Los ganadores de la “estatización” del narcotráfico uruguayo

Claudio Mate Rothgerber

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Desde este mes el gasto de bolsillo generado por los primeros 40 gramos de marihuana que consuman cerca de cinco mil uruguayos dejará de ser recibido por organizaciones criminales y se transferirá a organizaciones industriales, lo que inaugura un nuevo modelo de negocio largamente promovido por estas últimas. Dos firmas monopolizarán inicialmente la provisión del producto al gobierno uruguayo. Una de ellas es parte de un holding trasnacional en el sector de la agroindustria, con presencia en todo el planeta y activa participación en los movimientos pro legalizadores de toda la región.

International Cannabis Corporation (ICC) es la submarca de este holding y se presenta como "el productor (de marihuana) licenciado más grande del continente". Sus CEO no provienen del campo de la salud pública, la protección de la infancia o la acción social: Ravi Sood es el inversor principal de muchos negocios de mercados emergentes, ocupa también un alto cargo en Feronia, Galane Gold y Transaestern Power Trust. Fue fundador y CEO de Navina Asset Management. Michael Young se ha especializado en la gestión ejecutiva y de negociación en los mercados de capitales y es el puente de la empresa con las redes de inversionistas internacionales. Michael Galego es un abogado especializado en la compra y las fusiones de entidades financieras y comerciales, encargado de millonarias transacciones en América del Sur. Conocedor de lobbies gubernamentales por su paso por varias empresas públicas, incluyendo Pacific Exploration & Production, CGX Energy Inc. y Woulife Mining Corp.

La estrategia corporativa de la empresa es tomar a Uruguay como un hub regional para llegar a una región habitada por 620 millones de personas. Esto último no es una fantasía del autor de esta nota, es textual del sitio oficial de la firma y, más que ello, es una realidad que ya está en marcha en nuestra región desde hace varios años, con operaciones sostenidas sobre políticos, jueces, legisladores y formadores de opinión.

Imagine usted este nuevo mercado con un producto que obtiene una drástica reducción de su precio, mejora notablemente la accesibilidad para los consumidores y goza de PNT permanente en todos los medios de comunicación, que, en este caso, sólo se ocuparon de mostrar los rostros felices de los clientes haciendo fila para obtener su dosis, sin mencionar que el 98% de las farmacias del Uruguay se negaron a formar parte del negocio o que el 62% de los uruguayos se opone abiertamente a la medida, incluyendo a su propio presidente, el médico oncólogo Tabaré Vázquez. Tampoco se informa que desde la sanción de la ley, el mercado uruguayo de consumidores de marihuana paso del 12% al 17% y menos aún se dan a conocer estudios como los de Nora Volkow, Madeline Meier o Edmund Silins sobre los efectos de la marihuana en jóvenes.

La influencia del hub de esta floreciente industria sobre nuestra región ha jugado un papel decisivo en la aceptación y el consecuente aumento del consumo también en Argentina y Chile, que, junto con Uruguay, forman parte de los mercados de mayor expansión de esta droga en el planeta, según el último informe de Naciones Unidas. Lo que deja en evidencia la experiencia uruguaya es que la legalización no es una respuesta desde el derecho, es una respuesta desde la economía. Es un pase de manos del negocio de la droga, que convoca lo más descarnado de la ambición sin escrúpulos de uno y de otro lado de la legalidad.

El autor es secretario de Investigación de la Universidad Atlántida Argentina, asesor del Senado de la Nación Argentina y director del Centro de Estudios en Drogadependencia de la Universidad ISalud.