BA Photo: una muestra en la que es posible ver el universo en un solo lugar

La decimotercera edición de la feria BA Photo, dedicada exclusivamente a la fotografía -que se celebra hasta el domingo en La Rural-, permite apreciar la insistente metamorfosis que atravesó esta disciplina en el último tiempo, tan presente en la vida cotidiana en la era de redes sociales y celulares, que obliga de manera implícita a repensar una y otra vez su función. Basta dar un recorrido por los pasillos de la feria para descubrir imágenes impresas sobre papel pero también sobre piedra, vidrio, madera, alpaca, metal o sobre cajas luminosas, un abanico extenso y abigarrado, que por momentos puede volverse abrumador.

"La fotografía puede volcarse a cualquier materialidad. Es luz. Todo se unifica discursivamente en la fotografía como modo de pensar el arte. Hay mucho contenido. BA Photo es una feria que piensa la fotografía. Y no intentamos definirla, al contrario. La fotografía es todo lo que te pueda ofrecer, del daguerrotipo a la selfie", cuenta a Infobae el joven Francisco Medail, director artístico de la feria, labor que comenzó tres ediciones atrás, cuando sólo tenía 24 años.

La feria se hace eco del camino transitado del siglo XIX a la actualidad y ofrece al visitante o comprador un abanico diverso y ecléctico, de lo bello a lo escatológico, del momento instantáneo a la construcción arquitectónica, del retrato al paisaje. Una manera elocuente de percibir sus múltiples formatos, estilos y usos.

Casi como en El Aleph de Jorge Luis Borges y ese momento mágico en que descubre todo el universo en un único lugar, así se despliega la oferta de esta feria a través de 40 galerías locales e internacionales que se erigen como sinfín de estímulos para acercarse a la imagen artística, una captura de historias, de momentos, de homenajes.

BA Photo es una feria y como tal no desprecia su esencia: un espacio amplio, sin orden instaurado o tema definido y muchísimos stands por recorrer, ideal para ir con zapatillas y muchas ganas de caminar. Una constelación de "obras yuxtapuestas sin excesivas preocupaciones temáticas, una manera democrática de escapar al gusto imperante", como definió alguna vez el curador italiano Jacopo Crivelli de visita en Argentina a la hora de hablar de las ferias. En definitiva, se trata de vender y en ese sentido, BA Photo, al mando del director de Arte Al Día, Diego Costa Peuser, no reniega de su condición.

La invitada de honor de esta edición es la alemana Candida Höfer (1944), una de las artistas más representativas de la Escuela de Düsseldorf, reconocida por sus imágenes de espacios deshabitados, quien presenta aquí algunas de las imágenes tomadas en el último viaje que realizó a la Argentina en 2006. En aquel entonces capturó en postales de silenciosa quietud el interior del Teatro Colón, del Cervantes y del Palacio del Congreso. Si bien no se exhibe en la presente edición, en aquel viaje la alemana -figura central de la fotografía contemporánea- capturó la antigua sede de la Biblioteca Nacional en la calle México 564, que dirigió Borges durante dos décadas. "Fue un honor poder sacar fotografías de un espacio histórico de tal relevancia como la biblioteca de Borges", contó Höfer los días previos a la inauguración de la feria, durante un encuentro con la prensa. Sus obras se encuentran entre las más costosas de la feria, entre los 50 mil y los 60 mil euros. Lejos de los precios de las galerías más jóvenes, que arrancan en los 600 dólares.

El homenaje a la literatura se evidencia en el stand de la galería brasileña Marcelo Guarnieri, donde se presenta la obra del artista paulista Edu Simões, quien se propuso mostrar el lado B de Río de Janeiro, imágenes lejos del imaginario colectivo y la postal de paraíso tropical. Simões trabajó durante años para la revista Cuadernos de Literatura Brasileira del Instituto Moreira Salles y decidió ir a buscar la ciudad que narran en sus obras algunos de los más reconocidos escritores de su país, de Clarice Lispector a Joaquim Machado de Assis. Imágenes fantaseadas en los escritos, pero posibles de encontrar en la ciudad maravillosa.
"Cada uno de esos autores tiene una manera diferente de vivenciar Río de Janeiro. Como en un derrotero, me propuse salir a buscar la ciudad de esos autores, donde pasaban sus historias", cuenta a Infobae.

Así, el Pan de Azúcar se presenta de manera atípica, al igual que las entrañas del estadio Maracaná, o el zoológico de Río, postales de este ensayo fotográfico que se hace eco de las narraciones de Lispector, presentadas en pequeño formato, y en blanco y negro.

Casi en el otro extremo de la feria, una vez que se sale del sector principal, se puede encontrar una vista panorámica de Río de Janeiro de 1902, del fotógrafo francés Marc Ferres, quien se destacó como paisajista de diferentes regiones de Brasil. Esta bella albúmina de tipo panorámica montada sobre cartón rígido, es parte del sector "Wunderkamer", el gabinete de curiosidades de la feria que propone una suerte viaje en el tiempo. Dedicado a los inicios de la fotografía, el despliegue en color sepia corre esta vez por cuenta del anticuario Hilario, Artes, Letras y Oficios, una galería especializada en fotografía patrimonial y procesos antiguos, que presenta una selección de piezas antiguas. Resultan imperdibles las de la Plaza de Mayo, la Plaza Colón y el Congreso, imágenes de autoría anónima, impresas en gelatina de plata.

Como fragmentos de una territorialidad común en donde transcurren los momentos y las imágenes capturadas, el Congreso, ahora en colores, es también uno de los sitios elegidos por el artista y físico Mariano Sardón en su proyecto "Reveladas por la mirada", realizado en colaboración con el neurocientífico Mariano Sigman y exhibido en el stand de la galería Ruth Benzacar, casi en el ingreso a la feria. Se trata de imágenes digitales generadas por el recorrido que trazan las miradas de cientos de personas sobre fotografías icónicas tomadas de internet. Los movimientos oculares sobre las imágenes fueron registrados por un dispositivo de posicionamiento ocular (Eye-tracker) que permite capturar el movimiento de los ojos recorriendo esas imágenes.

La idea es esta pieza que combina arte y neurociencia es reflexionar sobre cómo se construye la mirada. Entender qué recorrido hacen los ojos cuando intentan ver. Determinar en qué zonas posan su atención y cuáles quedan afuera de su interés, y de qué manera entonces el individuo traza la construcción de lo que consideramos una aproximación al mundo. Y asimismo, por la inversa, evidenciar las partes que permanecen "invisibles". La obra propone una cartografía de miradas, una constelación de finas líneas que atraviesan lo observado, recortado por las pupilas de sus observadores.

En la galería Barro, la artista Nicola Costantino rinde homenaje a grandes maestros de la historia del arte, a través de una serie de fotografías autorreferenciales -en un coqueteo con la selfie- donde destacan piezas como "Lágrimas de cristal" en homenaje a Man Ray o "El verdadero jardín nunca es verde" en alusión a El Bosco. Se trata de un solo project con mucho de teatral, donde ella misma emula a reconocidas obras de arte. La serie fue realizada en colodión húmedo, "una técnica fotográfica creada en 1850 en Inglaterra, que se realiza sobre una placa de vidrio que se baña con una suerte de barniz, un químico, donde se imprime la imagen", explica Federico Curutchet, director artístico de la galería.

Uno de los espacios más exquisitos de la feria lo constituye el dedicado al "Artista homenaje", que en esta oportunidad es a la figura de Frans van Riel, nacido en Roma en 1879, uno de los maestros pioneros del siglo XX y fundador de la histórica galería homónima. La serie exhibida pertenece al único álbum de Frans van Riel que logró conservarse: una selección de 54 fotografías en gelatina de plata correspondientes al registro de la bailarina rusa Ana Pavlova y su compañero Hubert Stowitts en su paso por Buenos Aires, en 1919.

Las imágenes de Alberto Goldenstein -uno de los responsables fundamentales del ingreso de la fotografía a la escena del arte contemporáneo en los años 90 en Buenos Aires-, que se exhiben en la galería Cosmocosa, tomadas en la ciudad de Boston entre 1982 y 1983, o los retratos que Alejandro Kuropatwa hizo a las figuras vernáculas del rock, como Charly García o Gustavo Cerati, y más acá en el tiempo, el ensayo "Mis archivos recibidos", en el que el joven artista Nicolás Martella se apropió de las cientos de fotos que los ocasionales usuarios de un ciber descargaron durante dos años, completan una oferta bulliciosa y apabullante, variada y para todos los gustos, en línea con aquello de que la fotografía es también un modo de pensarnos.

*BA Photo, hasta el domingo 10 de septiembre, en La Rural. Av. Sarmiento 2704. Horarios, de 14 a 21. Entrada general: 160 pesos. Entrada reducida: 80 pesos (Jubilados y estudiantes acreditados)

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