Natalia Oreiro: "Que no crea en los políticos no quiere decir que no me interese la política"

“Soy una persona en construcción”, dice la actriz uruguaya en esta charla en la que explica cómo salió de su lugar de confort en una búsqueda que la llevó a triunfar internacionalmente, liderar el prime time, convertirse en empresaria y consagrarse en el cine

Compartir
Compartir articulo

Nunca renegó de la heroína de telenovela, pero se animó a explorar otros rumbos y enamoró en la pantalla grande. "La vorágine televisiva a veces hace que uno no se permita esperar y elegir un personaje pequeño, diferente. Comencé a elegir cosas chiquitas en el cine, distintas a las que se conocían de mí como actriz y empezaron a ver que podía hacer otras cosas. Todo empieza por uno,; si uno no decide, el afuera te encasilla siempre", explica, en referencia al camino recorrido que la llevó a ganar dos Cóndor de Plata por Infancia Clandestina y Wakolda.

Perseguidora de sus sueños, el rol de Natalia fue clave para conseguir los derechos y filmar la vida de Gilda. A diferencia de la popular cantante que inició su camino en la música cumplidos los 30 años, la actriz uruguaya siempre supo lo que quería: "Cuando empezás de chico todo es un poco más fácil, tuve la suerte de contar con padres que me apoyaron y esta irreverencia que te da la juventud de querer comerte el mundo". ¿Qué similitudes encuentra entre ambas? No son muchas, el amor por la música, creer fervientemente en algo y luchar para conseguirlo, pero siempre destaca las dificultades que, en todos los ámbitos, enfrentan las mujeres: "Tenés que pelearla, hay un montón de prejuicios que uno tiene que enfrentar, siempre tenemos que luchar el doble que los hombres para demostrar nuestra capacidad y tenemos menos oportunidades"

— Hay una escena en la que Gilda se presenta a la primera audición y se siente sapo de otro pozo, ¿vos te sentiste así en algún momento?

— Sí, muchas veces. Todos en un punto nos sentimos sapo de otro pozo cuando queremos arrancar en algo. Me he topado con personas que quizás no creyeron en mi o me dijeron que directamente me dedicara a otra cosa, pero nunca lo tomé como un problema o me victimice sobre eso.

En mi primer casting en la Argentina, el director me dijo: ‘Dedicate a otra cosa, nunca vas a poder ser actriz’

— ¿Quién te dijo que te dedicaras a otra cosa?

— En mi primer casting en la Argentina, el director me dijo: "¿Vos sos uruguaya?" "Sí" "¿Y de qué pensás vivir en la Argentina?" "Quiero ser actriz, estudio teatro". "No, dedicate a otra cosa, vos nunca vas a poder ser actriz."

— ¿Te lo volviste a cruzar alguna vez?

— Después me llamó para trabajar. Sucede mucho en el medio, a veces te pinchan un poco para ver qué pasta tenés, si te la bancás. Hay gente que funciona bien con ese tipo de manejos o estímulos y hay otros que no, que se asustan y deciden no continuar. Yo no me animaría nunca a maltratar a alguien, todos tenemos un talento; tenemos que descubrirlo y trabajarlo.

— ¿En qué momento te viste y te gustaste por primera vez?

— Soy muy crítica de mí, siempre siento que lo podría haber hecho mejor, en general no soy de relajarme.

No hay actores malos, hay malos directores

— ¿Pero no te sentís buena actriz hoy?

— Me siento mejor actriz que cuando empecé, tengo más herramientas para hacer determinados roles en los que antes quizás hubiera sido muy mala mi performance. La vida en sí misma te va enseñando, con quién uno se va rodeando, los maestros que me han tocado, compañeros actores que han sido muy generosos conmigo, grandes directores que me han dirigido. Además no hay malos actores, hay malos directores, siempre es la mirada del director la que prevalece sobre un hecho cinematográfico, el actor está un poco "al servicio de".

— ¿Qué le dirías hoy a esa que eras cuando empezaste?

— Si cierro los ojos, siento que soy la misma, quiero las mismas cosas. Tuve una época en que disfrutaba todo muchísimo, después otra en la que me criticaba mucho y eso también hizo que me preparara mejor, que estudiara más, que no le dijera que sí a todo. Estoy ahora amigándome e intentando disfrutar un poco más.

— Los "no" se vuelven muy importantes en un determinado momento.

— Sí, en un principio los sí son lo mejor que te puede pasar porque uno prueba todo, y ahí empezás a encontrarte. Y después los no construyen. ¿No aparece? Esperalo que en algún momento va a aparecer. Y si no te llega buscalo, proponelo, autogestioná.

Junto a Ricardo Mollo llevan quince años de pareja y lograron una sociedad casi perfecta en la que intentan alternarse para trabajar y así garantizar que uno de los dos esté dedicado a su hijo, Merlín Atahualpa. La clave para mantener el amor asegura que es el deseo: "Son las ganas, es en lo único que creo, en tener ganas todos los días".

A la hora de hablar de él se ilumina: "Es un genio, me baja mucho a la realidad. La persona que más cree en el mundo en mí es él, mucho más que yo, inclusive te diría que mis padres. Es alguien que me motiva mucho a superarme, a crecer y a mejorar"

— No han sido competitivos en sus carreras.

— No. Ricardo, un poco por edad y otro poco por algo que él tiene naturalmente, ya se encontró y yo todavía me estoy buscando.

— ¿Qué es lo que estás buscando?

— Me estoy buscando a mí. Soy una persona en construcción, tanto en lo profesional como en lo personal, y me estoy buscando. A veces me reconozco, a veces no me reconozco, a veces me gusto más, a veces me gusto menos.

 

Acaban de dejar su casona en el barrio de Palermo, para instalarse en un destino alejado en búsqueda de ver la salida del sol y escuchar pajaritos. Distante del modelo "Susanita" Natalia nunca soñó una familia numerosa, ni se imaginó mamá: "Llevábamos 10 años juntos y tuvimos la suerte y la bendición que viniera Atahualpa a nuestras vidas. No me imagino con más hijos ni con un niño distinto porque él es perfecto para nosotros. Rodar por el pasto, jugar a la pelota y construir con bloques están dentro de las actividades preferidas que comparten, pero nada le gana a la visita semanal a una librería en la que desarrollan la pasión por la lectura.

"La vez pasada me dijo: 'Mamá ¿Los grandes sólo trabajan, no juegan?' Eso me impactó. Le expliqué que para mí, mi trabajo era un juego, que yo disfrutaba como si fuera una niña. También me ha dicho que cuando sea grande va a trabajar poquito y a jugar mucho para poder estar con sus hijos" cuenta sorprendida por lo elaborado del planteo infantil, y agrega: "Mirá que estoy bastante con él, me imagino a veces a esos padres que se van a la mañana, llegan a la noche y los ven un rato antes de dormir que debe ser súper duro porque los niños necesitan mucho de estar con sus papás".

Muchas mujeres me decían: ‘A vos te permiten dar la teta en cualquier lado porque sos Natalia Oreiro’

— Sos una gran defensora y has trabajado en post de la lactancia materna ¿qué opinás del colecho?

— Aprendí cuando hice la campaña de UNICEF para la lactancia extendida; muchas mujeres lo tomaron para bien y otras se sintieron un poco mal. Muchas se frustraban y me decían: "Vos porque sos Natalia Oreiro que te permiten dar la teta en cualquier lado". Mirá lo que le pasó a esta chica en la plaza de San Isidro. Siempre mi experiencia es la mía, que a algunas les va a servir y a otras no. En relación al colecho es lo mismo. Para mí un niño necesita amor, y darle mucho amor nunca puede estar mal. Darle besos, amanecer con él. Entiendo que hay algo que tiene que ver con la intimidad y que cada uno tiene su espacio. Pero es re difícil, mi hijo se sigue pasando y termino como hoy toda contracturada.

— Otro tema hoy en discusión tiene que ver con los partos respetados y los partos domiciliarios, vos querías tener un parto natural y terminó en cesárea.

— Las mujeres tenemos el derecho de parir en la posición que querramos. Para algunas instituciones la mujer es un número más, la cesárea deja más dinero y muchas van a cesárea meramente por rapidez, otros médicos creen que es más seguro para el bebé y para la madre y no se quieren arriesgar. Voy a defender siempre el parto natural. Fui a cesárea porque no había posibilidad ya, habían pasado muchísimas horas y era peligroso para el bebé. Lo más importante es sentirte contenida. Hay mujeres a las que les atan las piernas en la sala de parto para que no las muevan.

— Vos no evaluaste que Merlín naciera en tu casa.

— Sí, lo había pensado como una opción. Se lo comenté al obstetra y me dijo que no lo recomendaba, confié en su palabra, me dijo que no era una buena opción para él, quizás sí con otro. De alguna manera elegí, fue compartido.

— ¿Cómo estás viendo hoy el país?

— Es un momento muy difícil. Ojalá que no se pierdan más puestos de trabajo, que la gente no se sienta tan ahogada. El trabajo dignifica y lo más importante que tiene que tener una persona es un trabajo bien remunerado y sentir que con ese dinero no solamente puede pagar las cuentas sino también puede disfrutar mínimamente de lo necesario.

He visto tanto de un lado como del otro (de la grieta) gente que se ha sentido maltratada, colegas inclusive, y eso me da mucha pena

— ¿Te has sentido tironeada en cuanto a la grieta por manifestarte de un lado o del otro?

— No, yo no, pero tampoco puedo negar que eso existe. He visto tanto de un lado como del otro que hay gente que se ha sentido maltratada y eso me da mucha pena, colegas inclusive. Todos tenemos el derecho de expresarnos libremente, siempre le digo a mi hijo: "Lo más importante en el mundo es la libertad, que nadie corte tu libertad". Eso es fundamental, y también aceptar que el otro piensa diferente sin tener por eso que ser agredido en lo más mínimo. Es un país maravilloso, todos queremos lo mejor, lo más importante es ir juntos en un mismo camino. Intentarlo.

— ¿Te sentís ya un poco argentina?

— Sí, re.

— Pero seguís hinchando por Uruguay en el futbol ¿es para pelearte con los técnicos?

— (risas) Total, sí, me re gastan. Hace 22 años que vivo en la Argentina, llevo muchos más años viviendo acá de los que viví en Uruguay. Lo que pasa es que mi corazoncito es uruguayo, pero me siento rioplatense. Este país a mí me ha dado un hijo, que es lo más lindo que tengo, y después mi profesión, que la he desarrollado en la Argentina para el mundo.

— ¿Votás acá?

— No. Tengo la ciudadanía, pero no la nacionalidad porque Uruguay no te permite tener otra nacionalidad. Pero sí me importa mucho la política porque es el país donde vivo, donde pago mis impuestos, donde mi hijo va a crecer, y quiero el mejor país para él, para nosotros y para todos. Entonces sí me importa, no es que no me importa, me da igual, no soy una persona apolítica. Que no crea en los políticos no significa que no me interese la política.

— ¿Qué es lo que más te enoja o lo que más te duele de los noticieros?

— Lo que más me duele es la realidad, pero a veces pienso que parecería que solamente pasan cosas feas. Estaría bueno también poder mostrar las cosas lindas, humanitarias y solidarias que pasan en este país. Me gustaría que no todas sean pálidas para que podamos reírnos y disfrutar un poco más.

 

Agradecimiento: Producción de vestuario Paula Balmayor