Sexo, drogas y canibalismo: “Pink Flamingos”, la película de culto más escandalosa de la historia

Tan repulsiva como cómica, el filme de John Waters lanzó a la fama a Divine, una de las drag queen más icónicas de Hollywood

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A 52 años del estreno de "Pink Flamingo", la vigencia del horror y humor representados en el filme lo mantienen en el podio de las películas de culto. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
A 52 años del estreno de "Pink Flamingo", la vigencia del horror y humor representados en el filme lo mantienen en el podio de las películas de culto. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Solo bastaron USD 12 mil dólares para crear la película más “repulsiva”, “enfermiza“ y “asquerosa” de la historia, tal como fue descrita por la prensa estadounidense y el escandalizado público que asistió al estreno de Pink Flamingos en 1972. Casi 50 años más tarde, a estas críticas se le sumaron otros tres adjetivos imprescindibles: “cultural, histórica y estéticamente significativa”, según escribió el Registro Nacional de Cine de Estados Unidos cuando incluyó el título en la Biblioteca del Congreso para su preservación.

Adorada por gays, motociclistas, campesinos sureños, “y básicamente personas enojadas con buen sentido del humor”, tal como explicó su perverso director, John Waters, la comedia negra se proyectó una larga temporada en cines underground y de medianoche, donde se ganó su estatus de culto entre los cinéfilos y asistentes que memorizaban el guion y las recitaban vehementemente en las funciones.

"Pink Flamingos" se filmó casi completamente a escondidas del público por temor a ser arrestados. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
"Pink Flamingos" se filmó casi completamente a escondidas del público por temor a ser arrestados. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Pero el fenómeno estaba muy alejado de los cines tradicionales y el VHS. No era para menos, las transgresiones mostradas en pantalla incluían violación, asesinato, incesto, canibalismo, coprofagia y necrofilia. Y aunque buscaron cortar las escenas hasta el punto de obtener un mísero cortometraje, no fue posible obtener una clasificación R18+ hasta una década después.

En el centro de la trama encontramos a Divine, una exuberante drag queen de 130 kilos apodada por un medio amarillista como “la persona viva más inmunda del mundo”. Ella vive en un remolque escondido de la ciudad, donde puede dar rienda suelta a su depravado estilo de vida junto a su hijo Crackers, su madre Edie y su perro Cotton.

La historia transcurre en Baltimore de los años 70, un contexto donde se vivía altas tasas de violencia, delincuencia, corrupción, pobreza y desempleo. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
La historia transcurre en Baltimore de los años 70, un contexto donde se vivía altas tasas de violencia, delincuencia, corrupción, pobreza y desempleo. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Su “pacífica” existencia es irrumpida por sus rivales, Connie y Raymond Marble, un matrimonio dedicado al secuestro de mujeres, a quienes recluyen en un “sótano de embarazo” para luego vender a sus bebés y usar a las madres en perversos videos. Basado en su historial criminal, la pareja se cree merecedora del título obtenido por Divine, por lo que inician una extravagante y repugnante competencia para arrebatárselo.

Una filmación de horror

“Ciertamente escribí Pink Flamingos bajo la influencia de la marihuana”, confesó Waters en una pasada entrevista con Vogue. El resultado final incluyó una llamativa escena sin cortes en la que la excéntrica protagonista ingiere el excremento de su perro con una plácida mueca.

Filmado durante seis meses, la actores y miembros de la producción  tuvieron que trabajar hasta 20 horas seguidas durante invierno. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
Filmado durante seis meses, la actores y miembros de la producción tuvieron que trabajar hasta 20 horas seguidas durante invierno. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

“John se me acercó y me dijo, ‘¿harías esto?’, y yo le dije que claro. Bueno, pensé que estaba bromeando”, reveló el intérprete de la icónica Divine en una entrevista rescatada por el documental I am Divine.

Él entendió que la propuesta era totalmente seria un año después, cuando Waters le increpó con un “¿quieres ser famoso o no?”. “Y bueno, ¿qué me importa? Ya sabes, yo era muy joven. Realmente no pensé en ello hasta que tuve que seguir a ese perro durante tres horas”, agregó.

John Waters mencionó que la popularidad de "Pink Flamingos" se debe a que logró unir "a los pervertidos del mundo". (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
John Waters mencionó que la popularidad de "Pink Flamingos" se debe a que logró unir "a los pervertidos del mundo". (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Es imposible olvidar además el polémico fragmento en el que dos personajes utilizan a un pollo vivo como juguete sexual. La crueldad con la que los actores tratan al animal terminó por matarlo, convirtiéndose en la escena más perturbadora del largometraje. En numerosas entrevistas se recriminó al director por este rodaje, pero Waters siempre respondía irónico: “Creo que mejoramos la vida del pollo: salió en una película, se lo follaron, y justo después de rodar la siguiente toma, el reparto se lo comió”.

Fue solo hasta 2021 que, en una entrevista con Vogue, dijo que se arrepentía de “hacerle pasar eso” al animal. Aunque poco después añadió: “Lo compramos en un mercado que anunciaba ‘pollos recién sacrificados’, así que estuvieron a punto de cortarle el cuello. ¡En cambio, tuvo que simular sexo en una película y hacerse famoso!”

La escena que provocó mayor censura consistía en Divine destrozando la casa de su rival, y llegando a tal grado de éxtasis que culmina practicándole una felación no simulada a su hijo en la ficción. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
La escena que provocó mayor censura consistía en Divine destrozando la casa de su rival, y llegando a tal grado de éxtasis que culmina practicándole una felación no simulada a su hijo en la ficción. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Pero incluso la inmundicia tiene límites. Según contó en la misma entrevista, entre las partes que no pudo rodar fue una escena donde le encendía el cabello de Mink Stole. El problema fue que, cuando la actriz preguntó cómo se iba a trucar ese fragmento, él respondió: “Bueno, te prendemos fuego y te tiramos un balde de agua cuando diga corte”. Afortunadamente ella se negó, y Waters se defendió diciendo que “¡no estaba tratando de ser malvado, solo estaba drogado!”.

John Waters, ¿un genio o un perverso?

¿Qué lograba John Waters con toda esta perversión escenificada? Transgresión. Al cineasta le encantaba la respuesta escandalizada de la audiencia común, quizá por encima de los elogios recibidos en el circuito underground. Sus proyectos independientes como Eat Your Makeup, Desperate Living o Female Trouble, buscaban barrer por debajo del sueño americano para encontrar la “basura” que el país escondía en aquella época: los barrios marginales, las disidencias sexuales reprimidas y la segregación racial.

John Waters ayudó a construir la personalidad de Divine, convirtiéndola una leyenda para las drag queens disidentes. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
John Waters ayudó a construir la personalidad de Divine, convirtiéndola una leyenda para las drag queens disidentes. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Para representar la contracultura, recurría a una estética kitsch, camp y trash, una combinación que resultó en un estilo muy alejado del “buen gusto” y sofisticación, optando por lo grotesco y exagerado como representación del ideal de belleza. Es así que construye a Divine, un personaje recurrente en su cinematografía a quien describía entre risas: “Ella no quiere ser una mujer, ¡quiere ser Godzilla!”.

Su visión no coincidía con la de Harris Glenn Milsteam, el hombre detrás de la célebre drag queen. Como un actor que amaba genuinamente las artes escénicas, decir una palabra soez tras otra y actuar con vulgaridad para acumular fama era solo parte de su performance. Incluso llegó a decir que la mejor parte de su trabajo era cuando terminaba y le pagaban.

Harris Glenn Milstead, el artista que da vida a Divine, se declaró abiertamente homosexual aunque jamás se consideró parte de la comunidad transgénero. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
Harris Glenn Milstead, el artista que da vida a Divine, se declaró abiertamente homosexual aunque jamás se consideró parte de la comunidad transgénero. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

“Nunca me propuse al principio interpretar solo papeles femeninos, pero eran los únicos que se me presentaban. Estaban escritos especialmente para mí y eran los protagonistas de las películas. Como joven aspirante a actor no rechazas el papel principal. Luego eso me convirtió en una especie de estrella de culto, pero no basta”, se le oye decir en I am Divine.

Con Hairspray logró su sueño de ser un actor respetado por la crítica, ya que fue elogiado por su actuación como madre de Edna Turnblad, una joven apasionada por la danza que luego de ganar un show televisivo, enfrenta a unos abusivos productores que excluyen a los bailarines negros del programa.

Además de "Pink Flamingos", John Waters colaboró con Divine en otras exitosas películas como "Female Trouble" de 1974, y "Hairspray" de 1988. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)
Además de "Pink Flamingos", John Waters colaboró con Divine en otras exitosas películas como "Female Trouble" de 1974, y "Hairspray" de 1988. (Créditos: Dreamland/New Line Cinema)

Su muerte ocurre un mes después del lanzamiento, el 7 marzo de 1988. Milsteam tenía solo 42 años, pero su salud deteriorada por las drogas y su condición física —pesaba 130 kilos—, derivaron en un paro cardíaco por agrandamiento del corazón.

Su cuerpo fue encontrado en el hotel Regency Plaza Suites en Los Ángeles, California, la mañana que debía grabar un episodio en la sitcom Matrimonio con hijos, donde actuaría por primera vez como hombre. Su manager, Bernard Jay, juró entonces que Divine “murió de felicidad”.

"Divine" falleció mientras dormía el 7 de marzo de 1988, a los 42 años de edad. (Créditos: Archivo)
"Divine" falleció mientras dormía el 7 de marzo de 1988, a los 42 años de edad. (Créditos: Archivo)

La inmundicia en expansión

A 52 años de su estreno, el audaz desafío de Pink Flamingos a las normas de decencia y los límites de la censura continúan horrorizando y haciendo reír a jóvenes que descubren esta joya por primera vez. La contracultura, como es natural, ha pasado a convertirse en cultura, y un pilar del cine en general; pero esto ya no es algo que preocupe a Waters, hoy de 78 años. “¡Soy tan respetable ahora que podría vomitar!”, bromeó para Vogue.

Celebrado por su genio artístico, el cineasta admite que se siente “honrado” de que la película se considere actualmente de culto, a tal grado que el gobierno de su país la considere una obra que hay que preservar. “Y probablemente es más asquerosa ahora que en los 70. Sorprende, escandaliza, pero sobre todo hace reír. Sigue funcionando porque aún no lo hemos visto todo”, reflexionó en conversación con Esquire

John Waters es uno de los cineastas vivos más prodigiosos de Hollywood, y en 2023, logró ser homenajeado con una estrella en el paseo de la fama. (Créditos: Archivo)
John Waters es uno de los cineastas vivos más prodigiosos de Hollywood, y en 2023, logró ser homenajeado con una estrella en el paseo de la fama. (Créditos: Archivo)

Pero más allá del reconocimiento cinematográfico, la expansión de su legado solo significa una cosa, que finalmente ganó: ¡Es la persona más inmunda del mundo!