"Acá se terminaron el curro y el cuco", el mensaje del Gobierno a los inversores

Los mercados se mantienen eufóricos con Argentina tras el resultado de las PASO. Y se espera que caiga más la tasa de financiamiento antes de fin de año

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El presidente Macri, flanqueado por los ministros Dujovne y Caputo.
El presidente Macri, flanqueado por los ministros Dujovne y Caputo.

La selección argentina viene a los tumbos en las Eliminatorias 2018 y ahora precisa de buenos resultados para conseguir el pasaje para viajar a Rusia. Pero hay otra competencia en la que a la Argentina le está yendo bastante mejor: el Mundial del riesgo país. Los inversores se volvieron a entusiasmar con el cambio que pregona el Gobierno y los rendimientos de los bonos argentinos ya están en sus mínimos del año.

El famoso "riesgo país" mide la diferencia de tasas que existe un título del Tesoro americano versus el resto. En el caso argentino, esa brecha está en los 390 puntos (es decir un 3,9% anual en promedio). Pero bajó significativamente en las últimas semanas, ya que antes de las PASO se ubicaba en los 450 puntos. Traducido a precios, en menos de un mes se obtuvieron ganancias en dólares de hasta 10%, especialmente en los títulos más largos. Hoy ya es imposible conseguir un título argentino que rinda 7% o más. La única excepción es el bono "centenario", que vence en 2117, y que también viene subiendo en forma acelerada.

Un informe de Consultatio que se conoció sobre el cierre de la semana remarcó que "un resultado a favor del Gobierno en las elecciones debería acelerar la convergencia argentina a los pares de la región". En otras palabras, la deuda argentina buscaría niveles de rendimiento parecidos a los que tienen otros países latinoamericanos. El gran objetivo del equipo económico para el año próximo es emparejarse al riesgo país de Brasil. Además de las elecciones, también serán claves los resultados en la baja del déficit fiscal y mantener el crecimiento el año que viene.

El objetivo del ala económica es acercarse al riesgo país brasileño. Una victoria en las elecciones, la baja del déficit y la continuidad del crecimiento serían claves para lograrlo.

La última vez que ambos países pagaron rendimientos similares por tomar deuda fue a principios de 2007. Pero luego el gobierno de Néstor Kirchner decidió intervenir el INDEC. Fue el comienzo de un deterioro en la relación con los mercados que nunca más se recompuso. Y tuvo su máxima expresión en el default del 2014. Pero ahora la expectativa es que el riesgo argentino se acerque (y mucho) al brasileño. La diferencia todavía es grande, cercana a los 120 puntos. Pero en caso de producirse ese acercamiento, los bonos argentinos tendrían saltos adicionales de precio –especialmente los de largo plazo- y el financiamiento para el país resultaría mucho más barato.

Los vencimientos de deuda del año próximo muestran un panorama algo más tranquilo en relación a la intensidad de 2017. Según un cálculo efectuado por la consulta ACM, el año que viene habrá que buscar USD 33.000 millones, en su mayor parte para cubrir el déficit fiscal y vencimientos. Pero la colocación de bonos en los mercados internacionales ascendería a USD 20.000 millones a lo largo de 2018. "Se trata de un monto pequeño en relación a los inversores dispuestos a apostar por el futuro de la Argentina".

En las constantes reuniones que mantiene con inversores, el ministro de Finanzas, Luis "Toto" Caputo, opta por un mensaje mucho más político que económico para convencerlos de comprar deuda argentina. O en algunos casos para que realicen apuestas de inversiones concretas en el país.

El Gobierno busca transmitir el mensaje de un ataque frontal a la corrupción, uno de los temas que sigue preocupando a los inversores extranjeros. Casi tanto como el posible regreso de Cristina Kirchner.

"Esta vez el cambio va en serio. Ya no hay gente en el Gobierno que está para robar como pasaba antes. Y además se terminó el cuco", les explica el funcionario en un lenguaje alejado de lo académico. Se refiere sin mayores eufemismos a Cristina Kirchner, que finalmente ganó las primarias en la provincia por una mínima cantidad de votos. Sin embargo en la visión de los mercados fue la gran perdedora.

La estabilidad del dólar luego de las elecciones –con la ayuda de altas tasas de interés- y la fuerte suba de los activos argentinos así lo demuestra. El "fantasma" que sobrevolaba respecto a un posible retorno del populismo –a través de la persona que llevó adelante ese plan en la última década- quedó por el momento de lado. A tal punto que el economista Miguel Ángel Broda manifestó en una presentación que si el Gobierno no avanza por el camino adecuado el populismo puede volver "en diez años". Se trata del larguísimo plazo para la Argentina.

Las alusiones a la corrupción del Gobierno anterior se transformaron en moneda corriente por parte de los distintos integrantes del ala económica. Además de Caputo, también el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, apuntó en esa dirección. Hace unos días enfatizó que la decisión de no emitir billetes de mayor denominación le costó al país USD 640 millones. Y ante los exportadores remarcó el perjuicio que tiene no hacer las obras comprometidas versus la ventaja de hacerlas. Y puso como ejemplo el Metrobús de La Matanza, con el ahorro de tiempo diario para los cientos de miles de pasajeros.

También el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, explicó que se caerá con extrema dureza sobre los funcionarios de la entidad que sean sorprendidos en hechos de corrupción. "Pero no sólo hay que caerle con dureza a los empleados, sino también a los empresarios que participan en esos hechos".

La corrupción es un tema recurrentes en distintos encuentros reservados que han organizado empresarios, para discutir con expertos locales y extranjeros. Claro que los trapos sucios hay que lavarlos en casa. En el país de la "patria contratista" nadie está dispuesto a a tirar la primera piedra ni en ir a fondo con este verdadero flagelo.