Facundo Arana y los episodios que lo marcaron: “Nunca me hubiera atrevido a soñar tan alto”

El actor agota las funciones de En el aire en Paseo La Plaza y prepara la temporada en Mar del Plata. La experiencia en la televisión húngara, la solidaridad sin límites y la esperanza por ver una Argentina mejor

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Entrevista a Facundo Arana por Tatiana Schapiro

“Nunca me hubiera atrevido a soñar tan alto”, afirma un Facundo Arana agradecido con la vida, con el camino recorrido y la familia que formó junto a María Susini y sus cachorros, como llama a sus hijos: India, Yaco y León.

En el plano laboral también vive un gran momento con el éxito de En el aire, la obra teatral que define como “la más linda del mundo” y que presenta todos los jueves de noviembre en el Paseo La Plaza, luego de agotar las funciones originales para las que estaba programada. Es su reencuentro con el personaje de Marcos, el locutor radial que lo acompaña en el unipersonal hace 11 años y con el que pasará la temporada en Mar del Plata.

—Qué buen verano te espera.

—No puedo creer lo bien que salió todo. Ya poder irme a Mar del Plata con todo lo que tengo vivido allá durante toda mi vida, que a los cinco nos guste surfear todos juntos, combinar eso con que voy a trabajar, hacer teatro, y encima poder ir a tocar con Oscar Kreimer, a quien admiro desde siempre... Es increíble.

—¿Quién es el que mejor se lleva con las olas?

—Yo soy el que más tiempo llevo. Pero los chicos y María cada vez que agarran la tabla, la rompen.

—¿Qué pasa cuando los chicos se dan un golpe y uno se asusta?

—Nuestros viejos hicieron algo muy maravilloso que fue decirnos que siempre tuviésemos cuidado y acompañarnos, pero nunca nos dijeron que no: nos dejaron ir atrás de nuestros sueños. No estamos haciendo otra cosa que lo que hicieron nuestros viejos. Es saber que no vas a dormir cuando salgan. No vas a dormir cuando hacen deportes y es un deporte de contacto o un deporte como equitación. Vas a estar sentado ahí, entre que aplaudís los logros y te aterrás cada vez que está la posibilidad de un golpe.

Facundo Arana con su familia: su esposa María Susini y sus hijos India, Yaco y León
Facundo Arana con su familia: su esposa María Susini y sus hijos India, Yaco y León

—Las contradicciones de todos los días de la paternidad.

—Sí, pero las vivo con una sonrisa grande.

—¿Tenés la familia que soñaste?

—Nunca me hubiera atrevido a soñar tan alto. Le apunté al sol y me pasé con Mari y los cachorros.

—¿Desde que la conociste supiste que era ahí?

—Sí. Incluso se lo dije. Me doy cuenta enseguida si mi alma elige, porque el alma no miente, lo sabe.

—¿Cómo viviste las llegadas de tus hijos?

—Maravilloso. Ver crecer esa panza. Dibujarla. Escuchar los latidos de tu bebé: yo lo sé de memoria, sé en qué sonaban. Tienen muchas cosas las llegadas al mundo de los chicos. Me acuerdo cuando nació India; entrás, te miran y te dicen: “Mirá, ya que tenés que entrar acá, parate ahí, y si te desmayás no te podemos asistir”. Es como si fuera una teatralización y vos ya sabés que te lo van a decir. Decís: “Tranqui, tranqui, yo me quedo acá”. Pero entonces Mari dijo: “Vení acá”. Me paré a su izquierda y la cama donde estaba reposando de repente se convierte en una cama de parto y empieza a venir, y se tomó con la mano derecha de la agarradera y la izquierda me la dio a mí, me miró a los ojos y me dijo: “¿Vamos?”. Le dije: “Vamos”. Así nació India.

—Maravilloso.

—Es mucho más que maravilloso. Si yo hubiera querido soñar cómo sería el nacimiento de un hijo nunca hubiera podido mejorar lo que pasó. Son cosas muy íntimas pero que después, una vez que ocurren, ya es lindo que lo puedas contar. No tengo nada más importante en mi vida.

—¿Hay otros momentos que recuerdes que te marcaron así?

—Estoy lleno de momentos importantísimos. A mí me gusta vivir así la vida. A cosas que podrían ser normales de golpe le encontrás la poesía y se convierten en momentos mágicos. ¿Qué hay de mágico en que muera un ser querido? Cuando ese ser querido muere con toda su familia y vos sos parte de ella, todos abrazos y animando a quien está partiendo a que pegue ese salto, a que vaya hacia donde todos tenemos esa fe. Siempre son momentos súper íntimos y muy preciosos, aun los dolorosos. Acompañar a vivir es maravilloso; acompañar a morir es un honor muy grande.

Facundo Arana con Tatiana Schapiro en los estudios de Teleshow
Facundo Arana con Tatiana Schapiro en los estudios de Teleshow

—¿Cómo te llevás con la idea de la muerte?

—Es parte de la vida.

—¿Asusta?

—No. Me aterra la salud de mis seres queridos, pero la muerte por muerte en sí, no.

—¿Tenés posición respecto de la discusión de la eutanasia?

—Te voy a contar una cosa que no tiene que ver con la eutanasia porque eso es algo que es de cada uno. Hace 20 años se murió una persona muy amada por mí. Muy amiga. Yo la adoraba. Te estoy hablando de la persona más buena del mundo, la más noble, la mejor, la mejor amiga. Era un alma tan pero tan sensible que no se bancó, no pudo con todas las cosas que pasan en la vida. Terminó con su vida. Voy al entierro y la persona que tenía que dar el responso en nombre de Dios dice: “No va a ir al Paraíso porque se quitó la vida”. ¿Vos te das cuenta el mundo en el que vivimos? Era un mamarracho con la ropa religiosa. Todas las personas que estábamos llorando lo hubiéramos sacado a patadas en el culo. No lo hicimos por respeto a la investidura y a tata Dios. Volviendo a la eutanasia, nadie decide porque sí “Che, yo la verdad me quiero ir de acá, necesito irme, estoy sufriendo lo indecible”. Ver que tu familia no puede hacer nada más que mirarte a los ojos y decir: “No puedo, no me dejan”. Tratemos de ponerle menos humano y más Dios a las cosas que son de Dios. Cuando las leyes las escriben los humanos nos mandamos unos cagadones enormes. Hay que entender que hay gente que quiere luchar y seguir porque de golpe la puede dar vuelta, y el ser humano puede dar vuelta todo. Pero cuando ese ser humano dice: “Ya probé todo, hice todo, pienso que la pude haber dado vuelta pero ahora no la quiero dar más vuelta”, entonces, acompañame aunque sea con una sonrisa cuando yo decido. No me quites por lo menos mi decisión. Ahí te digo “sí, claro, por supuesto”. Quitale el peso a la palabra. Acompañá a bien morir a una persona. Eutanasia es una palabra que sola, ya por todo lo que nos ha sido inculcado en la cabeza, es un horror.

—Vos lo dijiste: es el honor de acompañar a alguien en su partida.

—Sí. Hay enfermedades que son despiadadas pero hoy en día la ciencia médica está a la altura de esas enfermedades y les pelea de igual a igual y les puede ganar la batalla. Pero si en algún momento eso no ocurre, no me postergues porque no se puede y punto. Le daría mucha tranquilidad a una persona que está peleando y dándolo todo poder decir: “Mirá, si se me acaban los argumentos y se me acaba la fuerza, y realmente ya no tengo con qué seguir peleándola, y decidí que es momento de parar”.

Facundo Arana y su compromiso de siempre con las causas justas
Facundo Arana y su compromiso de siempre con las causas justas

—Tengo ese derecho.

—¿Pero cómo no vas a tener ese derecho?

—¿Era una amiga tuya?

—Íntima. Capaz que ese tipo sigue profesando la palabra de Dios, nunca lo escuché pedir perdón y es una barbaridad lo que hizo.

—¿El vínculo con Dios cómo anda?

—Excelente.

—¿Charlás, agradecés, rezás?

Agradezco todo el tiempo. Hace muchos años que no pido porque si yo hubiera soñado hasta 10, multiplicó por un millón todo con lo que me alcanzaba.

—Hace poquito le deseaste a La Joaqui que esté bien y que no necesite más medicación, y por la forma en que te referiste a la medicación se armó revuelo.

—Se arma siempre revuelo por todo. Guarda: debí ser un poco más cuidadoso con las palabras. Lo que pasa es que a riesgo de meterme en un lío no quiero cuidar tanto las palabras porque cuando uno cuida tanto las palabras no sale lo que realmente sentís y cómo lo querés decir. Hay gente que es mejor que yo para expresar y ser cuidadoso con las palabras.

—Por supuesto: hay gente que necesita medicación psiquiátrica y tomarla es positivo en sus vidas.

—El que tomó medicación psiquiátrica o medicación de la que fuera la llama “esta medicación de mierda”. La llamas así. Hay medicación que te salva la vida: la quimio te salva la vida, los rayos te salvan la vida, y yo le decía “esta quimio de mierda”. Perdónenme, ese soy yo, y por supuesto que sabía que me estaba salvando la vida pero era algo que no quería que se perpetuara. No le había puesto el peso a eso sino al deseo de que ella mejorara.

—Yo realmente lo interpreté así: que le estabas deseando lo mejor.

—Es que lo interpretó todo el mundo menos cuentas de cuatro seguidores que son las que después le dan de comer a todo lo que alimenta una polémica. Lo entiendo: son las reglas. La gente que realmente dijo: “Che, cuidado con las palabras”, me escribió directo a mi Instagram y dije: “Sí, tengo que tener cuidado con cómo se dice porque en el cómo se dice detrás hay gente que te está escuchando porque vos sos un comunicador”. Soy artista. Como comunicador yo tengo que tener cuidado con cómo digo las cosas. Mala mía. Pero lo que dije fue clarísimo.

Facundo Arana en la televisión de Hungría
Facundo Arana en la televisión de Hungría

—La rompiste en Hungría.

—Y me hice amigos maravillosos, para siempre.

—Te pudiste comunicar, que ya es un montón para mí.

—(Risas) Sí. Lo que nos divertimos.

—Fuiste como jurado.

—Me habían llamado para ir a bailar y le dije: “Olvidate, te fundo el canal”.

—En euros, en este momento yo te bailo, te canto...

—Al tipo le encantó, se río a carcajadas. A los dos meses me dice: “Escuchame, me resultó muy divertido lo que me dijiste. Vení igual, ¿qué podrías hacer?”. “No sé, te voy de jurado”. Le pareció mejor a que bailara. Yo me sorprendí, y cuando llegué me encuentro con que todos allá son campeones, gimnastas, físicamente increíbles. Un nivel impresionante.

—Contemos que te fuiste hacer Dancing with the Stars.

—Sí. Termino el primer día y muy amoroso, el director del canal viene y me dice: “¿La estás pasando bien?”. Le dije: “Mirá, te estoy robando la plata, porque la estoy pasando bien, me estoy divirtiendo”. “Bueno, ¿querés bailar?”. “Te fundo el canal”. Todo lo que bailaban se tocaba en vivo con una banda que era una barbaridad, entonces le digo: “Puedo cantar con la banda y te pongo a bailar al estudio”. Y me dice: “¿Te animás a hacer eso?”. “Con la banda la rompemos”. Cuando abrimos el show el sábado, ocurrió eso.

—Explotó.

—Fue muy maravilloso. Yo me fui a divertir y me divertí como loco.

—Vos sos amado en Israel: sos nuestro Brad Pitt.

—(Risas) No. Pobre Brad...

—Y es terrible lo que está pasando.

—Sí.

Facundo Arana y el saxo, un remanso de toda la vida
Facundo Arana y el saxo, un remanso de toda la vida

—¿Cómo te impacta? ¿Cómo lo ves?

—Estoy horrorizado por todo lo que ocurre. Horrorizado. No hay otra palabra cuando hay un grupo de terror que entra en una casa a hacer las atrocidades sin nombre que todos pudimos saber que ocurrieron. No es un conflicto de naciones. Porque en el conflicto de naciones yo no me metería jamás a opinar, pero esto no es un conflicto de naciones, esto es un grupo de monstruos que entraron en un lugar. Y los monstruos no tienen nación. El terror no tiene nación, no tiene religión, no tiene madre. Lo considero como un espanto sin precedentes. No: lo peor es que hay precedentes. Es un espanto, y tiene dos naciones víctimas.

—Que pagan los civiles los horrores de una organización terrorista.

—Sí. Una organización fundamentalista terrorista. Es muy difícil tratar de ponerle palabras, pero no se puede no abordar el tema. No se puede no hablar del tema. Yo no puedo dormir con eso. Nadie de nosotros pudo dormir cuando llegaron las imágenes, que además te las llevabas por delante en el teléfono. Somos seres humanos, ¿qué estamos haciendo? ¿Qué estamos permitiendo?. Que no se permita el terror en el mundo. Que no sea una opción y que entonces alguien puede decir: “Ah, pero Israel”. No, no, no. Cuando es Israel-Palestina entonces “ah, pero Palestina”, “ah, pero Israel”; no me meto, es una cuestión que me excede. Ahora, las cuestiones de terror que no se permitan en el mundo, que se detenga el mundo. No es que hay nacionalidades: hay argentinos que están allá en este momento, desaparecidos. Que se pare el mundo con que hay rehenes, con lo que pasó. Que se pare el mundo hasta que se solucione. Que el mundo entero se meta en eso. Terrorismo no, de ninguna forma. Nunca jamás.

—Te vi con un avión, Facundo, tocando el ala. Si yo soy María, en ese momento estoy con el corazón en la boca.

—María manejaba la camioneta desde donde fueron tomadas las imágenes.

—Son tal para cual.

—No hubiera confiado en otra persona para que maneje y no hubiera confiado en otra persona que no sea el Negro Malatini para que esté en el avión, para lograr la imagen impresionante, para poder ponerle lo que debe ser dicho.

—Que donar sangre salva vidas.

—Sí. Nada más. Era eso. Lo que se ve tremendamente riesgoso no lo es realmente si tenés las condiciones dadas, lo estudiaste durante mucho tiempo, lo probó gente que lo sabe hacer. Una vez ocurrido todo eso, tenés la imagen para poder plasmar lo que debe ser dicho.

Facundo Arana en una acción riesgosa y solidaria
Facundo Arana en una acción riesgosa y solidaria

—Y después, la sensación es de satisfacción absoluta.

—Sí. De ver que ocurrió una perlita más en una campaña a la que le tengo mucho amor.

—¿Desde cuándo?

—Y... desde el 2002. 21 años.

—Es un hijo mayor de edad.

—Sí (risas). Pero está bueno porque tiene sentido, Tati. Somos casi 50 millones, y si un millón de personas, dos veces al año, va a donar sangre para la fecha del cumpleaños de un ser querido: “Che, te regalo esto que te regalo y además fui a donar sangre en tu nombre. Le fui a salvar la vida a una persona en tu nombre”, yo me muero si me regalan eso.

—¿Tenés ganas de volver al Everest?

—Sí, siempre. Todo el tiempo. Que también era para poner la bandera ahí arriba. Pero no me terminé de recuperar la rodilla: la tengo recuperada en un 95% te diría.

—Pasa que ahí no hay margen.

—No. Ese 5% es como irte resfriado. Acá no pasa nada, pero ahí arriba, cada puntito se convierte en una grieta enorme.

—¿Cómo es la preparación?

—Entrenar para estar aeróbicamente bien y tener el deseo fuerte e ir mirándolo, estudiándolo. No es una preparación sobrenatural, pero te preparás mucho durante un año para poder ir a hacerlo con responsabilidad.

—¿Te sorprendió alguna situación en la montaña?

—Sí, todo el tiempo. Lo que pasa es que estaba muy bien acompañado. Lo que tenés que hacer es saber obedecer, sin ningún miramiento: obedecés lo que se te dice, porque ahí arriba no hay tiempo. Si tu guía te dice “abajo”, es abajo, y si tu guía te dice “apretá el paso”, es apretá el paso ahora.

—¿Se lo siente más cerca a Dios arriba?

—No. Me preocuparía.

—¿En casa, con los chicos?

—A la vuelta. A la vuelta en casa con los chicos y con Mari: ahí es. Esa es la cumbre. A mí, que soy un tipo de fe en mi Dios, puedo tener un rosario y puedo entrar en un templo y le voy a estar rezando siempre al mismo Dios, que es el mismo de todos. Lo tengo todo el tiempo presente. Conforme voy creciendo le voy agradeciendo cada vez, con más fuerza. Y también miro todas aquellas contradicciones y me doy cuenta que ninguna de todas ellas tienen que ver con Dios: tienen que ver con el ser humano.

—¿Te da esperanza algo de lo que viene en Argentina?

—Sí, por supuesto. Cuando subió Fernández a la presidencia y era la asunción, Uruguay mandó dos presidentes: el saliente y el entrante (Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou). Cuando vinieron los dos presidentes que políticamente están en las antípodas, vinieron tomados del brazo. Eso es un ejemplo que yo les di a mis hijos. A mí me da lo mismo quién asume porque doy por sentado que quien asume tiene ya claro cómo conducir al país. No debe ser fácil porque si no ya lo hubieran hecho, pero si quien asume, no importa quien gane, y los otros que no ganaron se ponen todas las facciones y todos los partidos atrás, y empiezan a empujar para adelante, no hay forma de que las cosas salgan mal. Eso, y los que meten la mano en la lata y los corruptos, al costado. Ni preso; córrase. No es una utopía: eso es lo que es la república. Eso es lo que tiene que ser. Esa es la democracia. Todo el resto es una paparruchada. ¿Tengo esperanza de que pase eso? Eso es lo que les enseño a mis hijos que tiene que pasar.

—Ojalá venga algo de alivio para todos los argentinos.

—Por supuesto que sí, porque mientras nosotros hablamos cómodamente con calor, acá, hay gente que tiene mucha hambre.

Entrevista completa a Facundo Arana

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