San Martín en España: el aprendizaje y las batallas

Por Juan Pablo Bustos Thames

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Las primeras armas de José de San Martín en el Ejército Español. Su experiencia como cadete en África. Su paso por Orán. La guerra contra la Francia revolucionaria. La campaña del Rosellón. Su controvertido ascenso a oficial. Su encuentro con Napoleón. José se embarca en la "Santa Dorotea" y es capturado por los ingleses. Su regreso a España.

Al día siguiente del 14 de Julio de 1789, día de la Toma de la Bastilla, en plena Revolución Francesa, el niño José Francisco de San Martín era admitido como cadete en el Regimiento de Infantería de Murcia "El Leal", con asiento en Málaga, ciudad donde residía, con sus padres. El 21 ingresaba al cuartel, y vestía, por vez primera, el uniforme blanco de cadete, con un cordón plateado, desde el hombro hasta el pecho.

Sus primeros tiempos en el cuartel significaron un duro entrenamiento físico y "academia", es decir, instrucción militar, empezando por las Ordenanzas de Carlos III, que regían el funcionamiento del ejército español. Luego vendrían las clases de matemáticas, fortificaciones, manejo de armas blancas y de fuego, con las correspondientes normas de aseo, higiene, limpieza del uniforme, así como también la dura disciplina que se impartía a los cadetes.

El primer destino de San Martín, al año siguiente de su incorporación al ejército, cuando sólo tenía 12 años, fue Melilla, un enclave español sobre la costa marroquí del Mediterráneo; a fin de defender las fortificaciones de ese puerto contra los ataques de los moros. Era el mismo destino que había tenido su padre, varios años atrás.

Los próximos meses verían a José Francisco yendo y viniendo, entre España y el Norte de África, según se tratara del afloramiento de las hostilidades o las posibilidades de firmar la paz con los líderes moros. En Junio de 1791 su unidad fue convocada para defender la plaza norafricana de Orán, que había sido sitiada por décima vez por los ejércitos árabes. Allí tuvo lugar su bautismo de fuego.

Fortificaciones españolas en el norte de Africa
Fortificaciones españolas en el norte de Africa

En Orán, con los Granaderos de su Regimiento

En Orán, San Martín solicitó integrar una compañía de Granaderos del Regimiento de Murcia. Los Granaderos eran soldados selectos, de élite; a quienes se les encomendaban las misiones más arriesgadas y peligrosas. En razón de su corta edad, José no podía ser Granadero; no obstante lo cual, igual pidió incorporarse a esta compañía, con el visto bueno de su coronel. De este modo, lo vemos participando en la plaza de Orán en los arriesgados trabajos nocturnos para desactivar minas que los moros habían colocado para volar los muros defensivos de la plaza o soportando un intenso e ininterrumpido cañoneo durante un mes, dentro de las fortificaciones.

Poco tiempo después, se firmó la paz, y España, en forma inexplicable, cedió este valioso baluarte a los árabes, perdiéndolo definitivamente pese a la denodada resistencia de sus defensores, entre los que se hallaba José, quienes habían mantenido la plaza invicta. Orán sería la primera acción destacada en su legajo.

Uniforme del Regimiento de Infantería de Murcia “El Leal”
Uniforme del Regimiento de Infantería de Murcia “El Leal”

En Guerra contra la Francia Revolucionaria

A principios de 1792, y después de haber evacuado Orán, su regimiento fue destacado hacia Aragón, en la frontera con Francia, con miras a atacar a los revolucionarios galos, que acababan de capturar a Luis XVI, a quien ejecutarían en breve. España, regida por los Borbones, parientes del monarca francés en desgracia, acudía solidaria a ayudar al primo en apuros. En su legajo, consta que José permaneció ocho meses en Aragón, al pie de los Pirineos Centrales, la porción más elevada de ese cordón montañoso (más de 3.000 m de altura), y allí aprendería los rudimentos de la guerra en alta montaña, conceptos que luego aplicaría cuando le tocara actuar en Los Andes.

Su controvertido ascenso a oficial

En Mayo de 1793, y a contando con 15 años, se le ordenó a su batallón pasar a reforzar al Ejército de Cataluña, encargado de llevar adelante el ataque español al territorio francés. Fue por esa época que estalló un escándalo en torno a su ascenso. Como correspondía cubrir vacantes para oficiales, en su regimiento, había que elaborar un listado de cadetes recomendados para el ascenso, por estricto orden de mérito, dentro del Regimiento Murcia. A tal fin, el jefe del batallón de José, el coronel Jaime Moreno postergó a éste y a otros 5 compañeros de esa lista, por sus "escandalosas conductas, total inaplicación y vicios indecorosos". Se cree que, en realidad, Moreno pensaba favorecer a otro cadete, que no era uno de los más destacados en la lista. Para ello, debía eliminar de los lugares de preferencia a otros que lo superaban en el orden de méritos; como era el caso de San Martín y sus 5 camaradas.

Estallado el escándalo, la Inspección de Infantería, área a cargo de decidir los ascensos, decidió consultar sobre el asunto al Comandante del Regimiento Murcia, José de Vargas, quien declaró "bajo su palabra de honor y con la mayor reserva… que… De Dn. José San Martín sólo puedo decir, he oído a diferentes oficiales le han visto en Orán portarse con mucha serenidad y valor al frente de los moros, solicitando los mayores riesgos y desempeñando con exactitud el cumplimiento de su obligación". En consecuencia, la Inspección de Infantería aconsejó, atento a este categórico informe, el ascenso de José, fundamentándose también en "sus notas por fin del año de '91: aplicación, capacidad, conducta, buenas".

Maqueta del Regimiento de Infantería de Murcia
Maqueta del Regimiento de Infantería de Murcia

Así fue que durante junio de 1793 José ascendió a segundo subteniente de la 4a compañía del 2º batallón del Regimiento de Murcia por Real Orden de Carlos IV, pese a tener una antigüedad de apenas 4 años como cadete, cuando normalmente se requerían 5 para ascender a oficial. Luciendo los galones de subteniente, dejó el mosquete de cadete y tomó la espada correspondiente a su nuevo rango. Desde ahora empezaría a lucir un premonitorio uniforme celeste y blanco.

La Campaña del Rosellón

Apenas ascendido, debió pasar al Rosellón, en campaña contra la Francia revolucionaria. Luego de atravesar los Pirineos, participó, agregado, a una compañía de Cazadores, en varias acciones arriesgadas y heroicas en suelo francés, que quedaron destacadas en su foja de servicios o en los apuntes de sus superiores.

Ya para 1794, los franceses, con refuerzos llegados del resto del país, acometieron con fuerza y consiguieron expulsar a los españoles de su territorio. José defendió el bastión de Port Vendres durante mayo de ese año y luego pasó a Colliure con su unidad. A fines de ese mismo mes, y habiendo agotado sus recursos, el Murcia se rendiría ante el insoportable asedio galo. Sin embargo, en homenaje a la valentía mostrada por sus soldados, los prisioneros españoles fueron dejados libres, desembarcados en Barcelona, bajo juramento de no volver a tomar las armas contra la República Francesa durante lo que quedara de la guerra. Ya en Cataluña, y durante julio de 1794, San Martín ascendería a primer subteniente en virtud de su notable desempeño en la Campaña del Rosellón. En 1795 se firmó la paz con Francia; y ese mismo año José volvería a ascender.

La experiencia adquirida. Los "Cazadores"

Esta vez, lo honrarían con el grado de segundo teniente. Durante esa guerra había adquirido experiencia en acciones tanto de llanura como de montaña. Su paso por los Cazadores le hizo valorar la forma desestructurada, la iniciativa y la gran movilidad de estas unidades, destacadas como guerrillas, independientemente de la formación rígida del resto del ejército de línea. También apreció el gran valor, en combate, de la disciplina y de una dirección estratégica uniforme, como lo había apreciado en las fuerzas francesas.

San Martín sirvió en el ejército español desde niño y allí adquirió los conocimientos y la experiencia que le valdrían la gloria en América del Sur
San Martín sirvió en el ejército español desde niño y allí adquirió los conocimientos y la experiencia que le valdrían la gloria en América del Sur

La muerte de don Juan de San Martín

El 4 de Diciembre de 1796 moriría su padre, Juan de San Martín, a los 68 años de edad, afectado por una parálisis cerebral (perlesía); generada tal vez por un accidente cerebro vascular; sin contar, en la época, con las posibilidades terapéuticas, para proporcionarle un adecuado tratamiento. Don Juan fallecería en la zona de la "Alcazabilla"; en las proximidades de la Alcazaba de Málaga; lugar donde alquilaba.

Juan de San Martín, padre del Libertador
Juan de San Martín, padre del Libertador

Embarcado en la "Santa Dorotea"

Para 1797, el Murcia fue destinado a proteger el puerto, base naval y arsenal de Cartagena. La situación política en Europa había cambiado. Francia pasaba a ser aliada de España y el enemigo común de ambas era ahora Inglaterra. A principios de ese mismo año había tenido lugar la batalla naval del Cabo de San Vicente donde una mediana flota británica destruyó a una potente escuadra española. Ello llevó a que se interrumpiera el comercio marítimo con las colonias españolas de ultramar y que corsarios ingleses bloquearan los puertos hispanos del Atlántico y del Mediterráneo.

Para conjurar estos peligros, España alistó varias fragatas ligeras, para que, haciéndose a la mar, capturaran o interceptaran rápidamente buques corsarios o enemigos, que entorpecieran las comunicaciones marítimas de la península. Así fue que San Martín se embarcó a bordo de la fragata "Santa Dorotea" durante más de un año, sirviendo como oficial de "infantería de marina", adquiriendo de ese modo experiencia en la guerra naval.

En 1797, San Martín se embarca en la fragata española La Dorotea
En 1797, San Martín se embarca en la fragata española La Dorotea

La fragata desplazaba 600 toneladas y estaba artillada con 42 cañones. Era comandada por el intrépido Manuel Guerrero. Durante su campaña en el Mediterráneo, escoltó barcos menores y mercantes, persiguió y capturó corsarios ingleses, transportó valores, tropas, provisiones y armamento entre los distintos puertos españoles y el Norte de África.

El teniente San Martín conoce al general Napoleón Bonaparte

En mayo de 1798, la "Santa Dorotea" arribó al puerto francés de Tolón en donde se estaba aprestando la flota francesa para conducir al ejército galo que, al mando del general Napoleón Bonaparte, estaba a punto de partir, de campaña, hacia Egipto. Los oficiales de la "Santa Dorotea" pasaron a cumplimentar al general francés, quien se había hecho famoso a raíz de su brillante campaña en Italia, entre 1794 y 1795. Bonaparte los recibió en un cálido ágape, celebrado al día siguiente de su llegada. En un momento de la gala, Napoleón se acercó al joven teniente San Martín, tal vez atraído por su uniforme, que era distinto al de los demás marinos (correspondía a un oficial de infantería de baja graduación): aproximó sus dedos a uno de los botones de su casaca celeste y blanca y leyó en voz alta el nombre del regimiento de origen del joven teniente: "Murcia".

Durante su estadía en Tolón, San Martín aprovecharía para perfeccionar su francés, que había empezado a aprender durante la Campaña del Rosellón, y que dominaría ya durante su estadía final en Europa. De esta época también dataría su enamoramiento y contagio cultural con Francia y la ideología liberal que inspiraba a la Revolución Francesa. Algunos creen que ya para entonces había empezado a frecuentar las logias liberales francesas, que invitaban a los recién llegados oficiales españoles a sus tertulias, para difundir sus ideales.

La última travesía de la "Santa Dorotea"

En Julio de 1798 la Dorotea se hizo a la vela por última vez hacia Argel, en África. Durante el viaje de retorno, una tormenta la dejó bastante averiada y tuvo la mala fortuna de toparse, de vuelta a Cartagena, con un navío de línea inglés, el Lion, fuertemente armado con 72 piezas de artillería. Al divisar éste a la Dorotea, y advertir que la fragata casi no podía maniobrar, la abordó de inmediato. Luego de una intensa lucha de más de dos horas, que culminó con una pelea cuerpo a cuerpo, a bordo, en la cual el teniente San Martín destacó por su valor, el capitán se vio obligado a rendir con honores su fragata al atacante.

La captura de La Dorotea
La captura de La Dorotea

Los ingleses trataron con gran respeto y hospitalidad a los sobrevivientes, en consideración al coraje mostrado en batalla, y les permitieron desembarcar en Mahón (Islas Baleares), bajo promesa de no volver a combatir contra Inglaterra hasta tanto no fueran canjeados por prisioneros británicos. El 9 de Agosto de ese año el teniente San Martín y el resto de la tripulación de la Dorotea retornaron a Cartagena donde permanecieron hasta 1801, respetando la palabra empeñada.

De este modo el futuro Libertador acumulaba en su haber años de experiencia en los distintos escenarios bélicos de las guerras napoleónicas que le serían de tanta utilidad y eficacia al regreso a su suelo natal.