Si en la Argentina el programa de Mirtha Legrand pasó a ser el referente político, claramente estamos muy mal

Las propuestas generalistas buscan enfrentar a las partes, más que contribuir a dar claridad sobre ideas y propuestas

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Si uno presta atención a los debates de esta campaña electoral, se encuentra con que básicamente el argumento de Cristina Fernández de Kirchner es que si gana el oficialismo se viene el ajuste, y por el lado de Cambiemos el argumento es que si gana Cristina Fernández volvemos al pasado. Claramente es una campaña basada en asustar a la gente más que en formular propuestas. En debatir ideas.

Esta escasez de ideas que se observa en la política argentina, también se ve en la televisión. Los programas periodísticos dejan bastante que desear porque difícilmente ofrecen debates donde se profundizan los temas y se formulan propuestas para solucionarlos.

Es más, 30 años atrás el debate de los temas políticos se daba en Tiempo Nuevo y Hora Clave y las cuestiones de la farándula se debatían, por ejemplo, en el de Mirtha Legrand. Hoy esos programas de debates de política y economía escasean y el programa referente de las cuestiones políticas y económicas parece ser el de Mirtha Legrand, en el que se mezcla la biblia con el calefón en materia de invitados y donde nunca se termina de elaborar una idea, se interrumpe permanentemente a quien está exponiendo o se cambia de tema abruptamente.

La política se ha transformado en imágenes y en ver qué dicen las encuestas para que los políticos opinen. No son los políticos los que actúan como estadistas y van marcando el rumbo del debate, sino que son los asesores de imagen los que marcan la agenda de los temas a debatir.

Cuando Domingo Faustino Sarmiento hizo el primer Censo Nacional en 1869 y descubrió que el 70% de la población era analfabeta, no se puso a evaluar si políticamente había que educar, se lanzó a impulsar la educación, política pública que fue continuada por sus sucesores. Cuando Mauricio Macri inició su gestión tenía, a mi juicio, la gran oportunidad de detallar la herencia recibida y explicar el esfuerzo que había que hacer para superar el desastre que había dejado el kirchnerismo. Lamentablemente las cuestiones de imagen prevalecieron.

Cuando Mauricio Macri inició su gestión tenía, a mi juicio, la gran oportunidad de detallar la herencia recibida y explicar el esfuerzo que había que hacer para superar el desastre que había dejado el kirchnerismo. Lamentablemente las cuestiones de imagen prevalecieron

Por comparación, cuando Winston Churchill dio su discurso en la Casa de los Comunes reemplazando a Chamberlain al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, dijo que sólo podía ofrecer sangre, sudor y lágrimas. Algo que, por comparación, hoy sería políticamente incorrecto decir en Argentina para expresar el esfuerzo que vamos a tener que hacer para superar la herencia k y 70 años de decadencia. Sería políticamente incorrecto decir algo así. Casi un sacrilegio político.

Pero así como la política parece no querer debatir ideas y limitarse a llegar a la gente con imágenes, la televisión, salvo casos excepcionales, recorre un camino similar. El debate político y económico es sólo un griterío donde nadie escucha lo que dice el otro, no se profundizan los temas, no se ofrecen soluciones de fondo porque hacerlo implicaría decir cosas que son políticamente incorrectas. Todo tiene que ser superficial y un show que entretenga a la gente. No está mal que la televisión sea entretenimiento, y tampoco estaría mal que ofreciera un nivel de discusión con un poco más de profundidad. Puede haber momentos de entretenimiento y momentos de discusiones más profundas. Y aclaremos que los debates serios, si son bien armados, suelen ser muy interesantes de escuchar.

Así como la política parece no querer debatir ideas y limitarse a llegar a la gente con imágenes, la televisión, salvo casos excepcionales, recorre un camino similar

Obviamente, no se trata tampoco de sentar en una misma mesa a un kirchnerista con un no kirchnerista para que se griten mutuamente y asistir a una lucha como en las arenas del Coliseo, donde el público levanta o baja el pulgar para ver quién vive y quién muere en la discusión. Como decía un amigo economista que falleció: "¿vos qué querés, ganar la discusión o encontrar la solución al problema? Porque si querés ganar la discusión te la regalo, no me interesa. A mí me interesa encontrar la solución".

El show mediático

Volviendo un segundo al programa de la señora Mirtha Legrand, cuando el otro día entre ella y María Laura Santillán presionaban a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por el caso Maldonado, no la dejaban terminar de explicar que volvían al ataque con otra pregunta o afirmación. Era como decía mi amigo: parecía que querían ganar la discusión más que encontrar una respuesta al problema. A mi juicio fue un patético show periodístico por televisión.

Sin duda que la Argentina ha caído tan bajo porque el nivel cultural del argentino ha disminuido hasta niveles impensados. Cuando digo nivel cultural me refiero a la información sobre hechos históricos (¿cuántos chicos saben hoy quién fue Juan Bautista Alberdi?), a relacionar causa y efecto, a profundizar el análisis de los problemas. La ventaja competitiva de las naciones viene de la calidad institucional, entendiendo por calidad institucional las normas, leyes, códigos, costumbres que regulan las relaciones entre los particulares y los particulares con el estado. Esas leyes, normas, códigos y costumbres surgirán de los valores que imperen en la mayoría de la población y, algunos programas de televisión y periodismo en general parecen estar empeñados en alterar esos valores. Dicho más directamente, no contribuyen a construir una mejor calidad institucional, sino a deteriorarla por la superficialidad con que se tratan los temas hasta banalizarlos.

Sin duda que la Argentina ha caído tan bajo porque el nivel cultural del argentino ha disminuido hasta niveles impensados

Por supuesto que hay un periodismo más profundo, con más formación y preparación, pero todo parece indicar que es la excepción. Por alguna razón cada vez somos más los que vemos Netflix en lugar de los patéticos show "periodísticos" que pretenden ser serios y, como decía antes, donde da lo mismo sentar en una mesa a debatir a un burro con un gran profesor.

Sería bueno que todos hagamos un esfuerzo por levantar un poco el nivel del debate para poder reconstruir la Argentina. Ni los políticos ni el periodismo deberían sentirse exentos de esta responsabilidad.