Con ansias y expectativas, se inauguró Mano de Obra, de Juan José Cambre. En la muestra, el artista plástico y arquitecto logra una perfecta comunión entre sus piezas, la órbita edilicia y el emplazamiento, en el cual, los concurrentes son invitados a realizar actividades con el artífice de la puesta y diversos invitados. La exhibición presenta una selección de las últimas obras del artista, y cuenta con el preciso toque estético de la prestigiosa y reconocida curadora Lara Marmor.
La mano de obra se define como "el esfuerzo físico y mental que se pone al servicio de la fabricación de un bien". Así es que Cambre ha puesto su cuerpo y alma en la construcción de un espacio artístico muy distinto a todo lo que se conocía de su obra hasta el momento, y, definitivamente, diferente a lo que acostumbramos a ver en el contexto del museo Fortabat. Las obras son expuestas en una planta abierta, sin paneles delante de los ventanales. Con el quiebre del binomio paisaje-color, hasta ahora sagrado en sus creaciones, la exposición cuenta con dos grandes pilares: el de la pintura y el color por un lado, y el del paisaje con todo lo que acontece detrás del ventanal, por el otro.
En esta puesta, Cambre deja en claro que su técnica es la no atadura a ninguna técnica, plasmando en sus instalaciones la tendencia a la liberación en los formatos tradicionales de las artes plásticas, en donde la intencionalidad cede su lugar a la contemplación ociosa: "Para mí los pintores más aburridos son los que se quedaron pegados a una técnica. Por ejemplo, Seurat tiene una técnica espléndida, pero luego la destruye en el trabajo que va desarrollando. La usa libremente, la rompe, nunca te aburre. La técnica está ahí para que te sirva", expresa el interdisciplinario pintor.
Como Haute Couture de Oscar de la Renta en pasarela de la semana de la moda, los diseños de Cambre visten de gala esta temporada de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat. En esta ocasión, el artista descose cada sutura, aniquila todo preconcepto de la composición obra de arte-espacio, y despoja al lienzo de vestiduras, dejando al color, desnudo, como único protagonista. Sus lienzos suelen ser monocromáticos –de un solo color primario, siendo el rojo su favorito- o recurre a la utilización del color-block –combinación de colores opuestos o complementarios-.
No es novedad que Juan José Cambre pinta colores, sin embargo, lo hace sin ninguna especulación artística: "No tengo intención sobre el modo de leer mis cuadros". Precisamente, es la "mano de obra", la "mano que trabaja" el leit motiv de esta exposición, y detrás de la obra no se esconden representaciones ni metáforas de ningún tipo.
En esta recopilación se pueden apreciar sus pinturas de bandas verticales como las Matrices, como así también la majestuosa serie Artforman conformada por veintiún cuadros en los cuales el color se expande en una plana monocromática. Cada una de estas pinturas está acompañada por relatos del escritor Ezequiel Alemian. La exposición incluye una obra en site specific en una de las ventanas del museo, la proyección en sala de un conjunto de videos realizados por el artista y una serie de fotografías de tomas del cielo titulada: "Un cielo completamente despejado es estático: no puede proporcionar un espectáculo".
Quien decida sumergirse en Mano de Obra podrá adentrarse en el mundo de Cambre, viéndolo en acción en su taller, a través de un video realizado por el músico y editor Francisco Garamona, y mediante el "diario de exposición", una especie de reality narrado, en el cual se puede vislumbrar el detrás de escena de esta muestra.
Sobre el artista
De amplia formación, Juan José Cambre comenzó su travesía en las artes plásticas en la década del setenta, de la mano del pintor neoexpresionista Luis Felipe Noé, mientras cursaba de manera paralela la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Una vez recibido, comienza a realizar sus primeras exposiciones en Galería Arte Nuevo, Galería Lirolay y Ática, entre otras. En sus trabajos iniciales se pueden apreciar pinturas trabajadas desde imágenes fotográficas bocetadas en la tela sin preparar, intervenidas con acrílico, corregidas luego con carbonilla, y detalladamente terminadas con otra mano de pintura sobre la corrección.
En 1981, un joven Cambre fue galardonado con la Beca Premio Banco del Acuerdo, que consistió en un viaje a Nueva York, punto de inflexión que se tradujo en un cambio radical en su carrera artística, especialmente, al entrar en contacto con la corriente de la Nueva Imagen. Esta escuela postmodernista, denominada así por la exposición New Image Painting –Museo Whitney de Arte Americano de Nueva York, 1978-, alberga al grafitti y al muralismo, el Pattern & Decoration Movement, y la Bad Painting de Neil Jenney. Los nuevo imaginistas unen en un mismo cuadro elementos del arte de culto con elementos del arte popular, pasando por los ismos de la figuración, la abstracción y la vanguardia fauvista, trascendiendo el Pop Art, y alcanzando niveles impensados de emocionalidad, gestualidad y expresión.
Con toda esta influencia, Cambre regresa a la Argentina un año antes que la tan añorada democracia. En 1983, finalizada la dictadura, participó de numerosas muestras junto a los artistas Ana Eckell, Osvaldo Monzo, Armando Rearte, Fernando Fazzolari y Alfredo Prior, entre otros. Las exhibiciones fueron presentadas en París, Caracas y en la Bienal de San Pablo de 1985 con el mecenazgo de Jorge Glusberg.
En 1989 toma el timonel del barco de su imaginación y lo hace virar hacia lo que será el objeto de su pulsión durante más de diez años: la vasija. En esta serie de obras minimalistas, se repite el motivo, que mediante la serialización llega a ser desmaterializado, y con las variaciones en su representación se apela al plano de la sensibilidad.
Monotemático y monocromático, fiel a su estilo, en tales series Cambre hizo honor a la Gestalt -psicología de la forma o la configuración- de Max Wherteimer. A las vasijas les siguen las series de sombras de árboles, follajes y paisajes ocultos, en las cuales se combinan fragmentos de fotografías, superficies lisas, acrílicos, veladuras, profundidades y superposiciones de color. Expuso en exhibiciones individuales y colectivas. Mostró su obra en Estados Unidos, México, Caracas, Santiago de Chile, Costa Rica, Milán, Montreal, Panamá y Buenos Aires. Fue distinguido en diversas ocasiones, consagrándose en 1993 con el Primer Premio Fortabat.
De aeropuerto en aeropuerto, de escuela en escuela, Cambre comenzó con el neoexpresionismo, pasando por el gestualismo y la figuración, y el Pop Art, para ir desarrollándose dentro de la abstracción: "Creo que el arte es abstracto. No podría hacer una lista que diga Bellini, Ellsworth Kelly, Londaibere, que no trasmitiría nada y daría una idea histórica o historicista del arte que no comparto porque me parece absurda", sentencia. Lo hace con la misma intensidad de sus rojos favoritos.
*Mano de Obra, de Juan José Cambre. Hasta el 30 de julio de 2017. Horario: de martes a domingos de 12.00 a 20.00 hs. Museo Fortabat, Olga Cossettini 141 (CABA).
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