Una tarde de pánico y confusión se vivió este lunes en el Aeropuerto Internacional Rosario Islas Malvinas producto de un comentario desafortunado. Es que un pasajero declaró que portaba una bomba luego de que un efectivo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) le pidiera que se sacara las zapatillas como parte de los controles correspondientes.
Si bien finalmente se supo que se trató de una humorada, en ese instante los uniformados no dudaron en desalojar a los viajeros que se encontraban en el sector de embarque y de espera. "Esto no es un simulacro", anunció el agente que activó el protocolo de seguridad.
El responsable del incidente tenía previsto tomar el vuelo 8.131 de Latam que partiría rumbo a San Pablo a las 16.35, pero fue puesto a disposición de la Policía Federal por el delito de "intimidación pública" y perdió el avión, que a pesar del operativo policial logró salir sin demoras.
"Se hicieron las tareas de control y, cuando quedó claro que no había nada, (el resto de los pasajeros) volvieron a la sala de embarque", explicó a La Capital Raúl Garo, director del aeropuerto.
El sospechoso, cuya identidad fue preservada por las fuerzas de seguridad, permaneció detenido. El delito de intimidación pública está tipificado en artículo 211 del Código Penal, que establece de dos a seis años de prisión a quien "para infundir un temor público o suscitar tumultos o desórdenes, hiciere señales, diere voces de alarma, amenazare con la comisión de un delito de peligro común, o empleare otros medios materiales normalmente idóneos para producir tales efectos".
En el mismo artículo, se aclara que la pena será de prisión de tres a diez años "cuando para ello se empleare explosivos, agresivos químicos o materias afines, siempre que el hecho no constituya delito contra la seguridad pública".
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