La “Teoría del Loco", en el mundo superpoblado de ojivas nucleares, ¡no va!

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"La llamo la Teoría del Loco (…) Correremos el rumor de que, 'por amor de Dios, conoces a Nixon, está obsesionado con el comunismo, no lo podemos reprimir cuando está furioso -y tiene la mano en el botón nuclear'-…"

(Richard Nixon)

Mientras el general James Mattis (nuevo Secretario de Defensa de los Estados Unidos) solicitó el 17 de febrero en Bruselas a sus aliados europeos de la OTAN que aumentasen hasta un 2% el presupuesto de Defensa para mantener el "costo de la libertad", Alemania alertó a Washington sobre el peligro de adoptar una actitud equidistante entre los miembros de la OTAN y Rusia. Y le pidieron a Donald Trump que explicase el verdadero significado que tiene para él, la palabra "obsoleto" con la cual define actualmente la función de la OTAN. Todo esto en el contexto de la renuencia del nuevo presidente de los Estados Unidos, luego de la reunión con el premier israelí, Benjamin Netanyahu, a aceptar la política de dos Estados (Palestina-Israel) como solución del conflicto. "Un Estado o dos Estados. Aceptaré lo que acuerden", dijo Trump, dejando de momento a la intemperie a los palestinos que inmediatamente rechazaron la propuesta, al que igual que Europa que se hizo oír a través de Francia. De cualquier modo esto obliga a estudiar también qué significaría un Estado, tema complejo no solo por la disputa de años, sino por las distintas lenguas religión, tradición y densidad de población.

También la prueba de un misil con capacidad de albergar carga nuclear por parte de Irán alteró la armonía alcanzada con Barack Obama ya que Trump inmediatamente puso "bajo aviso" a Teherán por el ensayo balístico realizada. Si bien esto puede ser considerado también como una maniobra iraní para mejorar las condiciones de diálogo de su principal aliado Vladimir Putin con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, en un contexto de desconfianzas análogas a las de la Guerra Fría por más elogios que los mandatarios ruso y estadounidense se insinúen públicamente y por más connivencia entre ellos que denuncien los medios de comunicación afines a los Demócratas. Altos generales estadounidenses advirtieron que Rusia podría atacar el continente europeo si Estados Unidos retira sus tropas e hicieron oír su voz: "Los rusos sólo entienden la fuerza" (general Ben Hodges).

También con China, más allá del reciente diálogo telefónico del cual lo único que se conoció, hasta el momento, fue el reconocimiento por parte de Trump de la existencia de "una sola China", en obvia referencia a la vocación independentista de Taiwán, la disputa sigue en pleno auge: la postura comercial proteccionista de Trump aceleró el desembarco de China en América Latina, dispuesta, como vimos en el último viaje de Xi Jinping a Ecuador, Chile y Perú, cuando afirmó en un documento "la disposición de China a construir una nueva relación con América Latina y el Caribe basada en la confianza mutua en el campo político, las ganancias recíprocas en el campo económico y la coordinación en asuntos internacionales". Una verdadera disputa de intereses en "el patio trasero". Ni hablar de la peligrosa aproximación reciente de dos aviones de combate (uno chino, otro americano) a treinta y cinco metros de distancia en el Mar Meridional de la China.

Por todo ello, Trump estaría convencido de que cualquier costo es bueno si la aproximación con Rusia lo potencia en la disputa con China. Quizás esto explique las razones por las cuales el flamante presidente eliminó el proyecto número uno en términos presupuestarios de dos billones de dólares por año que la CIA tenía para Siria, según WikiLeaks, y que sigue peleando por mantenerlo. Agencia con la cual Trump está en plena disputa (la más grave) por someterla a revisión con la nueva reasignación de presupuesto que les propone. Ahí nada es gratuito. Si logra sortear eso, es muy probable que pueda gobernar según su agenda.

Finalmente, el núcleo de poder que ayudó a entronizar a Trump (él es sólo la imagen) deberá definir, si las actuales organizaciones multilaterales "son obsoletas", cuáles son las instancias alternativas que pueden garantizar una nueva sociabilidad comunitaria mundial, al servicio de una paz que facilite la cultura del encuentro propuesta por el Papa Francisco, en un mundo donde no hay espacio "para hacerse el loco" (como aconsejaba Kissinger en la Guerra Fría para "asustar"), ni para una Tercera Guerra Mundial de poderse confirmar que el número de armas nucleares en poder de las potencias atómicas podría estar en el orden de: USA 7000,  Rusia 7000, Francia 300, China 250,  Reino Unido 225. Paquistán entre 90 y 110, India entre 60 y 80, Israel entre 60 y 200 y Corea del Norte 15.

Todas cifras estimativas, sin diferenciar entre ojivas nucleares desplegadas y ojivas nucleares mantenidas en reservas.

Confiemos en que sea como dice Carlos Slim: "Trump no es Terminator es Negociator", y que pueda entonces armonizar las partes en conflicto, tanto en plano interno como en el internacional.

 

Dirigente Justicialista. Ex Subsecretario general de la Presidencia (1995-1999). Ex vicepresidente de la Internacional Demócrata de Centro (IDC)