Rescatemos "Luna de Avellaneda"

Guillermo Cascio

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En el año 2004 se estrenó la película Luna de Avellaneda, protagonizada por Ricardo Darín y dirigida por Juan José Campanella. Era la historia de un típico club de barrio en plena crisis económica, a punto de quebrar y la de un apasionado dirigente que se esfuerza por salvarlo sin perder de vista los principios fundacionales del club.

Pero situaciones similares han pasado clubes mucho más populares, incluyendo a los más grandes del fútbol. Entonces surge la pregunta sobre la sustentabilidad de los clubes en nuestro país. Son miles de clubes de fútbol, barriales y sociales que hoy existen gracias al esfuerzo de muchos dirigentes y socios como los que encarnan Darín y sus amigos cercanos.

Vamos a adelantar la respuesta: Sí, son sustentables. Pero para lograrlo es imprescindible llevar adelante algunos programas de capacitación que ayuden a la gestión con modelos similares a los que se usan en empresas, sean pymes o grandes, adaptados a instituciones que son asociaciones civiles sin fines de lucro.

Debemos aclarar que la expresión "sin fines de lucro" no habilita a perder dinero ni a un mal manejo. Solamente quiere decir que el superávit de una buena gestión no se distribuye entre los dueños en forma de dinero, sino que retorna a los socios del club de diferentes maneras, por ejemplo, obras.

Lo que no puede estar en discusión es que la operación del club necesita ser positiva en términos económicos, caso contrario, se comienza un camino penoso que puede culminar en la desaparición de la institución. Para expresar gestión exitosa en términos concretos de acciones que nos lleven por ese camino podemos enumerar algunas de los que hemos llevado adelante.

Implementación de procesos que describen los pasos de cómo se debe ejecutar cada acción. Por ejemplo: las compras de todo lo necesario para el funcionamiento (semillas para el césped, cloro para la pileta o pintura). Compremos sin la presencia de amigos que nos hacen precio o de canjes que nos benefician. Compremos siguiendo las normas básicas: competencia entre proveedores, presentación de ofertas al mismo tiempo, selección de mejor oferta con base en pautas fijadas con anterioridad, presupuesto previo como techo de precio y así sucesivamente.

Fijación de un presupuesto anual que nos permita conocer de antemano de dónde provienen nuestros ingresos y cuáles serán los egresos, de forma tal de actuar preventivamente aumentando unos y reduciendo los otros.

A esta altura de la lectura puedo suponer que más de un lector estará pensando cuán básicos son mis ejemplos y cómo todo esto no está ya implementado en todos los clubes. Puedo afirmar, con conocimiento de causa, que hay muchísimo por hacer en este aspecto.

La ayuda no se manifiesta sólo con subsidios cuando la situación es de asfixia financiera. Sería de gran utilidad tener un manual básico de gestión para clubes, que debería transformarse fácilmente en un sistema de computación para la gestión.

Cuando pensamos en la importancia de la articulación entre lo público y lo privado sin duda que los clubes, sean de fútbol, de barrio o sociales, son un espacio muy importante para darle contención y desarrollo a nuestra sociedad.

El autor es secretario del Club Atlético River Plate.