Terrorismo y locura

Por Claudio Zin

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Esta, nuestra sociedad monoteísta judeo-cristiana-islámica, se ha convertido en una usina generadora de la mayor cantidad de cuadros psicóticos en gente joven (locos, para mas claridad) que la historia recuerde -y no precisamente locos lindos o soñadores delirantes.

Los otros, los delirantes salva patrias, salva Humanidad, salva religiones, salva razas, salva grupos étnicos, nunca faltaron por cierto y algunos detentaron un poder absoluto que nadie podrá jamás entender (Stalin, Hitler, al Baghdadi, Erdogan, por ejemplo), pero locos sueltos como por estos tiempos, nunca visto.

¿Hay razones que lo pueden explicar, causas etiológicas patognomónicas (aquellas que solo tienen como consecuencia estos actos)? Veamos:

-Marginalidad, pobreza, desigualdad, sufrimiento y crueldad entre los grupos sociales, en verdad, siempre hubo, no debe ser por tanto la única causa. Cierto que colabora, como siempre, pero no la única.

-Fanáticos religiosos, los hay desde el comienzo de los tiempos, que han estúpidamente generado guerras absurdas, tampoco podemos negarlo, por tal no debe ser la principal de las causas.

-Resentidos, enojados, defraudados, depresivos, decepcionados se registran desde hace siglos y no matan a nadie, mas allá de alguna vana ilusión y una que otra esperanza.

Para hacerlo, para matar o matarse, les falta un paso, la locura, el perder contacto con la realidad que tanto odian, intentando crear otra que solo reside en su cabeza, o simplemente tomando venganza de aquella que los lastima.

La locura no es de derechas o izquierdas, es solo locura, por ende difícil de comprender, se rige por otros paradigmas, otra realidad, nos "saca de cuadro" no podemos encasillar al autor de un hecho de sangre como reivindicador de pasiones de un extremo u otro, sentimos casi una decepción. ¿Pero cómo no es del ISIS? ¿Pero cómo no es de Casa Pound? ¿No pertenece a los movimientos neonazis europeos? ¿Pero quién es?

Lo vi en los noticieros de televisión de Alemania que se afanaban por ubicar al asesino de Munich como aliado/soldado del ISIS/DAESH o reivindicador de la extrema derecha asesina europea.

Cuando ni una ni otra teoría encajaban en la realidad, noté un extraño desasosiego entre los presentadores de noticieros de TV, estaban desorientados, tratando de llenar con palabras "huecas" minutos y minutos de aire, tal como alguna vez también hice en otra vida.

Esto causa la locura en el otro, el que es testigo de los hechos, profunda y rara sensación de no poder entender que pasa y porqué pasa. Nadie lo revindica. Eso es la locura, nadie la quiere cerca.

Un loco que actúa como tal y logra lo que logró a los 18 años Alí Sonboly, el alemán-irani que por estos días mató a 9 personas e hirió a 27 de las cuales 5 niños y adolescentes muy graves, en Munich Baviera en el sur de Alemania, en la puerta de un McDonald's , al lado de un centro comercial, donde los viernes suelen ir decenas de chicos para encontrarse con sus pares, donde seguramente él iba frecuentemente.

Al grito de "Soy alemán, malditos extranjeros, odio a los turcos" desenfundó un Glock 17 de 9mm, que compró en la "deep web", la internet clandestina, con los números de serie borrados, disparó sobre la gente, muchos jóvenes y niños. Escapó y unas 10 cuadras mas lejos se suicidó, o "lo suicidó" la Policia, nunca lo sabremos con certeza.

En su mochila roja tenía cerca de 300 proyectiles para cargar su arma que no utilizó.

El padre, conductor de taxi, la madre, empleada en una de las tiendas del centro comercial donde ocurrieron los hechos. Jamás se hubiesen imaginado un desenlace tal.

Demasiada internet, demasiado trabajo para seguir viviendo en el coqueto edificio multiétnico de los suburbios de Munich, donde vivía la famila, más adolescencia y episodios de acoso escolar y golpes, en la niñez por ser extranjero y, peor aún, extranjero pero no turco (etnia más frecuente).

Estaba en tratamiento por una depresión dijo su padre, seguramente un cuadro esquizofrénico. La medicina no advirtió su peligro potencial y no pudo aislarlo por peligroso para él y para terceros, tal como resultó ser. La familia tampoco. Solo hoy, revisando su computadora, sus sitios preferidos, nos damos cuenta.

La Policía no llegó para evitarlo. Todos fallamos un poco; la sociedad falla demasiadas veces.

El autor es senador del Parlamento italiano. Médico y ex ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Periodista científico.