Juanse: "La cocaína lo que hace es vaciarte el alma, está creada para eso"

En esta charla con Infobae, el veterano rockero habla de su sorprendente presente religioso, asegura que “el rock no tiene nada que ver con la política” y comparte su visión sobre los dichos de Gustavo Cordera: “Tenemos que comprender al prójimo”

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— ¿Qué quedó de Juan Sebastián?

— Muy poco. Queda el documento y algunas cosas, pertenencias. La identidad está, eso no cambia. Si vos generás un cambio, para que ese cambio se note tiene que haber sido algo antes. Tiene que quedar la misma personalidad, el mismo ente, pero desde otro aspecto.

— Tu nuevo corte "Para mí" en un momento dice "Hay que estar alerta".

— Estar alerta es estar atento a que no nos distraiga el hecho puntual de tener que estar peleando día a día una realidad. No me siento identificado con eso. El estilo que hacemos es un estilo muy particular porque el rock and roll tiene muchos años, muchas décadas, y siempre estuvo a punto de desaparecer. Ahí es donde nosotros podemos decir que como músicos tenemos que estar alertas.

— ¿La música tiene un rol social?

— Sí, tiene un rol social. Lo que pasa es que yo el rol social de la música lo dejo librado al que escucha. No hay una intencionalidad de decir: "Ay, ideológicamente tenemos que movernos así", nunca me interesó.

— Pero ha sido muy importante el rock nacional en la historia y en la política argentina.

— Sí, fue importante, pero por otro lado a nosotros nunca nos importó. El rock and roll no tiene nada que ver con la política, absolutamente. Podés bajar una línea en algunas canciones, hablar sobre determinado acontecimiento o cómo impactó en vos determinada situación. Bah, nosotros en particular. No estoy en contra tampoco de eso, me parece natural, es lógico que haya una posición, para eso hay muchísimos millones de artistas.

— ¿Cómo es el proceso de escribir?

— Todos podemos escribir. Hay un momento en que ya no es para cualquiera. No importa si tiene o no tiene éxito comercial la canción, vos podés vender diez millones de discos pero lo que ponés es inconsistente. El púbico es el único que tiene el poder de decir "esto nos gustó, esto no". Siempre pasa que cuando una canción se pone de moda o tiene éxito o tiene victoria como digo yo, aparece la crítica. La aceptación popular en el medio genera crítica, la canción queda, la crítica desaparece.

— ¿Te has enojado con algún crítico?

— No, para nada. Cuando estaba en Ratones nunca tuvimos una buena crítica musical, cero. Pero bueno, evidentemente algo hacíamos bien porque tuvimos una carrera de casi 30 años.

— ¿Hoy tu dirección es clara?

— Sí, muy. Estoy totalmente convencido de algo que es lo que me impulsa a seguir haciendo lo que me gusta, es así.

— ¿En los últimos años hubo un reencontrarte con vos a partir de la conversión?

— Me encontraba conmigo siempre, el problema era cómo. Vos tenés que saber o conocer dónde estás. Pretender no saber dónde estás te aleja bastante de las conexiones que impone el sistema para progresar en tu forma de terminar el recorrido del camino que tuviste. Hay que ser consciente de que tenés esta edad, estás acá, estás sentado, después te vas a parar. Tengo un programa de radio en Nacional Rock, la pasamos muy bien, tengo un gran equipo. Y bueno, es una especie de reformatorio virtual con algunos elementos de clínica. Pero funciona muy bien.

Yo no creo en Dios, yo le creo a Dios

— Conocemos cómo fue el episodio que te acercó a la religión, ¿pero ya eras católico?, ¿creías en Dios?

— Sí, obvio. Yo no creo en Dios, yo le creo a Dios. Creer es algo que pasa, a todos los que le preguntes te van a decir que creen en algo. Pero en este caso yo le creo a Dios, confío mucho en Él, me dejo llevar por la forma en que me va indicando que tengo que hacer las cosas. Estoy convencido, lo pongo en primer plano y en el primer lugar de mi vida y después todo lo demás se acomoda sólo porque es el resultado de confiar. Lo demás es una vida totalmente normal, Dios no quiere que uno esté penando o arrastrándose por el piso. Sí quiere caridad, misericordia, y en ese aspecto los cuatro elementos pueden ser entendidos: No juzgar, no condenar, perdonar y dar. Son cosas que vos y yo entendemos por más que no coincidamos en nuestra forma de ver el aspecto místico o espiritual.

— ¿Qué hubiera pasado con el Juanse que eras sin este episodio?

— No sé, obviamente algo no agradable seguro, pero nosotros no estamos para agradar. Sí para brindar alegría. La alegría no tiene que ser entendida como un elemento de hacer reír, la alegría pasa por estar bien y encontrar personas con las cuales poder comunicarte en el mismo plano. Y las que pueden llegar a no estar en el mismo plano bueno, amarlas profundamente y respetarlas tal cuál son, porque eso es algo que también viene de la mano de este cambio interior que se produce en una persona. Aprendés a comprender a la otra persona tal cual es.

—¿Hoy cómo es esa comunicación con Dios?

— Es permanente, constante. Lo que pasa es que obviamente hay que tratar de que eso se haga y se lleve a cabo en forma natural y con sentimiento real, no imponiéndotelo artificialmente. Siempre que toca a uno, que es una figura pública, te tenés que fumar muchas cosas. Eso es lo que te fortalece.

— ¿A qué te referís?

— La gente te dice: "¿Pero qué te pasó?, ¿qué estás haciendo?, ¿te volviste loco?" Otros comprenden, otros se asustan, otros se ríen.

Hay un pudor innato por el que no nos animamos a expresar nuestra religiosidad

— No son incompatibles el rockero con el…

— No, lo que pasa es que hay un pudor que está innato en nosotros de no animarnos a expresar nuestra religiosidad. Nos es más fácil relatar algo mucho más patético de la vida sí lo exponemos en una mesa, pero nuestra interioridad por lo general cuesta. En ese caso te vas a encontrar con todos los formatos, el que se ríe, el que no cree, el que todavía no alcanzó, no le ocurrió nada o el que por ahí tiene ganas de saber qué pasó y no logra adquirir continuidad. No es problemático.

— ¿Uno va alejando gente en el camino?

— Absolutamente, la Santa Inquisición diría: "Va desapareciendo todo lo malo". Bueno, son extremos a los que llegás solo, no forzadamente.

— Con tantos años en la musica ¿de qué sentís que te salvó?

— De la mediocridad, de ser un crítico, de estar todo el día criticando lo que hacen los demás. De eso me salvó. Y de comprender muchas cosas que por ahí no me gustaban y que terminé adquiriendo y apreciando como el valor que realmente tienen, no se trata tanto de gustos, se trata mucho más de que el tiempo te va sacando los prejuicios.

— ¿Las bandas nuevas que surgen cómo las ves?

— Hay artistas muy buenos nuevos.

—¿Quiénes te gustan?

—El 10 de septiembre invité a Joaquín Levinton, que me parece un artista completo, compone, canta, fue, es y seguramente seguirá siendo popular lo que hace y no está volcado a ese afán que hay, y que hubo durante muchos años, de ser masivos. Se armó toda una estructura donde se le impone al artista querer ser masivo y un ejemplo de artista, de los mejores, el mejor lejos para mí que es Luis Alberto Spinetta no era un artista masivo.

Están los ejemplos de los grandes convertidos, como Bob Dylan, Jimmy Page…

— ¿El rock y la droga necesariamente van de la mano o es un prejuicio?

— Sí, sí, van de la mano porque lamentablemente la época de la explosión del rock and roll, cuando se internacionalizó, las drogas no eran lo que son hoy, tampoco se usaban en la medida en que se usan hoy. Todos estos artistas de la década del 60 y 70 que murieron por sobredosis era porque realmente no tenían a nadie que tuviera un mínimo sistema de defensa de cómo organizarles las agendas, la vida o ayudarlos. La droga es lo más pernicioso que te pueda ocurrir en todos los niveles. Destruye a la familia, destruye tu relación con el prójimo, destruye tu interior, eso es lo peor. En particular la cocaína lo que hace es vaciarte el alma. Es a donde apunta, está creada para eso. Parece que para tener éxito, dinero o fama tuvieras que atravesar ese umbral. Están los ejemplos de los grandes recuperados y convertidos como Bob Dylan, como Jimmy Page, grandes artistas que admiran todos, no hablo en el caso particular mío, tenés artistas muy grosos, Tom Jones.

— ¿A vos te costó salir?

— No, nada. Lo único es que tuve que hacerme chequeos. Es peligroso porque podés tener un evento.

— Desde esa experiencia, ¿qué opinás del debate sobre la despenalización del consumo?

— No estoy en condiciones de dar una opinión sobre eso porque no entiendo la mecánica. Tampoco podemos invadir la voluntad del que necesita encarar la situación como una experiencia. De hecho, yo no te podría estar dando testimonio de lo mal que hace si no hubiera consumido o si no se hubiera representado como un problema para mí también. Tendría que haber una libertad general. Lo que pasa es que esa libertad general siempre debería estar regida por Dios, yo siempre meto fichas, pero es así. Si vos tenés a Dios dentro tuyo o estás en contacto con Dios eso te va a liberar de todo. No se conoce ningún caso en el cual Dios haya influido para que alguien tome una mala decisión.

— ¿Es tranquilizador tener ese vínculo con Dios?

— Sí. Ojo, también es una responsabilidad porque nosotros caemos permanentemente, no somos Dios, eso es otra cosa muy importante de expresar. Uno se enfrenta permanentemente a estas caídas porque somos humanos, no somos robots. Todas las veces que vos caigas, Él siempre va a estar esperando para perdonarte, para llevarte, saber que vas a caer de nuevo.

Entiendo que es fuerte lo ocurrido (con Cordera) pero también tenemos que comprender al prójimo, si no nadie podría recuperase de nada

— ¿Qué opinión te merece lo que pasó con Gustavo Cordera?

— Eso es complejo. Visto así fríamente, bueno…pero los errores los comete todo el mundo. Entiendo que es fuerte lo ocurrido, pero también tenemos que comprender al prójimo, si no, nadie podría recuperase de nada. Somos todos jueces. Me parece que es muy preocupante esta actitud de volcarse directamente a la culpabilidad.

— Tuvo que cancelar muchos shows.

— Sí, yo no soy juez, no te puedo responder sobre eso, porque estaría poniéndome en el lugar donde se puso mucha gente. De todas maneras obviamente ya estamos en un siglo en el que tenemos que despojarnos totalmente de la diferencia y saber que frente a Dios somos todos iguales y nadie tiene que tener el poder sobre ninguno, y esas cosas hay que aceptarlas de una buena vez.

— ¿Qué vamos a encontrar el 10 de septiembre en el Gran Rivadavia?

— Espero que encuentres mucha gente. Lo primero que espero es que no encuentres entradas. Va a haber muchos invitados, o pocos…

— ¿Los clásicos van a estar?

— Sí, es un gran show. Nosotros estamos teniendo una muy buena experiencia, hice ya dos Trastiendas y se producen momentos muy buenos. Son espontáneos porque no me dedico a armar, a planear. Sí a ensayar, le estoy dando mucho más protagonismo a mi carrera discográfica solista. Y por supuesto toco las canciones que hice, la que se me ocurre en el momento tocar, que puede ser cualquiera. Siempre están.

Agradecimiento: Paula Balmayor producción de vestuario, Romina Sala Peinado y maquillaje.