La amarga vida de Diane Arbus y su pasión por lo monstruoso

Retrató como nadie la excentricidad y el universo de los extravagantes, los diferentes y los escenarios sórdidos. Se suicidó a los 48 años, luego de una vida agobiada por la angustia y la depresión. Este jueves 13 se inaugura en el MALBA "En el principio", la primera muestra de fotos de la notable artista estadounidense en la Argentina.

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Nació en 1923 pero volvió a nacer en 1956, cuando decidió ponerle fin a la sociedad con su marido y continuar sola con la cámara a cuestas. O tal vez no. Es posible que su último nacimiento haya ocurrido en 1962, cuando abandonó la comodidad que le ofrecía el mundo de la moda y salió a las calles con su Rolleiflex a registrar las perturbadoras tomas por las que se hizo conocida. Diane Nemerov vivió todas sus vidas en Nueva York y también en Nueva York eligió su muerte, en 1971: el prestigio y la celebridad no siempre son antídotos contra el padecimiento. Bajo el título En el principio, este jueves 13 de julio se inaugura en el MALBA la primera exhibición de sus fotos en la Argentina. La muestra, integrada por unas cien fotografías de la artista que se propuso como nadie antes mostrar lo excéntrico y lo sórdido en medio de lo cotidiano, contó con la curaduría de Jeff F. Rossenheim, curador en jefe del Metropolitan Museum de Nueva York.

“Lady on a bus”, N.Y.C. 1957.
“Lady on a bus”, N.Y.C. 1957.

La primera cámara que tuvo para ella sola, una Graflex, se la regaló Allan Arbus, el hombre a quien amó a los 14, con quien se casó a los 18 y que fue el padre de sus hijas y su socio en el negocio de la fotografía comercial, en donde ella oficiaba de directora de arte mientras él disparaba a los cuerpos y ropas que eran sus objetivos. En rigor, la primera cámara se las regaló a ambos papá Nemerov en la década del 40, con la idea de que la joven pareja se hiciera cargo de las producciones fotográficas para su gran tienda de pieles "Russeks", ubicada en el cruce de la Quinta Avenida y la calle 36. Y así lo hicieron, mientras también trabajaban para revistas como Esquire, Vogue y Harper's Bazaar.

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Los Nemerov eran una familia judía adinerada: los billetes habían llegado temprano de la mano de Gertrude, la madre de Diane. Quien con el tiempo se convertiría en una de las fotógrafas más influyentes del mundo creció en el seno de ese hogar privilegiado económicamente, como hija del medio entre Howard, el mayor y Renée, la menor. Howard (1920-1991), el primogénito, fue un poeta laureado y ganador de un Pulitzer. Su nombre hizo estruendo poco tiempo atrás aunque no por razones literarias.

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Ocurrió cuando apareció Diane Arbus: Portrait of a Photographer, una biografía en la que el periodista de The New York Times Arthur Lubow probó buscar las razones de la obra de la artista no tanto en su formación y sus elecciones estéticas sino en su propia vida. Fue Lubow quien, luego de investigar en los papeles de una ex psicoanalista de Arbus, reveló el vínculo prohibido entre hermanos, tal vez el mayor fantasma y gran explicación para su universo de freaks, perversión y deformidades monstruosas tan centrales en su trabajo.

“Taxicab driver at the wheel with two passengers”, N.Y.C. 1956.
“Taxicab driver at the wheel with two passengers”, N.Y.C. 1956.

Según escribió Lubow en su libro, las relaciones sexuales entre Diane y Howard comenzaron cuando ella era una niña y continuaron toda la vida. El último encuentro entre ambos habría ocurrido apenas dos semanas antes de que ella tomara la decisión de ir a la muerte. Murió sin dejar nota de despedida. Tenía 48 años. "Una fotografía es un secreto acerca de un secreto. Cuántas más cosas te dice, menos cosas sabes", es una de sus frases más reconocidas e inquietantes.

“Gigante judío en casa con sus padres en el Bronx”, Nueva York 1970.
“Gigante judío en casa con sus padres en el Bronx”, Nueva York 1970.

Cuando decidió dedicarse a sacar fotos, a mediados de los años 50, Diane Arbus tomó clases con la fotógrafa austríaca Lisette Model, quien ejerció sobre ella una gran influencia y también con August Sander. Model describió alguna vez a la mujer que entró a su clase como "alguien que acaba de sufrir un un colapso nervioso o está a punto de sufrirlo". Arbus no estaba contenta con su trabajo. Ante su insatisfacción con los resultados, Model fue terminante: le advirtió que debía controlar su ansiedad o abandonar la práctica. "Era mi responsabilidad como maestra hacerlo, pero no soy responsable moral de lo que vino después", ironizó una vez. Fue también por esa época que Diane se divorció de Allan.

“Girl in a coat lying on her bed”, D. Arbus.
“Girl in a coat lying on her bed”, D. Arbus.

En 1960, la revista Esquire publicó su primer ensayo fotográfico. Poco después tuvo una iluminación. Un día, mientras unas nenas posaban en el estudio para una producción de Vogue, Diane Arbus comprendió que había llegado el momento de concluir una forma de vida. "No puedo hacerlo más", dijo. "No voy a hacerlo más", decidió. Y ahí mismo emprendió el cambio radical cuando, armada con su Nikon 35 mm, llegaron sus días más productivos, aquellos en los que construyó el modelo de artista que sigue siendo hoy, tantos años después de su muerte.

Niño con una granada en el Central Park, 1962.
Niño con una granada en el Central Park, 1962.

No escondía la cámara, no disimulaba: entendía que la foto era un trabajo en colaboración con el fotografiado. "Todo es tan soberbio y sobrecogedor. Avanzo arrastrándome sobre el vientre como en las películas de guerra", explicaba su modus operandi. Como una estudiosa del comportamiento humano, cruce singular de antropóloga y cronista, recorría los barrios de Nueva York, aún los más peligrosos, para seleccionar a los personajes que iba a fotografiar, entre ellos la ya célebre fauna extravagante de marginales de todo tipo, enanos, gigantes, prostitutas o gemelos idénticos y horrorosos. Personas siempre en los bordes de la sociedad.

“Two Women”, de Diane Arbus.
“Two Women”, de Diane Arbus.

Tomaba notas de libros, diarios y hasta guías telefónicas para preparar su tarea. La mayoría de las veces, los fotografiados miran a cámara, lo que "constribuye a hacerlos parecer más raros, casi desquiciados", como señala Susan Sontag en un ensayo incorporado a su célebre libro Sobre la fotografía. Sontag fue una de las más grandes críticas de la obra de Arbus, en quien señalaba una matriz frívola en el origen de sus elecciones y una falta absoluta de compasión por el otro. "La obra de Arbus es una buena muestra de rectora de las bellas artes en los países capitalistas: la supresión , o al menos la reducción, de los escrúpulos morales y sensorios", escribió Sontag. Pero ella los llamaba "genios" y decía adorarlos. Veía su diferencia casi como un estado más elevado de la humanidad.

“Young Man in Curlers”, una foto clásica de Diane Arbus
“Young Man in Curlers”, una foto clásica de Diane Arbus

Los 60 fueron también para Arbus el momento de retratar el sexo en todas sus expresiones, todo el tiempo en riesgo y siempre de cerca. Tan de cerca como para fotografiar una orgía formando parte de la escena o para acostarse con colegas, amigos, extraños y varios de los personajes excéntricos que pueblan sus fotos.

Boy stepping off the curb, N.Y.C. 1957–58.
Boy stepping off the curb, N.Y.C. 1957–58.

En 1967, realizó junto con Lee Friedlander y Gary Winograd la exposición New Documents, que la ayudó a hacer conocida su obra por un público más amplio, mientras seguía retratando freaks pero también celebridades como Norman Mailer, Mae West y Jorge Luis Borges.

Borges, retratado por Arbus en el Central Park.
Borges, retratado por Arbus en el Central Park.

En 1971, como corolario de una larga depresión y seguramente agotada de sus propios demonios, eligió para morir los barbitúricos y una hoja de afeitar con la que se cortó las venas. Un año después, se exhibieron en la Bienal de Venecia ampliaciones de diez de sus fotos en las que había estado trabajando antes de morir. Algo más tarde se inauguró en el MOMA de Nueva York una gran muestra retrospectiva de su obra, a la que acudieron más de 250.000 personas.

Definitivamente, su suicidio vistió con nuevos trajes su obra.

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*La mayor parte de las fotos en la exposición pertenecen al Archivo Diane Arbus del Metropolitan Museum –adquirido en 2007 a los herederos de la artista– y permanecieron inéditas hasta la exhibición realizada en Nueva York en 2016. La muestra en MALBA reproduce la que se realizó en el Met. Culmina con el portfolio "Una caja de diez fotografías" que Arbus produjo entre 1970 y 1971 e incluye sus legendarios retratos de formato cuadrado, como Gemelas idénticas, Nueva Jersey 1967 y Gigante judío en casa con sus padres en el Bronx, Nueva York 1970.

**"Diane Arbus. En el principio". Desde el 14 de julio al 9 de octubre de 2017. Entrada general: $100 salvo los miércoles, que cuesta $50. Estudiantes, docentes y jubilados acreditados: $50. Menores de 5 años: sin cargo. Personas con discapacidad: sin cargo. Horario: de jueves a lunes, 12:00 a 20:00. Miércoles: 12:00 a 21:00. Martes: cerrado. Feriados: abierto de 12:00 a 20:00. En el MALBA, Av. Figueroa Alcorta 3415, Buenos Aires.

 

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