No sólo Salud gastó en 2016 mucho menos de lo autorizado en áreas sensibles del país

La renuncia del viceministro de Salud, Néstor Pérez Baliño, se habría originado en las limitaciones para ejecutar el Presupuesto 2016

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El Presidente analizó el estado de los números de la cartera de Salud, a su regreso de las vacaciones
El Presidente analizó el estado de los números de la cartera de Salud, a su regreso de las vacaciones

La crisis que afecta al Ministerio de Salud que encabeza el médico de cabecera de Mauricio Macri, Jorge Lemus, determinó que fuera una de las primeras audiencias que concedió el Presidente, al regreso de sus vacaciones en Villa La Angostura, para ponerse al tanto sobre el estado de las finanzas de esa cartera, luego de que aparecieran denuncias de subejecución del Presuupuesto 2016, y falta de insumos sensibles para atender a la población.

Los datos precisos de la Secretaría de Hacienda permiten observar que al 25 de diciembre, última actualización de la ejecución presupuestaria, Salud sólo había usado el 83,91% del monto total asignado en el Presupuesto, esto es prescindió de casi $7.400 millones, pese a que se trata de un área donde hospitales y otros centros de salud de todo el país reclaman partidas para cubrir faltantes de equipos e insumos básicos para atender a sus pacientes.

Pero Salud no fue la única cartera de Gobierno que se caracterizó por aplicar una exagerada austeridad en el uso de las partidas presupuestarias, pese a que las necesidades básicas insatisfechas en todas las áreas se ve a diario no sólo en hospitales, escuelas, seguridad pública, sino también en asistencias a sectores de la producción y de obra pública.

Sobre 25 jurisdicciones, que comprenden a los tres poderes de Gobierno: Presidencia, Legislativo y Judicial, y la Jefatura de Gabinete y 21 ministerios, Infobae pudo comprobar que sólo 5, es decir la quinta parte, registró una  ejecución del primer Presupuesto del Gobierno superior al 91%; apenas otros dos quintos gastaron hasta seis días antes de finalizar el año entre 80 y 88% del máximo autorizado; mientras que los dos quintos restantes mostraron una austeridad incomprensible, ya que sólo usaron entre el 56% y 78% de lo autorizado.

La subejecución del Presupuesto, de más de $203.000 millones al 25 de de diciembre, fue clave para cumplir con la meta fiscal

En ese último lote se ubicaron ministerios de fuerte contenido social como el de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, al frente del rabino Sergio Bergman, con sólo 63,23% de ejecución; Comunicaciones (Oscar Aguad) 57,78%; Modernización (Andrés Ibarra) 56,03%; Turismo (Gustavo Santo) 63,92%; de Hacienda y Finanzas  (hasta entonces a cargo de Alfonso Prat-Gay) 66,56%; Jefatura de Gabinete (Marcos Peña) 68,26%; Interior y Obras Públicas (Rogelio Frigerio) 74,09%; Cultura (Pablo Avelluto) 71,60%; Cancillería (Susana Malcorra) 76,29%; y Producción (Francisco Cabrera) 78,19 por ciento.

Muchos ministros deberán explicar por qué fueron tan cautelosos con la ejecución del gasto presupuestario, cuando hay necesidades sociales insatisfechas (Télam)
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En términos de monto, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (Jorge Triaca), aparece en el primer puesto, con una subejecución de casi $62.000 millones; seguido, en el rango de los 11 dígitos: Energía y Minería (Juan José Aranguren) $33.274 millones;  Desarrollo Social (Carolina Stanley) $15.233 millones; Transporte (Guillermo Dietrich) $14.855 millones; Interior y Obras Públicas $13.864 millones; Seguridad (Patricia Bullrich) $13.688 millones y Educación y Deportes (Esteban Bullrich) $12.148 millones.

Semejante grado de subejecución presupuestaria, que representó un ahorro de poco más de $203.000 millones, le posibilitó al Gobierno de Cambiemos en el primer año de ejercicio pleno cumplir con la meta de déficit fiscal primario inferior a 4,8% del PBI, más aún con el oxígeno que generó por única vez el cobro de más de $100.000 millones del Impuesto Especial al blanqueo de capitales.

De ahí que el ministro de Hacienda en ejercicio, Nicolás Dujovne, (jurará esta tarde), se abocó desde el momento de su nombramiento a impulsar un severo y "fino" programa de austeridad fiscal, para poder cumplir con las metas de gastos esenciales, bajar la presión tributaria y avanzar con el plan de reducción del déficit fiscal a menos de 2% del PBI en el trienio.