Cuando Bielsa y Guardiola pasaron 11 horas hablando de fútbol

Aquel encuentro ocurrido en la casa del “Loco” durante octubre de 2006 marcó a fuego el perfil de Pep como entrenador. Ayer, el ex Barcelona consideró a su colega como “el mejor entrenador del mundo”

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Josep Guardiola y Marcelo Bielsa se saludan durante un partido entre Barcelona y Athletic Bibao

El 2006 fue un año destacado en la vida de Josep Guardiola. El 29 de abril jugó para los Dorados de Sinaloa su último partido como profesional. Apenas tres meses después, en julio, se recibió de entrenador y en octubre, en medio de la búsqueda de su perfil como DT, visitó en Rosario a Marcelo Bielsa.

Aquello no ocurrió de manera fortuita. Fue en 2003 cuando Gabriel Batitusta, entonces compañero de Pep en el club árabe Al Ahli, le recomendó a este que, de concretar aquella idea que ya tenía en la cabeza durante el ocaso de su carrera como jugador, debía escuchar al gran maestro: "Si vas a ser entrenador, tenés que juntarte a charlar con Bielsa", le dijo.

El encuentro se produjo el 10 de octubre de 2006 en la casa que el Loco tiene en Máximo Paz, localidad ubicada a 78 kilómetros de Rosario (Santa Fe). Había habido antes contactos indirectos para acordar la visita de Guardiola que antes ya había compartido en la Argentina su tiempo con José Luis Menotti.

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Mientras tanto el Barcelona Fútbol Club encaraba una renovación en su fútbol base y Guardiola era el principal candidato a protagonizar parte de la posterior revolución que tuvo en Lionel Messi a su principal estandarte futbolístico.

(AFP)
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El catalán viajó hasta la casa de Bielsa a bordo de un auto que el propio DT argentino le envió al hotel del barrio de Palermo en el que se alojó durante su estadía en el país. Fue acompañado por el periodista David Trueba quien, tiempo más tarde, contó que lo que se esperaba fuera una charla amena en tiempos y formas normales, terminó en una maratónico y encantado intercambio de ideas y conceptos de fútbol.

Fue el 22 de agosto de 2010 el día en el que el diario español El País publicó la nota en la que Trueba recordó aquel momento clave en la vida de Pep en una nota titulada Guardiola, el hijo del Paleta.

La conversación con Marcelo Bielsa fue aún más intensa. Se prolongó durante 11 horas, tras un asado en su casa de campo en las afueras de Rosario. Allí hubo discusiones acaloradas, consulta al ordenador, repaso de técnicas, puesta en escena de posiciones. Hubo preguntas complicadas: "¿Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea al mundo de fútbol, el alto grado de deshonestidad de cierta gente, aún quiere volver ahí, y meterse además a entrenar? ¿Tanto le gusta la sangre?". Pep no se lo pensó dos veces: "Necesito esa sangre".

Marcelo Bielsa, que es un entrenador compulsivo, un arquitecto del caos, tuvo palabras de ánimo, también sembró de incertidumbres el camino. Le explicó por qué no concedía entrevistas personales a los medios de comunicación. Se resistía a caer en esa especie de juego con los locutores influyentes, con los grandes grupos mediáticos. "¿Por qué le voy a dar una entrevista a un tipo poderoso y se la voy a negar a un pequeño reportero de provincias? ¿Por qué voy a acudir a una emisora líder cada vez que me llame y en cambio jamás a una pequeña radio del interior? ¿Cuál es el criterio para hacer una cosa así? ¿Mi propio interés? Eso es ventajismo". Guardiola adoptó la medida nada más hacerse cargo del primer equipo del Barcelona. Decidió no conceder entrevistas personales. Someterse, por supuesto, a las ruedas de prensa, tres por semana, sin vetos ni duración acotada, pero no pasar de ahí. La decisión, controvertida y contestada por muchos periodistas que veían despreciada su labor o su importancia, finalmente se ha impuesto como un rasgo distintivo más.

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Transcurrió mucho tiempo de aquel encuentro. Muchos años. 11 ya, como las horas que pasaron hablando de fútbol, tiempo que Josep Guardiola, que ayer declaró que en su opinión Marcelo Bielsa es el mejor entrenador del mundo, exprimió al máximo y usufructuó al punto de convertir al Barcelona de los años 2009, 2010, 2011 y 2012 en el mejor equipo de la historia del fútbol.

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