Cubrirse de los riesgos cambiarios

Michael Thomas

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En un reciente discurso, el máximo mandatario del Banco Central, Federico Sturzenegger, recomendó a los productores agropecuarios tomar coberturas en el mercado de futuros para reducir el riesgo asociado a la volatilidad del tipo cambio. Dichas declaraciones son notables, porque confirman el camino que la Argentina está recorriendo hacia mercados financieros desarrollados que suelen caracterizarse por esquemas de precios flotantes y la posibilidad de negociar derivados financieros para cubrir estos riesgos.

En los primeros días de julio volvieron a aparecer inquietudes por la suba del precio del dólar, situación que, en realidad, responde a un comportamiento normal de un mercado de libre cambio que hacía mucho no funcionaba en la Argentina. Los sistemas de control que funcionaron en el pasado quitaron agilidad y supusieron pérdida de experiencia profesional en el mercado. Hoy el esquema monetario basado en tipos de cambio flotantes se presenta como el más favorable para un crecimiento macroeconómico sostenido, pero también introduce riesgos adicionales en comparación con tipos fijos, como son la incertidumbre sobre la futura evolución del precio de la moneda y el impacto que ello tiene en la actividad económica y productiva del país. Esto afecta principalmente a la industria involucrada en el comercio exterior, sea por importaciones o exportaciones en divisa extranjera. Las empresas tendrán que acomodarse a este nuevo entorno y aprender a gestionar el riesgo. La buena noticia es que los mercados de capital desarrollados ofrecen instrumentos financieros para cubrir los riesgos que aparezcan.

La contratación de derivados financieros es un método eficaz para acotar el riesgo asociado a la fluctuación de tipos de cambio. Sin embargo, como estrategia única se quedaría corta para hacer frente al riesgo de divisa, dado que la exposición real suele contar con varios componentes que merecen un análisis cuidadoso previo. Más bien, la contratación de instrumentos financieros debería ser considerada como el último paso dentro de una estrategia integrada y coherente que cuenta con varias fases.

En la fase inicial las empresas deberán analizar en profundidad los datos y las previsiones de las transacciones comerciales en las divisas extranjeras, así como sus modelos internos de previsión, para obtener la mayor certeza posible sobre los importes y las fechas esperadas de la exposición a cubrir. En un principio se deberán considerar todas las transacciones y las divisas a las que el grupo se vea expuesto. Una vez definida la exposición bruta, dicho importe debería optimizarse mediante técnicas de coberturas internas o naturales. Para eso existen diferentes alternativas según el tamaño de la empresa, posibles filiales en el extranjero y el poder de negociación de esta.

En un primer paso, por ejemplo, se intentará obtener claridad sobre las posiciones largas y cortas en todas las monedas con las que cada empresa opera dentro del grupo. Probablemente surja la posibilidad de saldar flujos de efectivos dentro de la misma empresa, por lo que, finalmente, el grupo podría estar expuesto a una divisa diferente a la que la entidad individual estimaba inicialmente. Otra posibilidad de cobertura natural podría ser la negociación de la divisa de facturación de sus contratos. Dependiendo de la posición de mercado y sus relaciones comerciales, una empresa podría intentar negociar una parte de las futuras transacciones en su divisa local, traspasando de esta forma el riesgo a la contraparte.

Como resultado de la primera fase, la empresa habrá definido su exposición real con respecto a divisa, importes y calendario. Una vez que se hayan realizado estos pasos, el importe restante que no haya podido ser optimizado se cubrirá contratando derivados financieros.

Ahora, el presidente del Banco Central se refirió concretamente a futuros como instrumentos de cobertura. Esto es un seguro de cambio negociado en bolsas de derivados, mediante el cual los agentes económicos pueden fijar hoy el tipo de cambio que aplicará en la fecha futura, cuando se realice el flujo de caja en divisa extranjera relacionado con la transacción comercial. De esta forma, la empresa elimina la incertidumbre sobre el importe que va a realizar, para así planificar y presupuestar su negocio en la divisa local.

La ventaja de contratar seguros de cambio por bolsa, en vez de bilateralmente con un banco, es el fácil acceso y la mayor liquidez para ajustar posiciones posteriormente en caso de que cambien las previsiones. Además, el riesgo de contraparte es básicamente inexistente. La desventaja se encuentra en que, para generar liquidez, los contratos cuentan con términos estandarizados con respecto a vencimiento e importe, por lo que en general no cumplirán del todo con las necesidades de los inversores. Para eliminar el riesgo de contraparte, las bolsas negocian los futuros por cámara de compensación, lo que significa una liquidación diaria del instrumento, tanto a favor como en contra. Lo que pierde el inversor con el derivado con respecto al tipo de cambio asegurado lo ganará cuando se realice la transacción futura. Hasta entonces tendrá que aportar fondos a la bolsa, lo que puede abrir una brecha importante de liquidez. Por eso es importante destacar que la contratación de derivados se debe considerar como un eslabón dentro de una estrategia coherente de cobertura.

Futuros no son los únicos instrumentos con los que se puede realizar una cobertura. Quedarían por mencionar las opciones como la otra gran clase de derivados financieros. Parecido a un seguro, estos instrumentos ofrecen la posibilidad de cubrir un tipo de cambio a futuro, pero únicamente se ejercerán si a esa fecha el tipo de cambio del mercado es desfavorable con respecto al inicialmente pactado. De esta forma, se pueden limitar los riesgos y mantener al mismo tiempo las chances que también ofrece un esquema de tipos flotantes.

Otra señal de la transformación por la que está pasando el mercado financiero argentino es la reciente actividad de las principales sociedades relacionadas. Tanto Rofex como MATba están ampliando su gama de productos y sondean posibilidades de cooperación para ofrecer a los inversores accesos eficientes. Un aumento de la liquidez de dichos contratos se puede esperar próximamente, lo que facilita el diseño de estrategias de cobertura alineadas con las necesidades de los participantes.

En resumen, se puede afirmar que el esquema de tipos de cambio flotantes es un paso importante en la apertura de los mercados financieros argentinos. Por otro lado, el abandono del tipo de cambio controlado crea nuevos desafíos para los agentes económicos relacionados con la incertidumbre de la evolución del precio. Como parte de una estrategia abarcativa, los derivados financieros son una herramienta eficaz para gestionar riesgos de mercado en general, no solamente de monedas.

El autor es director responsable del área de Gestión de Riesgos Financieros, KPMG Argentina.