La semana que el Gobierno vivió en peligro

El acuerdo con el Correo y la modificación en el haber jubilatorio dominaron la agenda

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Mauricio Macri y Marcos Peña (Adrián Escandar)
Mauricio Macri y Marcos Peña (Adrián Escandar)

Las cosas no estaban fáciles en la reunión de coordinación que se hizo en Olivos el jueves por la mañana. Hacía varias semanas que el Presidente no convocaba a esas reuniones y reinaba la preocupación no solo por las repercusiones en la opinión pública del acuerdo entre el Ministerio de Comunicaciones y el Correo Argentino SA, la empresa de Franco Macri, sino especialmente por la crisis política interna generada por la modificación de la fórmula de movilidad jubilatoria, que se dio a conocer exactamente el mismo día que se le daba sanción definitiva a la ley de ART en el Congreso.

Como el horno no estaba para bollos, no se la dio a conocer a los medios. Estaban la vicepresidenta, Gabriela Michetti, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, los vicejefes Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, el ministro del Inerior, Rogelio Frigerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Mauricio Macri le pidió a cada uno que hablara con franqueza y escuchó a todos con especial atención. Básicamente, pareció que necesitaba comprender qué estaba pasando, porque cree estar haciendo un enorme esfuerzo por sacar el país adelante, desplegando un plan de obras inédito en la historia, ordenando y modernizando la administración pública, promoviendo la confianza del país en el exterior.

Lo que escuchó fue duro. Rondaba la sensación de que continuar sin aceptar en público el error de no valorar correctamente las suspicacias que genera en una sociedad desgastada por la corrupción sistemática, podía "llevarnos puestos". Se hablaba no tanto de diferenciarse del gobierno anterior, sino -lisa y llanamente- de rectificarse.

Hasta el miércoles a la noche, el asunto del Correo había desplazado en las conversaciones de trabajo cualquier otro tema. Ya no se hablaba de la gestión, sino de dónde había salido la operación político/electoral, quiénes eran los responsables, por qué "el día a día se transformó repentinamente en algo tan ruidoso". Como sucede siempre en el círculo macrista, se intentó desdramatizar, llegando a conclusiones de que "lo normal es la falta de calma, siempre aparece algún tema para dominar el debate y en este momento no había nada interesante para los medios". También explicando que se trataba de un caso interesante para la teatralización mediática, la lucha arquetípica del hijo por matar al padre, el pasado que vuelve como un destino irrevocable, intensidad a la máxima potencia entre política, psicoanálisis y tragedia griega.

Funcionarios de Cambiemos realizaron un timbreo en el interior de la Provincia
Funcionarios de Cambiemos realizaron un timbreo en el interior de la Provincia

Pero sobre llovido, a alguien se le ocurrió que era el momento apropiado para corregir un error técnico en el cálculo de movilidad jubilatoria para los haberes que debían ser aumentados en marzo, de acuerdo a la ley aprobada con gran consenso político a fines del 2008. Casi se derrumba Cambiemos.

El Presidente reaccionó con celeridad. Llamó ese miércoles por la noche a Elisa Carrió y convocó a la reunión de coordinación de la mañana siguiente. Allí reunidos, decidió que daría por la tarde la conferencia de prensa que muchos le pedían y que su círculo prefería que evite, para protegerlo. También respaldó la propuesta de salir a timbrear el sábado para "poner fin a una semana de mierda".

El equipo evaluó positivamente la conferencia de prensa presidencial y está conforme con los resultados del timbreo en el interior de la provincia, porque en Capital y buena parte del conurbano fue suspendido en la madrugada, cuando la tormenta arreciaba y parecía que iba durar todo el sábado.

Cuando llegó por whatsapp la orden de levantar el timbreo en el AMBA, hubo desconcierto. Muchos decidieron seguir adelante, como los equipos de La Matanza, Florencio Varela, Ensenada y Esteban Echeverría, porque allí no llovió. Los que recorrieron los barrios notaron que "hubo más puteadas de lo habitual, mucho K envalentonado y los vecinos comunes más incisivos". Sin embargo, pudieron hacer la actividad normalmente y percibieron que "la gente se siente bien de ser escuchada".

Jorge Macri junto a María Eugenia Vidal
Jorge Macri junto a María Eugenia Vidal

En diálogo con Infobae, el intendente de Vicente López, Jorge Macri, aseguró que "ni el correo ni el de las jubilaciones fueron tema en los timbreos que hicimos en 70 localidades del interior de la Provincia con los intendentes de Cambiemos". Y agregó: "Dominaron las expectativas y la esperanza y, por supuesto, los pedidos concretos a los intendentes, pero nadie sacó esos temas que me parece tienen más que ver con el microclima político".

Consultado acerca de si está confirmado que encabezará la lista a senadores nacional de Cambiemos por la provincia de Buenos Aires, como trascendió, explicó: "Yo no confirmo quién será o no será candidato, yo trabajo en lo que al equipo le sirva y los que confirman son Mauricio Macri y María Eugenia Vidal".

En efecto, Infobae pudo averiguar que, a pesar de que acompañará al Presidente en su visita de estado a España, su lugar todavía no está asegurado por dos razones. Porque no tiene la mejor relación con el jefe de Gabinete bonaerense y mano derecha de la gobernadora, Federico Salvai, por un lado. Pero, más que nada, porque Elisa Carrió hizo saber en los últimos días que "juego por provincia o no juego", lo que terminó complicando no solo a al intendente de Vicente López sino, además, al jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, que contaba con ella para asegurarse la victoria en las elecciones porteñas.

Como sea, la semana termina para el Gobierno mejor de lo que empezó. Hay conciencia de que cada vez queda menos margen para confiar solo en la cultura política que los hizo llegar al poder, muy distinta a lo conocido. No se trata de una alquimia sencilla. Veamos algunos ejemplos.

Poco se sabe de que en el PRO se vienen formando jóvenes que no solo accedieron a espacios de gestión que arrancaron en la Ciudad y ahora están en la Nación o en la Provincia, sino que están desplegando su vocación política en el conurbano bonaerense, con la intención de ganar aún en las intendencias con mayores índices de pobreza. Lo hacen en ambientes hostiles, acostumbrados al clientelismo.

infobae

Un caso es el de Pablo Alaniz, director de Comunicación Digital del Gobierno nacional hasta marzo, cuando renunciará para dedicar todo su tiempo a ganar las elecciones legislativas en Florencio Varela. Infobae pudo verlo actuar en el territorio. Ya se transformó en un referente concreto en el distrito, al que Julio Pereyra llama para reclamarle por tal o cual acuerdo en la legislatura local. Como está en la oposición, desarrolló un trabajo de gestión concreto con los 50 clubes de la zona ayudándolos a recibir los subsidios que les corresponden y a los que muchas veces no accedían por no tener los papeles en regla. Entonces dependían de los favores de los punteros.

Otro es el de Alberto Czermikowski, más conocido últimamente por su noviazgo con Karina Jelinek, que el día de cierre de listas en el 2015 fue autorizado por el PRO a competir como candidato a intendente en Malvinas Argentinas, y obtuvo el 11 por ciento de los votos. Durante años trabajó al lado de Ezequiel Fernández Langan cuando era legislador porteño (hoy es Subsecretario de Reforma Electoral) y con Emilio Monzó cuando era ministro de Gobierno de la Ciudad. Sorprende saber que el hoy presidente de la Cámara de Diputados mandó a cada uno de los integrantes de su equipo a detectar 10 posibles candidatos en cada distrito, que debían seleccionar hablando con la gente común, para luego testear en encuestas si eran competitivos o no. Varios de los hombres y mujeres que hoy están en Cambiemos provienen de ese curioso método, que solo puede atribuirse a la concepción de que no es posible lograr resultados distintos en la política con la dirigencia de siempre.

Esa nueva política está logrando resultados sorprendentes en algunas localidades bonaerenses como Tres de Febrero (con Diego Valenzuela), Pinamar (Martín Yeza) y Campana (Sebastián Abella), pero choca con problemas severos cuando toma contacto con expertos de la política que no entienden esa cultura y sienten que los jóvenes los quieren desplazar, y de malas maneras.

Emilio Monzó, presidente de las Cámara de Diputados
Emilio Monzó, presidente de las Cámara de Diputados

Es el caso, por ejemplo, de Oscar Lamberto, el presidente de la Auditoría General de la Nación, un peronista que nunca comulgó con el kirchnerismo y con innegable vocación de estado. Apenas el jefe de Gabinete anunció en la conferencia de prensa que realizó el martes pasado que se le pediría a la AGN que intervenga en el polémico caso del Correo Argentino S.A., se comunicó con los medios para decir que no correspondía que el Ejecutivo le diera la orden a un organismo dependiente del Congreso. Tenía razón pero, además, estaba ofendido porque nadie lo había llamado para anticiparle el anuncio. Les hubiera explicado cómo tenían que actuar, si necesitaban salir del atolladero con la ayuda de la AGN.

Con gran dificultad, el Gobierno está aprendiendo que a lo que llaman "la vieja política" no se la puede tirar toda junta por la ventana. Los nuevos son tildados de soberbios e incapaces, cuando todavía no alcanzan a manejar los complejos hilos del poder en la Argentina y aún tienen mucho que aprender de quienes saben por zorros, pero más por viejos.

El consultor de mercados Nelson Pérez Alonso le dijo a este medio que "en enero hubo un siete por ciento de aumento del índice de actividad económica general (en relación al año pasado). Las cosas están resultando, pero no con la celeridad esperada. Es que si implementaron una política económica gradualista, no puede haber un shock de inversiones, sino que vendrán las inversiones, sí, pero en forma gradual".

Lo mismo puede decirse de la política. Si carecen de cuadros políticos con la suficiente experiencia como para tomar decisiones en empatía con el humor social, es mejor que vayan gradualmente y sin herir las susceptibilidades de quienes quieren que les vaya bien. Ya tienen bastante con los que quieren que les vaya mal y trabajan denodadamente para verlos fracasar.