¿Suicidio o asesinato? El enigma de la muerte del inventor del motor diésel

Rudolf Diésel fue el ingeniero alemán que inventó el motor de alto rendimiento que lleva su apellido. Su muerte, en la vísperas de la Primera Guerra Mundial, está cubierta por un manto de misterio. Conjeturas y conspiraciones sobre el final de un hombre avanzado a su época. ¿Quién lo mató y por qué?

Compartir
Compartir articulo
Se crió en Alemania, pero había nacido en París el 18 de marzo de 1858. Murió a los 55 años el 29 de septiembre de 1913 en el Canal de la Mancha
Se crió en Alemania, pero había nacido en París el 18 de marzo de 1858. Murió a los 55 años el 29 de septiembre de 1913 en el Canal de la Mancha

Rudolf Christian Karl Diesel se suicidó. O lo mataron. La historia tiene enigmas sin resolver. La acumulación de presentes inoportunos multiplican la superstición y debilitan lo verosímil. El inventor de los motores bautizados con su apellido murió por su gesta, por su épica, por su propia cronología. La incógnita opera sobre las sombras de una muerte teñida de misterios y conspiraciones; y difumina el origen de la motorización moderna.

La noche del 29 de septiembre de 1913 era fría y tormentosa. El mar estaba inquieto. Diésel viajaba a bordo del SS Dresden, un ferry que cruzaba el Canal de la Mancha, que había partido de Bélgica, con destino a Inglaterra. Había terminado de cenar. Su ropa de dormir estaba en la cama de su cabina. Eligió no ponérsela. Caminó sobre la cubierta del barco. Se quitó el abrigo. Lo dejó cuidadosamente sobre una baranda. Y se tiró sobre las arremolinadas aguas negras.

O lo tiraron.

Antes de embarcar le había entregado un bolso a su esposa con todo su dinero junto a una serie de documentos que delataban la crisis financiera que lo ahorcaba. Una instrucción sugería abrirlo en una semana. Su esposa nada sospechaba. Rudolf Diésel fue el ingeniero alemán que había inventado el motor de combustión de alto rendimiento. Una idea rupturista, paradigmática y próspera que, sin embargo, lo había catapultado a la bancarrota. Los recursos aplicados a la optimización del producto -aún ineficiente y falible-, los primeros clientes insatisfechos que lo demandaron, la inversión obstinada estaban ahogándolo. La metáfora de su final. Había muerto en el mar un alemán endeudado mientras viajaba a Londres por negocios en vísperas de la Primera Guerra Mundial.

Las teorías de su suicidio son tan fuertes como las conspiraciones de asesinato
Las teorías de su suicidio son tan fuertes como las conspiraciones de asesinato

Relativizando las teorías de un suicidio, sobre tal razonamiento se consolida la primera hipótesis del asesinato. Un diario de época publicó su muerte con un titular especulativo: "Inventor arrojado al mar para evitar venta de patentes al gobierno británico". Su producto había interrumpido una coyuntura oportuna para la popularización de una nueva variable de motorización.

Las economías industrializadas utilizaban, por entonces, vapor para mover sus trenes y activar sus fábricas. El transporte urbano dependía de los caballos. Una gripe equina paralizó en esos años las actividades comerciales en los Estados Unidos. Antes una dotación de cien mil caballos había cubierto las calles con quince kilos de excremento y cuatro litros de orina por día. El diésel o un motor eficiente, asequible, dósil y fiable podía ser la solución.

Bajo ese contexto cultural, el motor diésel fue adquiriendo interés. Era más noble en comparación con los motores de combustibles, porque además de ser más económicos de refinar, liberaban menos gases disminuyendo los riesgos de explosiones. Un componente sugerente para el transporte militar, que preferiría que sus bombas no explotaran accidentalmente. Los submarinos franceses, por ejemplo, se propulsaban con motores diésel en 1904. Es el sustento de la primera conspiración sobre la muerte de Rudolf Diésel. La divulgación -la presentación del producto a capitales ingleses- de un invento revolucionario de cuna alemana en los albores de la Gran Guerra podría suponer la desaparición del responsable.

Rudolf Diésel murió muchos años antes de que su motor se volviera popular (iStock)
Rudolf Diésel murió muchos años antes de que su motor se volviera popular (iStock)

La segunda conjetura del asesinato confabula contra la industria del petróleo. Para comprender el marco, es menester recopilar la obra póstuma de los motores diésel. En los años veinte, los primeros camiones adoptaron esta nueva motorización. Los trenes, en los años treinta. Para antes de la década del cuarenta, un cuarto del comercio marítimo global era propulsado por motores del ingeniero fallecido. El científico checo Vaclav Smil lo considera uno de los principales promotores del mundo moderno: "Si la globalización hubiera sido impulsada por vapor en vez de diésel, el comercio habría crecido mucho más despacio". El economista irlandés Brian Arthur asocia el éxito del motor de combustión interna al concepto de "la dependencia de la ruta tomada": un fenómeno cíclico que se dedica a reforzar en retrospectiva el plan inicial. Por más que el vapor era tan viable como el petróleo en 1913, la influencia expansiva de la industria petrolera dirigió la inversión y el esfuerzo a evolucionar el motor de combustión interna.

La teoría de "la dependencia de la ruta tomada" explica por qué hoy los vehículos utilizan combustible. Quizá, si los negocios no movieran el rumbo de la humanidad, si el vapor hubiese tenido los mismos beneficios que el petróleo, la historia sería distinta. O sería como Rudolf Diésel lo hubiera deseado: que la rueda de la economía global se moviera por vegetales. Y aquí yace la segunda hipótesis de su asesinato. Aunque el diésel sea emparentado con el combustible -acreedor de una imagen negativa por su responsabilidad en la emisión de gases contaminantes-, el inventor que le dio su apellido al motor lo diseñó para que pueda alimentarse de infinidad de componentes de combustión.

Ingeniero e inventor del motor de combustión diésel: aún su muerte está cubierta de misterio
Ingeniero e inventor del motor de combustión diésel: aún su muerte está cubierta de misterio

Diésel fue un acérrimo defensor de su tecnología alternativa. Sus motores podían ser alimentados por polvo de carbón o aceites vegetales, entre otros elementos compatibles. En la Feria Mundial de París de 1900, exhibió un modelo que operaba con aceite de maní. Un año antes de su muerte había presagiado que los aceites vegetales se iban a convertir en una fuente de combustible tan poderosa como el petróleo. Aquella sentencia pudo haber sido también una predicción de su carta de defunción. Otro diario sensacionalista tituló en aquella época la segunda teoría de conspiración: "Inventor asesinado por agentes de grandes compañías petroleras".

El biodiésel resucitó varias décadas después. Ya en otro contexto sociopolítico. Rudolf Diésel vivió en un tiempo y espacio donde adivinar la eficiencia de motores alternativos que contribuyeran al desarrollo de economías agrícolas pobres era desatinado o -al menos- peligroso.

Se suicidó por asfixia económica o lo mataron acusado de traición a su patria o a manos de la temerosa industria petrolera. Su cuerpo apareció una semana después, flotando al lado del barco. No le hicieron la autopsia por su grado de descomposición. Ni siquiera fue llevado a bordo. Sólo se quedaron con su billetera, su navaja y el estuche de sus gafas, pertenencias que luego su hijo identificó. El mar se había apoderado del cuerpo y la verdad.

LEA MÁS:

Las gemelas silenciosas: solo la muerte podía liberarlas

La historia de Ferrari, según el lente de su fundador

Nueve historias ocultas detrás de los logos de las compañías automotrices

Industria automotriz: el insospechado origen de BMW, Peugeot, Porsche y Lamborghini

Más Noticias

¿Qué le pasa al cuerpo si consumimos harinas todos los días?

Es uno de los alimentos que más fue demonizado en el último tiempo. Incluso, muchas personas, sin una condición médica que lo indique, decidieron eliminarlo de su dieta cotidiana. Cómo impacta su ingesta en el organismo
¿Qué le pasa al cuerpo si consumimos harinas todos los días?

Cuatro ejercicios de la neurociencia para entrenar la atención y fortalecer la salud cognitiva

En exclusiva para Infobae Ineco brindó una serie de recomendaciones para estimular esta capacidad que es clave para disfrutar de una buena memoria y potenciar la productividad diaria
Cuatro ejercicios de la neurociencia para entrenar la atención y fortalecer la salud cognitiva

Ariana Harwicz ensaya un “tratado ficcional” sobre maternidad, mentiras y familia

“Perder el juicio”, el nuevo libro de la escritora residente en Francia, cuenta una historia violenta y desesperada. “Es una novela sarcástica: se ríe de la tolerancia a la que tanto apela Occidente”, desafía
Ariana Harwicz ensaya un “tratado ficcional” sobre maternidad, mentiras y familia

El legado verde de Germán Martitegui: “Mis hijos tienen 5 años y ya internalizaron que no comemos carne”

El reconocido chef argentino abrió un restaurante vegetariano y sigue esta línea de alimentación. En una charla con Infobae, cuenta cómo la TV erradicó su timidez y lo ayudó con la decisión de ser padre. De los ñoquis de su abuela al proyecto que tienen de dar un paso más hacia el veganismo
El legado verde de Germán Martitegui: “Mis hijos tienen 5 años y ya internalizaron que no comemos carne”

BAFICI 2024: 10 imperdibles películas argentinas

Dentro de una vasta programación que es pantalla del nuevo cine mundial, el festival de Buenos Aires refleja la variedad y vitalidad de la producción nacional. Aquí, una selección de Infobae Cultura
BAFICI 2024: 10 imperdibles películas argentinas