Papelones desde el sur

La ex Presidente, tan afecta a las redes y los posteos en YouTube, deberá revisar a su staff de colaboradores. Llamarse un poco a silencio, reflexionar antes de postear

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El memorable tuit de la cadena nacional (de la mentira) era mentira. O, para decirlo en un lenguaje más nac and pop, era trucho. La empeñosa edición de cuadro split que mostraba la supuesta captura de pantalla de varios canales bajo el graph "Santa Cruz: la Venezuela argentina" fue, conforme ahora se sabe, una edición manipulada, truchísima. Ni Mariana Fabbiani lloraba por la represión en el lejano sur, ni Santi del Moro comparaba el terruño de Alicia K con las atribuladas calles de Nicolás Maduro. Los community manager de la ex jefe de Estado estaban viendo otro canal o, lo que es una práctica un poco más recurrente, estaban haciendo una movida on demand para CFK.

En cualquier caso, un papelón. Con varias partecitas de la realidad les dio por armar una gran falsedad. Un desafío en arte digital. Todo muy lindo, muy producidito, pero letal. Tan grosa fue la trastada que el mismísimo Dieguito Brancatelli tuvo que hocicar. "Coincido, me parece que Cristina le erró y la pifió en esto", "Yo me sentí un boludo" sinceró.

Hacer la revoluta en la web no es para cualquiera. La ex Presidente, tan afecta a las redes y los posteos en YouTube, deberá revisar a su staff de colaboradores. Llamarse un poco a silencio, reflexionar antes de postear. El papelón no la ayuda. Tampoco es cierto, como se argumentó en la denuncia penal contra los que protagonizaron los episodios del pasado viernes frente a la residencia de la gobernadora que América TV estaba en Gallegos fogoneando los incidentes. El equipo de la emisora llegó recién en el fin de semana, justamente para cubrir las repercusiones de los incidentes y el estado de situación de la provincia.

También en relación a esto pasaron, como se dice en la jerga de la información, "pescado podrido". Alguien tiene que cuidar a CFK si es que la quieren bien. Los tiempos de acomodar la realidad a las necesidades del relato se están acortando. Una cosa es disponer de la cadena nacional a libre demanda y otra muy diferente es fatigar el canal de YouTube o la línea del tiempo de Twitter con producciones especiales. Para esto último, además de templanza y equilibrio personal, hace falta expertise.