Breve historia del empate técnico

Es la coartada perfecta de los encuestadores. Ahora lo instaló el propio Gobierno. ¿Realidad o estrategia? El kirchnerismo estrena rol opositor en elecciones.

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El empate técnico fue la coartada perfecta en buena parte de las elecciones de los últimos tiempos. Empezó a utilizarse en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2003, cuando los encuestadores ya hablaban de escepticismo hacia los partidos tradicionales y el sistema político en general. Los expertos aseguraban que había un triple empate entre Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá. Aunque este último pasó de tener chances para disputar la segunda vuelta a salir cuarto. La elección la terminó ganando Menem con el 24.45% de los votos, seguido por Kirchner, que llegó al 22.25%. Por cierto se trató de un escenario de enorme fragmentación, ya que Ricardo López Murphy salió tercero con el 16.37%, seguido por Rodríguez Saá, que obtuvo 14.11%, y Elisa Carrió, con 14.05%.

El empate técnico volvió a escena en las legislativas del 2009 de la provincia de Buenos Aires, cuando Francisco De Narváez salió a disputarle el liderazgo al ex presidente Kirchner. Hubo algunos consultores que hablaron de diferencias de 10 puntos a favor del candidato oficialista, como Artemio López, Enrique Zuleta Puceiro y Ricardo Rouvier. Pero la mayoría prefirió refugiarse en el "empate técnico", como Managment & Fit y Poliarquía, una pronosticando el triunfo de Kirchner y la otra el triunfo de De Narváez, dentro del margen de error estadístico.

La entrada triunfal del empate técnico se produjo con bombos y platillos en las PASO legislativas de la provincia de Buenos Aires del 2013

Esas elecciones fueron las llamadas "testimoniales", cuando Kirchner le pidió al gobernador Daniel Scioli y a gran cantidad de intendentes que participaran de las listas, entre ellos el de Tigre. No le alcanzó. De Narváez obtuvo el 34.52%, contra 32.1% que obtuvo el esposo de la presidenta.

Sin embargo, la entrada triunfal del empate técnico se produjo con bombos y platillos en las PASO legislativas de la provincia de Buenos Aires del 2013, cuando el Frente Renovador liderado por Sergio Massa salió a desafiar a Cristina Kirchner, que postuló como primer candidato a diputado nacional a Martín Insaurralde, por entonces intendente de Lomas de Zamora (donde sigue estando).

Todas las consultoras que publicaron sus datos hablaron de empate técnico, desde OPSM, Nueva Comunicación, Poliarquía hasta otras menos conocidas, siempre con Massa ganando, pero dentro del margen de error, por menos del 2.5%. La instalación del empate técnico fue tan generalizada que desde el vocero de Massa, hasta el candidato a diputado Felipe Solá salieron a negarlo enfáticamente, algo poco habitual en un proceso electoral.

(DyN)
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Fueron unas elecciones extravagantes. Horacio Verbitsky hizo campaña comunicando los logros de su gobierno hasta el último minuto, publicando en la mañana del 11 de agosto una larga nota en Página/12 titulada "Términos medios" detallando las razones para votar por Insaurralde, como el descenso del desempleo, el aumento de las jubilaciones, del salario mínimo vital y móvil, los incrementos salariales en paritarias y la actualización de la AUH. Sin embargo, Massa se impuso en las PASO bonaerenses del 2013 por más de cinco puntos al kirchnerismo, obteniendo 32% contra 27%.

Días después, el Centro de Estudios de Opinión Pública (Cedop) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA difundió un estudio realizado en boca de urna el 11 de agosto de 2013 en Capital y 15 comunas del Gran Buenos Aires, donde el 20% de los encuestados dijo que tomó la decisión de por quién votar el mismo día de la elección, el 10% la semana anterior, y 19% durante la campaña. El 50% tenía decidido su voto antes de la campaña. En ese 20% que decidió cuando fue a votar y el 10% que lo hizo en los días previos puede estar parte de la explicación por la que se hace difícil auscultar a la opinión pública en primarias legislativas.

Los expertos más ligados al kirchnerismo hablan de una diferencia de 4% (Analogías) y las menos ligadas de una diferencia inexistente (Aragón habla de 31.1 para cada uno)

En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 2015 sí hubo un virtual empate técnico, ya que Daniel Scioli obtuvo el 36.86% y Mauricio Macri alcanzó 34.33%. Aunque no es lo que pronosticaron las consultoras expertas. Tanto Poliarquía, como Managment & Fit, Equis, Aresco y Raúl Aragón hablaron de diferencias entre el 8 y el 15%, todas muy lejos del resultado. Ni qué decir de la provincia de Buenos Aires: ninguna predijo la victoria de María Eugenia Vidal frente a Aníbal Fernández.

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El empate técnico volvió a instalarse en la previa de las actuales PASO en la provincia de Buenos Aires. Es la justificación perfecta de encuestadores que venían hablando de diferencias de 8% de Cristina sobre Esteban Bullrich y en los últimos días redujeron la diferencia entre la candidata de Unidad Ciudadana y el candidato de Cambiemos. Ahora, los expertos más ligados al kirchnerismo hablan de una diferencia de 4% (Analogías) y las menos ligadas de una diferencia inexistente (Aragón habla de 31.1 para cada uno).

Lo curioso, en esta elección, es que fue el mismo Gobierno el que instaló el escenario de paridad. A modo de ejercicio periodístico, Infobae le preguntó en la última semana a por lo menos 50 funcionarios, candidatos y dirigentes de Cambiemos -de los más diversos rangos- qué pronóstico tenían y todos repitieron lo mismo: "estamos parejos, está para ellos o para nosotros, aunque en octubre ganamos seguro". La uniformidad del mensaje entre espacios diversos dentro del oficialismo, algunos incluso competidores entre sí, hasta resulta sospechosa.

¿De verdad el Gobierno tiene en sus encuestas propias un empate técnico? ¿Ganando quien? ¿Dentro o fuera del error estadístico? Hay distintos trascendidos, que no corresponde adelantar cuando ya arranca la votación. A las 21 empezarán a conocerse los resultados.

Hace cuatro años, en las PASO del 2013, a las 21 se conoció el 15.27% de los votos totales del país, pero de la provincia de Buenos Aires solo fueron el 1.96%. Recién a las 22 se escrutaron 10.31% de los votos bonaerenses, a las 23 el 28.09%, a las 24 el 44.71%, a la 1 el 62.85%, a las 2 el 83.81% y recién a las 3 de la mañana el 93.23.

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Es probable que este año, cuando prácticamente se duplicaron los centros de transmisión de telegramas (pasaron de 235 a 397 en el país), ese 1.96% que fue escrutado a las 21, sea mayor, tal vez alcance el 5 o 6%. Y también es probable que a las 0 se alcance el 93%. Pero todo dependerá de que las cosas funcionen normalmente. "Nuestra comparación es con el 2013", insistió un funcionario del Ministerio del Interior.

Un estudio del CIPPEC -"Autopsia de la PBA 2015: los datos electorales hablan"- realizado por María Page, Pedro Antonucci y Marcelo Leiras, presentado en julio de este año, asegura que "el conteo provisorio fue exhaustivo y preciso", que las mesas no informadas (1.67%) y no cargadas (1.58%) fueron pocas y sin sesgo de zona. Las anomalías sí estuvieron localizadas territorialmente, pero fueron pocas mesas, irrelevantes estadísticamente.

Christian Bochichio
Christian Bochichio

"Los resultados del estudio indican que las elecciones generales del 2015 en la provincia de Buenos Aires, donde vota el 37% del electorado nacional, funcionaron bien y fueron íntegras", dice el informe, después de haber buscado sistemáticamente elementos para sostener lo contrario. Los expertos consideran que estos se debió a "control cruzado por parte de los partidos, presidentes de mesa que hicieron bien su trabajo, y una organización (electoral) eficaz". Para estas elecciones, CIPPEC tiene previsto realizar un informe similar, con una muestra casi idéntica a la realizada en el 2015.

El Gobierno espera que su afinada logística, el dispositivo con más de 100 mil efectivos de seguridad en los puntos de votación y los centros de distribución del Correo Argentino, sean suficientes para garantizar la transparencia en todo el país, sobre todo en la provincia de Buenos Aires donde habrá unos comicios muy particulares: es el territorio donde, después de 12 años, el kirchnerismo estrena su rol de opositor.