"Niké": un silencio que grita en primer plano

La artista nacida en Buenos Aires en 1973 mostrará sus nuevos trabajos, definidos “entre el amor, el dolor y lo bestial”. El vernissage inicial será el 13 de julio a las 19 horas en la Galería Liliana Rodríguez del barrio del Abasto

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Hace unos meses que Paula Rivero subió fotos a su cuenta de Facebook con un epígrafe participativo: "¿Qué ves?", le preguntaba a sus seguidores para que intenten develar lo que sus propias subjetividades les decían al ver esas imágenes. Justamente, esos dibujos exóticos, simbólicos, recubiertos de abstracción formarán parte de la muestra que la artista expondráel 13 de julio a las 19 horas en la Galería Liliana Rodríguez, ubicada en Billinghurst 750, pleno barrio del Abasto.

Silencio. Pareciera que lo que envuelve cada una de estas imágenes es el silencio, pero no una simple pausa o la presión del botón mute, sino un barullo que se calma para dar paso al griterío interior que cada espectador lleva consigo y que, de golpe, al ver estos dibujos, se vuelven estridentes.

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Bajo el nombre de Niké, Rivero intentará -así lo expresa ella: como una búsqueda de sentido-, mediante estas obras, responder a sus propias pulsiones y estímulos más íntimos, invitando a asumir que no hay espacios seguros ni garantizados para hacer pie. "Entre el amor, el dolor y lo bestial" reza la invitación y, de alguna forma, es lo que deja entrever con qué se encontrará el público: obras de arte rebalsadas de una carga simbólica inquietante que, al verlas, posiblemente digan más de nosotros que de la artista misma.

En el circuito del arte local, Paula Rivero ya se ganó un lugar. Nacida en Buenos Aires en 1973, viajó durante toda su infancia junto a su familia por todo el mundo, instalándose en Italia, México, Perú y Uruguay. En cada estadía pudo absorber la cultura de cada país dando lugar a un estilo ecléctico y personal.

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Colores abetunados y añejos, soportes íntimos y pequeños, trazos firmes con biromes, pinceladas y acuarela… esta muestra lleva el nombre de la diosa griega de la victoria que solía ser representada como una pequeña escultura alada en la mano de otro dios más importante, como Zeus o Atenea. Para Rivero, no importa el tamaño de la victoria sino cómo utiliza el espacio y el poder que tiene. En ese sentido existen las algunas figuras de esta artista: mínimas construcciones que intentan romper los límites de los márgenes, algunas elegantes y delicadas, otras violentas e irracionales.

La curaduría está a cargo de María Carolina Baulo, que asegura que "no hay grandes obras que capten la mirada en un primer impacto sino que hay que acercarse y establecer una conexión en primerísimo primer plano con cada trabajo para encontrar las alas, la carne, las amarras, los quiebres, la libertad, el dolor detrás del goce, lo femenino, lo bestial, el amor y el desamor". Por eso, según Baulo, la obra de Rivero es "un regreso a un origen para conocer y conocerse como una brisa poderosa que no necesita gritar para ensordecer".

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Si es como dice el fotógrafo Giancarlo Vitor, que hay ciertas obras que sólo se pueden realizar en pleno silencio y sin hablar con nadie, entonces lo que expone Rivero entra en esta categoría. La pregunta ahora es sobre la recepción: ¿se necesita del silencio para apreciarlas? ¿Será que, al verlas de cerca, hay voces en nuestro interior que despiertan y empiezan a gritarnos algo?

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* Niké: entre el amor, el dolor y lo bestial
Galería Liliana Rodríguez – Billinghurst 750, CABA
13 de julio a las 19 horas
Curaduría: María Carolina Baulo

 

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