Los seguros en 2017: un año para asegurar el futuro de la industria

Federico Bacci

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El mercado de los seguros ha vivido muchos cambios en el último tiempo. Podría decirse que estas transformaciones acompañaron el contexto del país, aunque se pueden observar nuevas tendencias regionales que calan hondo en cómo se entenderán los seguros de ahora en más.

Para un análisis más profundo de esta evolución, primero, debemos separar lo que es la aseguradora de riesgos de trabajo (ART) del mundo de los seguros generales, ya que poseen características bien distintas.

El mercado asegurador de ART ha estado marcado durante los últimos años por la litigiosidad, lo que llevó al sistema a estar financieramente comprometido por la cantidad de juicios existentes y a la necesidad de tratar hoy una nueva ley de ART que evite el constante deterioro del sistema. Viéndolo en retrospectiva, estamos muy cerca de repetir la triste historia vivida en la década del 90 por las compañías que vendían pólizas de accidentes del trabajo. Los reclamos por la vía judicial llevaron a la quiebra a muchas de estas compañías. La creación de las ART buscó encorsetar la siniestralidad y darle previsibilidad a un sistema que ya no se sostenía por sí solo. Nunca mejor el dicho: escoba nueva barre bien. Al inicio, el sistema funcionó de acuerdo con lo esperado. Se logró bajar los índices de siniestralidad, mejoró la prevención de accidentes y las finanzas de las compañías mostraban mejores indicadores. Pero como no aprendemos de nuestros propios errores, volvimos a dar lugar a los reclamos judiciales por fuera de la normativa. El resultado fue el esperado, compañías en problemas y una ley obsoleta. La semana pasada se aprobó la nueva ley de ART que busca volver a estabilizar el sistema. El futuro nos dirá si volvemos a tropezar con la misma piedra.

En lo que refiere a seguros generales, creo que estamos cerca de enfrentarnos a un escenario parecido al que vivieron las ART. Me refiero a la poca rigurosidad técnica del mercado en el ramo automotores, donde también vemos el crecimiento de los juicios en forma constante. Si la deficiencia técnica se suple con ganancia financiera, es sabido en el mundo de los seguros que la historia termina mal. Sobran ejemplos en el mercado de compañías que han mostrado un sostenido aumento en la participación de mercado apalancados en una estrategia de precios bajos. Ante lo que considero el inicio de un nuevo ciclo económico en el que sería de esperar una menor renta financiera de la mano de la baja de la inflación, quienes hayan optado por el camino antes descrito posiblemente se enfrenten en breve a un problema de difícil solución. En poco tiempo veremos cuán fuertes están las compañías para afrontar la baja en su renta financiera sin deteriorar el pago de siniestros. Por otro lado y enhorabuena, el ente regulador (la Superintendencia de Seguros) está tomando medidas para mejorar la solvencia del mercado. El mayor aporte de capitales requerido a las aseguradoras garantiza a los clientes compañías más sólidas.

Otro tema que me gustaría resaltar y que afecta a la gran mayoría de las compañías de seguros es su enorme déficit en inversión tecnológica si comparamos la industria de seguros con cualquier otra industria de servicios. Sinceramente creo que en poco tiempo veremos cambios en este sentido. La diversidad de opciones que demandan hoy los asegurados a la hora de adquirir un seguro obliga a la industria aseguradora a actualizarse tecnológicamente. La tendencia conocida como de omnicanalidad marca que el asegurado se quiere contactar con la compañía a través de un productor de seguros, pero luego quiere hacerlo por internet, en persona o por teléfono. Responder a esta demanda es el primer cambio obligado en el segmento.

Un punto importante a tener en cuenta es que en el mercado de seguros argentino la venta es históricamente intermediada; un 60% se gestiona a través de productores y brokers. Es decir que no sólo las compañías deben hacer el salto tecnológico, sino también los productores y los brokers de seguros. Las compañías deberán ayudar a su red de ventas más importante para estar a la altura de estas tendencias.

Finalmente y teniendo en cuenta el contexto, en Argentina, en el mediano plazo, si la economía se reactiva como se espera, las perspectivas son más que positivas para el ramo de seguros. Básicamente porque hay determinados sectores industriales que generan prima genuina de seguros. El primero es la industria automotriz; hoy los seguros de autos representan cerca del 65% de la facturación de seguros generales, es decir que si esa parte de la industria vuelve a reactivarse, habrá un crecimiento genuino de las primas de seguros generales. También está la obra pública, que repercute tanto en el ramo de cauciones como en construcciones, ingeniería, property e incluso en los seguros de transporte de mercadería, que automáticamente empiezan a crecer cuando empieza a haber mayor obra en el país.

Otro sector que promete muchísimo con la baja de retenciones es la agroindustria y todos sus negocios asociados, no solamente los negocios de granizo sobre cosechas, sino también las actividades periféricas como las plantas industriales, los proveedores y los negocios de leasing asociados a las maquinarias agrícolas.

El mercado de las aseguradoras tiene por delante mucho por hacer. No debe retroceder y es responsabilidad de sus actores responder de manera proactiva ante las nuevas demandas de los consumidores y las tendencias regionales. La perspectiva es positiva, los desafíos están planteados y el camino es interesante. Sin dudas el 2017 será un año para asegurar el futuro de la industria.

 

El autor es vicepresidente canal tradicional en Seguros Sura. Cuenta con más de 25 años de experiencia profesional en el mercado asegurador.