Una familia entró por la fuerza a una morgue, se llevó el cadáver de un hombre y se niega a revelar dónde lo enterró

Ocurrió en Tartagal, Salta. Denuncia que no debía aplicarse el protocolo sanitario debido a que murió por un problema cardíaco y no por Covid-19 como aseguraban en el hospital

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Entierro clandestino en Tartagal

“Nos llevamos el cadáver de mi papá de la morgue, lo metimos en casa, lo bañamos y lo vestimos. Lo dejamos hecho un príncipe. Después lo enterramos”. La frase puede remitir a cualquier escena de alguna película grotesca de Hollywood pero fue real. Pasó en la ciudad salteña de Tartagal donde una familia entró por la fuerza a la morgue local y se robó el cadáver de Ramón Inocencio Juárez, un hombre de 69 años que había fallecido de un infarto.

Según los familiares, estaban “cansados de esperar” a que les entreguen el cuerpo y les decían que “por protocolo de Covid lo iban a quemar”. Primero hicieron un piquete en la puerta y luego pusieron un camión de culata, entraron a los empujones y se llevaron el cuerpo envuelto en una bolsa negra con camilla y todo. Por el hecho hay al menos dos personas imputadas.

Según la versión que dieron los familiares ante la policía, Juárez tenía problemas coronarios desde hacía varios años y su estado de salud era frágil. El viernes por la noche, en su casa del barrio Tomas Ryan, comenzó a descomponerse y su hija Daniela tuvo que llamar a la ambulancia. El hombre fue internado en el hospital Juan Domingo Perón de Tartagal y murió en la madrugada del sábado.

Cuando la familia Juárez se enteró de la noticia les comunicaron también que Ramón, además del infarto que lo llevó a la muerte, padecía de coronavirus aunque lo estaba transitando sin síntomas. “La asistente social nos vino a explicar que no nos daban el cuerpo porque mi papá tenía COVID, y eso no es verdad porque él tenía una arritmia. Salieron a decirnos que era COVID y nada que ver, mi papá murió por un infarto porque hace años que tiene problemas del corazón. Pero para el hospital todo es COVID. Si mi papá hubiese tenido eso, al menos uno de esta familia estaría contagiado, pero nadie tiene coronavirus. Decir que todos mueren por coronavirus es un fraude, alguien gana plata con cada muerto que certifican con COVID, pero eso no lo van a poder hacer con mi papá porque es una mentira”, señaló una de las hijas.

Lo concreto es que desde el Hospital Perón les comunicaron también que al detectarse el virus, por protocolo, no podían entregarles el cuerpo para que lo entierren, ya que debían cremarlo. Esa fue la gota que rebalsó el vaso para los Juárez que enardecidos fueron a pedir explicaciones a la puerta del hospital y, con el correr de las horas, fueron elaborando la idea de hacer las cosas a su manera.

Al mediodía del domingo llegó primero un grupo de familiares que solicitaban hablar con los encargados del hospital. Ante la falta de una respuesta satisfactoria fueron acercándose amigos del muerto que llevaron gomas y las prendieron fuego. Hicieron un piquete en la puerta. Sin embargo, la respuesta seguía siendo la misma.

“Nosotros detectamos que el hombre tenía Covid, por lo tanto el cadáver debe pasar por un proceso especial, le guste a quien le guste. Es el protocolo no una idea nuestra. Entendemos el dolor pero son los tiempos que corren y debe hacerse así por disposición del Ministerio de Salud de la provincia”, señalaron fuentes del hospital que prefieren el anonimato.

Ya en los primeros minutos de la tarde, apareció una camioneta blanca con caja que estacionó en la puerta. Acto seguido, un grupo de familiares y amigos ingresaron a la morgue y fueron revisando uno por uno los cadáveres hasta que encontraron el de Ramón a pesar de los intentos infructuosos de los empleados por detenerlos. También hubo un llamado a la policía pero los efectivos llegaron demasiado tarde. Parece ficción, pero así sucedió.

Una vez que lo encontraron, lo sacaron a la calle arriba de una camilla y con la doble bolsa negra que lo recubría. Haciendo fuerza entre varias personas lograron subirlo a la camioneta y tanto autos como motos acompañaron la caravana que llegó hasta la casa misma del difunto. Lo bajaron y lo ingresaron.

Daniela, su hija, dio detalles macabros de lo que hicieron con el cuerpo, al portal La Cruda NN de Tartagal, cuando todavía el cadáver permanecía dentro de la casa: “Cuando lo entramos rompimos la bolsa, lo bañamos como debe ser, lo cambiamos y lo dejamos como un príncipe y ahora lo tenemos en una camilla en mi casa”.

Según contaron desde el entorno de la víctima, tras velarlo lo enterraron con sus propias manos, aunque no especificaron el lugar donde lo hicieron.

Ahora la investigación por lo sucedido está en manos del doctor José Rafael Medina de la Unidad fiscal 2 de Tartagal que determinará qué penas les caben a las personas que participaron del hecho. Por el momento no hay detenidos pero sí trascendió que hay al menos dos imputados.

En la denuncia que realizó el hospital se hizo una aclaración: luego de unas horas del robo dos personas se acercaron y devolvieron la camilla en la que se habían llevado al muerto.

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