmente pobres. Incluso, a la hora de equiparar las posibilidades entre los nacidos en diferentes regiones de la Argentina, se puede percibir una brecha dramática: "La probabilidad de un niño que reside en una provincia del noroeste de sufrir privaciones es 6,5 veces mayor que de la de un chico de la Ciudad de Buenos Aires".

Además, se registraron importantes carencias en el sistema de protección social para los chicos: "Un 25% no accede a ningún beneficio de la seguridad social; el porcentaje incluye a un millón y medio de chicos que no reciben la Asignación Universal por Hijo pese a cumplir con los requisitos".

La socialización conseguida en un centro escolar en los primeros 2 años de vida estimula la autonomía y el desarrollo vincular de los chicos
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Violencia familiar

Uno de los puntos más alarmantes del informe residió en los casos de violencia familiar y casos de abuso sexual. Unicef destacó la dificultad de poder trazar un panorama real del problema, debido al silencio en el entorno del niño cuando el responsable de los golpes o abusos es un integrante de la familia. "Es frecuente que quien debiera proteger a un niño guarde silencio cuando el agresor es miembro de la familia o del círculo social. Esto sucede por complicidad, o por temor a sufrir represalias o a empeorar la situación. Así, la violencia infantil queda invisibilizada", afirmó el comunicado.

Además, se resalta la paradoja y la pesadilla de aquellos chicos que son maltratados en el mismo lugar que debería representar un ámbito de afecto, protección y estímulo para su desarrollo.

De acuerdo al programa nacional Las Víctimas contra la Violencia, desde 2001 hasta la actualidad fueron comunicados un promedio de 2.000 casos de víctimas infantiles por violencia doméstica por año.

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