Inseguridad: el legado del kirchnerismo

El Gobierno acaba de publicar el estado de situación en que se encontró al país en diciembre de 2015. En materia de seguridad, se enuncian datos conocidos y datos sorprendentes.

Según el reporte, el país se ha convertido en el tercer proveedor mundial de cocaína y posee la mayor tasa de robos del mundo. De acuerdo con un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Narcotráfico, en la Argentina se duplicó la prevalencia de consumo de cocaína y marihuana entre el 2000 y el 2010. En esos mismos años, Argentina se convirtió en un país que recibe droga, la transforma, la vende internamente y la exporta a Europa, África, Asia, Australia, Medio Oriente y a países vecinos.

La ausencia de estadísticas sobre la seguridad en el país fue la norma, aunque datos de organismos internacionales como la ONU evidencian el aumento de la inseguridad. Según esta organización, Argentina era, en 2013, el país con la mayor tasa de robos del mundo: 973,3 robos cada cien mil habitantes. También datos del Ministerio de Salud muestran que la tasa de homicidios creció un 45% en esos años. Mientras en 2008 era de 5,8 cada cien mil personas, en 2013 llegaba a 8,4.

Un dato mayor: la detención de criminales prófugos también estuvo ausente. En diciembre de 2015, según el reporte oficial, había 105 mil personas en libertad con pedido de captura; al menos un cuarto de ellos eran criminales peligrosos.

Aquí debo recordar que una de las seis medidas más importantes que sacaron a la ciudad de Nueva York del crimen en los noventa, implementada por Bill Bratton, fue justamente la formación de una Unidad de Capturas que se dedicó a buscar prófugos, por cuanto, allá en esa época y aquí ahora, esa es la gente que causa inseguridad. Sin mediar una captura preventiva, nos enteraremos de sus antecedentes cuando cometan otro delito, es decir, cuando ya victimizaron a alguien más.

Si en los Estados Unidos hay una reincidencia aproximada del 75% de criminales violentos, pensemos la cantidad de delitos que están cometiendo en estos momentos todos estos criminales sueltos referidos en el reporte oficial. Se impone urgente la creación de una unidad especializada.

Observemos, siguiendo con el reporte, cómo se trataba el delito complejo, el que más violencia trae, por ejemplo, el narcotráfico. La Subsecretaría de Investigación del Delito Organizado y Complejo, por su parte, no contaba con personal propio. Sus únicos seis contratos estaban afectados a otras tareas. Esa era la importancia que se adjudicaba al crimen que causa del 30% al 70% del delito violento.

En cuanto al control de fronteras, menos del 8% del personal de la Prefectura Naval Argentina se encontraba ubicado en la zona crítica del narcotráfico y del contrabando. Sólo había 1.800 efectivos desplegados en el alto río Paraná y en el río Paraguay. La Gendarmería, por su parte, tenía asignados sólo 850 efectivos para asegurar y operar 101 pasos internacionales. Menos del 3% de su personal.

Este reporte debe ser tomado como primera auditoría de diagnóstico, y de allí debe surgir la rápida creación o la transformación de organismos y dependencias de lucha contra el delito, como, por ejemplo y en orden de importancia, una Agencia Federal de Lucha contra el Crimen Organizado. Y la urgente construcción de cárceles; un buen plan de seguridad traerá aumento de la población carcelaria, al menos a corto plazo.

El autor es abogado, PhD en Justicia Criminal, ex fiscal en lo Criminal. Es integrante de Usina de Justicia.