Los almendrones cubanos: el museo rodante que sobrevivió a Fidel Castro

El campo automotor de la isla centroamericana es un viaje al pasado. Por sus calles circulan auténticas reliquias convertidas en íconos de la Revolución. Historia y características de los modelos desvencijados que soportaron el bloqueo y resisten el paso del tiempo, aun con la muerte del líder comunista

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Los autos que circulan en Cuba son constantes recuerdos de la revolución castrista (Reuters)
Los autos que circulan en Cuba son constantes recuerdos de la revolución castrista (Reuters)

La historia vive en lo que queda de ella. La historia de Cuba podrá estar escrita en libros, procesada en recuerdos o conservada entre la gente. Pero hay componentes fidedignos que la resumen y la expresan de un modo más pragmático y sincero. Son los almendrones cubanos, esos desvencijados autos americanos de la década del '50 que impugnan el debilitamiento de la revolución. Instrumentos de movilidad que por precariedad, bloqueo y resistencia civil encarnan las luces y sombras de un proceso político sin indiferentes.

Un repaso por el pasado de la industria automotriz, en un paisaje que se confunde con ilustraciones del Che Guevera y de Fidel Castro (Reuters)
Un repaso por el pasado de la industria automotriz, en un paisaje que se confunde con ilustraciones del Che Guevera y de Fidel Castro (Reuters)

Para el campo automotor cubano, el tiempo se detuvo en 1962. Tres años antes, el 1º de enero de 1959, la historia jura que las fuerzas del Ejército Rebelde, encabezadas por Fidel Castro, tomaron victoriosas las calles de Santiago de Cuba, derrocando al dictador Fulgencio Batista, quien raudo huyó hacia Estados Unidos. El triunfo de la revolución castrista y la adopción al régimen comunista provocó que el gobierno norteamericano decretara el bloqueo comercial a la isla, una medida de fuerza para marchitar la reivindicación de un pueblo.

Legendarios, emblemáticos, míticos, son también parte del patrimonio nacional cubano (Reuters)
Legendarios, emblemáticos, míticos, son también parte del patrimonio nacional cubano (Reuters)

Cuba ya no pudo adquirir nuevos autos, y los que ya tenía, curiosamente de procedencia estadounidense, no podía repararlos, porque también estaba obstruida la compra de repuestos. Entonces, los vehículos, como la sociedad, debieron resistir el paso de los años administrando las provisiones y agudizando el ingenio. Los modelos Dodge, Pontiac, Cadillac, Chrysler, Ford, Chevrolet, Buick, Plymouth, Packard -inclaudicables- se pasean cansados por las calles soportando el peso del abandono, pero se pasean.

Se estima que en la isla circulan cerca de 75 mil modelos fabricados entre 1920 y 1950 (Reuters)
Se estima que en la isla circulan cerca de 75 mil modelos fabricados entre 1920 y 1950 (Reuters)

Se calcula que en La Habana y en Santiago circulan cerca de 10 mil autos fabricados en Estados Unidos entre 1920 y 1950. Pero la estimación de toda Cuba permite imaginar un caudal de 75 mil almendrones en vigencia. Historia viva que rueda como si fuera un museo en movimiento. Reliquias, joyas automotrices, bienes de lujo –ante urgencias, por ejemplo, los propietarios deben ofrecerlos como solución de movilidad– que han convertido a muchos cubanos en apasionados por la restauración o, al menos, en mecánicos autodidactas.

El bloqueo comercial transformó a los cubanos en avezados y autodidactas mecánicos (Reuters)
El bloqueo comercial transformó a los cubanos en avezados y autodidactas mecánicos (Reuters)

Motores de tractor de origen soviético, piezas de heladeras y lavadoras, recursos rudimentarios, materiales artesanales inverosímiles: todo sirve para mantener operativo y en marcha a los clásicos almendrones. El pseudónimo local a los autos clásicos de Cuba es aún una incógnita. Las formas de almendra de los autos de la década del cincuenta y las alteraciones en tonalidades y elementos por efecto del tiempo son las acepciones mejor valoradas para explicar su extraña denominación.

Un Buick convertible en buen estado de conservación luce su pintoresco aspecto en las calles de La Habana (Reuters)
Un Buick convertible en buen estado de conservación luce su pintoresco aspecto en las calles de La Habana (Reuters)

En calidad de pieza histórica y valorados como patrimonio nacional a conservar, los autos retro de la isla carecen de confort y seguridad. Pero no sacrifican utilidad y eficiencia y optimizan su valor turístico. La estampa vintage de la escena cubana hace las delicias de los visitantes, atraídos por este pintoresco túnel del tiempo cargado de integridad, resistencia y austeridad.

Cuba está lleno de modelos típicamente estadounidenses como Dodge, Cadillac, Chrysler, Ford o Chevrolet (Reuters)
Cuba está lleno de modelos típicamente estadounidenses como Dodge, Cadillac, Chrysler, Ford o Chevrolet (Reuters)

Su influencia no mermó ni siquiera en 2014, cuando el gobierno de Raúl Castro liberó la importación y venta de autos, motos, camionetas, nuevos o de segunda mano para nativos o extranjeros residentes. Como Cuba no tiene casas de fabricación de automóviles, todos los vehículos son importados. Incluso la reciente reapertura de relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington DC podría acompañar la renovación de los autos cubanos. Pero, de momento, la transición es lenta. Los almendrones siguen girando, como reminiscencias de la Revolución, sobrevivientes a la muerte de Fidel Castro, el padre de la criatura.

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