Cuáles son las bases macroeconómicas de un modelo industrial

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El mundo industrial, basándose en que sus intereses sectoriales son contrapuestos entre sí, nunca ha terminado de elaborar cuáles son las bases macroeconómicas de un modelo industrial, o sea, aquellas que por su vigencia fortalecen el desarrollo de la industria como un todo.

Argentina ha ignorado durante más de 70 años el hecho de que sin estabilidad monetaria sólida ningún país podrá evolucionar en el plano industrial, porque esta reclama solidez en el campo del cálculo económico, planificación a largo plazo, seguridad jurídica, estabilidad política, nada de lo cual se puede lograr con un país que padece una inflación endémica.

Un segundo requisito para que exista un modelo industrial competitivo en el plano internacional es que la política cambiaria sea un factor de promoción de las exportaciones y de protección contra las importaciones, mucho más cuando hay una economía abierta. La industria no ha podido lograr su máximo potencial porque la dirigencia argentina, solo atenta a los votos de las grandes ciudades, ha practicado una estrategia de dólar barato y peso caro, o sea, sigue subsidiando las importaciones y penalizando las exportaciones, algo que es exactamente contrario a los intereses de largo plazo del desarrollo industrial.

El crecimiento, la expansión y la diversificación de las inversiones en infraestructura son un factor clave para hacer posible el desarrollo industrial del país, una responsabilidad que le cabe al Estado y que este ha dejado de lado de modo sistemático en toda la posguerra. El concepto de capitalización ha desaparecido desde hace décadas de la mentalidad de la clase política, atenta únicamente a los problemas emergentes de una economía débil en permanentes crisis coyunturales.

El sector privado industrial tampoco ha podido lograr una formación de capital para iniciar nuevos emprendimientos, algo esencial para que vayan surgiendo nuevos sectores industriales además de los tradicionales. El país se dedica al consumo y el gasto corriente, sin advertir que es únicamente la inversión la que hace posible el desarrollo de un país y el combate eficaz contra la pobreza.

El olvido del campo argentino, incluidas las economías regionales, ha sido una causa principalísima de las reiteradas crisis de la balanza de pagos del país. Hasta ahora los gobernadores y los senadores que representan a las provincias discuten sobre la distribución de la recaudación fiscal, pero hablan muy poco de que el auténtico despertar de un federalismo vigoroso es imposible sin una política de desarrollo de las exportaciones tradicionales y no tradicionales, y sin una política nacional de infraestructura que abarque la totalidad del territorio nacional.

El país necesita de un nacionalismo económico abierto y no el tradicional cerrado y limitado al mercado interno, porque este va en oposición a la creciente dimensión de escala impuesta por el desarrollo tecnológico. El ejemplo de todo el sudeste asiático demuestra que ese nacionalismo abierto incluye un potente grado de proteccionismo, pero también la exigencia de que los inversores industriales compitan en el mercado mundial si quieren recibir beneficios del Estado.

Cuando se revisan las características mencionadas de un genuino desarrollo industrial, se puede observar que ninguna de ellas está presente en el esquema económico del Gobierno de Mauricio Macri, el que puede definirse en sus grandes rasgos como un modelo financiero que se basa en la toma masiva de créditos externos, en el retraso del dólar y en un déficit marcado de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

En este escenario de desequilibrio de las cuentas corrientes externas, no es factible introducir variables propias del modelo industrial, porque reclamarían una revisión profunda de los supuestos implícitos del esquema vigente, algo que no se percibe como posible en el actual escenario, por lo que toda reunión entre el Gobierno y los industriales termina siempre creando comisiones sectoriales, cada una de las cuales solo intentará mejorar la posición del sector en el mercado, pero sin ninguna visión del esquema global industrial.