La débil performance de la economía argentina

Nicolás Cachanosky

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Lamentablemente, las economías no se recuperan por arte de magia. Especialmente si traen consigo años de inseguridad jurídica, aislamiento del comercio internacional y un peso insostenible del Estado. Recordemos que al final del kirchnerismo Argentina se encontraba ente las diez economías menos libres del mundo. Revertir un escenario como el de la economía argentina al final de doce años de kirchnerismo requiere mucho más que un cambio gubernamental y expresiones de deseo. Terminado ya el segundo semestre, el repunte económico prometido por Cambiemos no sólo no ha aparecido, sino que más bien la situación parece ser la contraria, con caída de la producción y un débil mercado laboral. En lugar de preguntarnos por qué la economía no ha repuntado, quizá deberíamos preguntarnos por qué habría de hacerlo si las reformas necesarias y suficientes no se han hecho o han quedado a mitad de camino. Medidas muy importantes, como eliminar el cepo y cerrar el conflicto con los holdouts, ciertamente han sido medida necesarias, pero distan de ser suficientes.

Mi analogía a que las economías no se recuperan por arte de magia se refiere al hecho de que Cambiemos no tiene, o al menos no ha dado a conocer, un plan económico integral. Más bien lo que se percibe son medidas aisladas que dejan en el aire las soluciones de los mayores desequilibrios a resolver. Esperar que la economía repunte con base en un shock de expectativas (sin un plan integral en acuerdo con la clase política en general) es esperar que la economía repunte por arte de magia. ¿Por qué las expectativas van a ser positivas y lo suficientemente fuertes para hacer despegar la economía nacional si Cambiemos no ha ni explicado en la herencia recibida ni ha explicitado el plan integral para reestructurar la economía?

Por un lado, Cambiemos parece apostar en gran parte a un shock de expectativas. De allí que se sostenga que no se puede, por ejemplo, bajar impuestos hasta que la economía no repunte. Pero, por el otro lado, actitudes de Cambiemos juegan en contra de las expectativas positivas. Cuando da a entender y actúa con base en fuertes restricciones políticas, el mensaje que se envía es que el Gobierno de Mauricio Macri no puede llevar adelante las reformas necesarias y suficientes, lo que impide que se formen las expectativas positivas. La actitud del Gobierno respecto al blanqueo ilustra esta situación. El discurso gubernamental sobre el blanqueo no se basó en la confianza del plan económico de Cambiemos, sino en el miedo, con frases del estilo: "Al que no blanquea, el año que viene lo vamos a encontrar porque no va a tener dónde esconderse".

Lamentablemente hay que seguir insistiendo con el tema del déficit fiscal, posiblemente el mayor desequilibrio económico a solucionar. La situación del déficit fiscal tampoco contribuye a las expectativas positivas. El Gobierno ha afirmado varias veces que ha optado por reformas graduales en lugar de rápidas (shock). Sin embargo, el déficit fiscal del 2017 podría terminar en un nuevo récord. No es lo mismo solucionar gradualmente el mayor desequilibrio económico que caminar en sentido contrario.

A este escenario se le suma una presión fiscal asfixiante, una economía que sigue siendo cerrada y una inflación que, si bien está disminuyendo, sigue siendo alta. Con un déficit fiscal superior al 7% y aumentando, sin un plan económico integral que solucione este problema, ¿qué expectativas debemos esperar? ¿Si el mismo Gobierno reconoce las presiones fiscales y sociales, cómo estar seguros de que no nos van a volver a expropiar ahorros con tal de no ajustar el gasto político?

La persistencia del déficit ha llevado a un aumento de deuda del Banco Central (BCRA) en forma de Lebac. El monto de Lebac se encuentra en niveles similares o superiores a los de la base monetaria. Las Lebacs son bonos de corto plazo. Si el BCRA decide cancelar el 100% de la deuda en el corto plazo (es decir, pagar los bonos en lugar de hacer un roll-over de la deuda), entonces se debe duplicar la base monetaria. Este escenario no es nuevo en Argentina. Esta situación, ¿qué expectativas genera en los inversores que miran más allá del corto plazo argentino? ¿Qué va a hacer el BCRA eventualmente con las Lebacs? ¿Pagarlas y obligar a los bancos a mantener los pesos en reservas (un default encubierto)? ¿El Tesoro cambiará las Lebacs (corto plazo) por bonos de mediano o largo plazo? ¿O acaso el BCRA sostiene que esto no es un problema?

El problema es que las expectativas no sustituyen reformas de fondo o institucionales. Las expectativas no funcionan como magia. Las expectativas no se forman sólo con base en lo que el Gobierno dice que va a hacer, sino que también se forman según lo que el Gobierno hace y no hace. Es de esperar que reformas graduales lentas, en especial sin un plan integral que nos muestre el mapa de ruta a futuro, tengan efectos económicos lentos en lugar de rápidos. La débil performance de la economía argentina se debe a lo que se hace dentro de Argentina, no hay que excusar al segundo semestre ni con lo que sucede en Brasil ni al triunfo de Donald Trump.

@n_cachanosky

El autor es doctor en Economía por Suffolk University. Actualmente es Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver. Administra el blog Punto de Vista Económico. www.ncachanosky.com.