Ellos no se están preparando, no están limpiando la casa, cocinando la cena o acomodando las sillas, las mesas, los platos. Tal vez lo hicieron con premeditación y anticipación. Tal vez ya prendieron el fuego, cortaron las ensaladas, bañaron a los nenes. Pero desde las cuatro de la tarde hasta pasadas las siete, no cuenten con ellos. Son cerca de treinta hombres los implicados en este éxodo acordado. La condición que negociaron es que el post se reduzca a breves intercambios: un brindes, la entrega de premios y nada más. La noche es el límite.
En Las Heras, 67 kilómetros al oeste de la Ciudad de Buenos Aires, un grupo de vecinos se junta religiosamente desde hace 25 años a jugar al fútbol cada 31 de diciembre. Es una cita que interpela a la propia cultura futbolística y social del pueblo. No se posterga, no se suspende, hay condiciones que cumplir, hay inscriptos en lista de espera, hay una premiación posterior. Son las Estrellas contra los Estrellados. Catorce de un lado y catorce del otro en una cancha de once contra once, porque una de las cláusulas del contrato estipula que ningún futbolista debe ser ni muy bueno ni muy fit.
Rodrigo, docente y profesor de educación física, Fabián, con oficio en el rubro de la construcción, y Pablo, mecánico, hablan de lo que popularmente en la zona se conoce como “el partido de las estrellas”, el clásico de fin de año de las Estrellas contra los Estrellados. Las vicisitudes de un duelo que congrega a una comunidad, que resiste ante la organización familiar y que sirve, según sus protagonistas, para despedir lo viejo y empezar lo nuevo divirtiéndose en una cancha de fútbol. Rodrigo así lo define: “En los 24 años de partido nunca tuvimos alguna situación violenta, nada. Jugamos, nos divertimos, despedimos el último día del año jugando al deporte que nosotros consideramos más lindo, todos riéndonos hasta llorar por situaciones que van pasando”.

—¿Cómo nace esto?
R —La idea nace en mi grupo de amigos que nos juntamos en una quinta con el hermano de uno de mis amigos que también fue a despedir el año. Armamos un partido, salió el partido, al otro año nos juntamos en la casa de Manuel Dalbo, uno de mis amigos, también tres versus tres fue ese año. Y ya después fue escalando en cantidad al punto de que llegamos desde hace ya más de quince años a jugar catorce contra catorce en una cancha de once despidiendo el año. Con una previa muy fuerte también en las redes sociales. Después, yo me encargo de hacer las crónicas del partido dándole mi impronta, exagerando un poco algunas cosas, para disfrute de todos y hasta el otro año no se juega más.
P —Es un partido solo al año.
F —No se toca, ese partido se juega ese día nada más.
—¿Cómo te sumaste vos, Fabián?
F —Me invitó él un día y bueno, arranqué creo que hace, y si no hace 20 años ando por ahí que estoy.
—Están en equipos…
F —Yo juego para estrellados. Él juega para Estrella.
—¿Los equipos son fijos?
R —Sí.
F —Hay invitados.
R —Algunos pueden ir cambiando. Algunos jugadores que juegan un partido y después no van más. Pero vos no te podés pasar a Estrellados. Salvo que paguen el pase y vale una fortuna.
—¿Cómo llegaste vos al clásico?
P —Ellos son amigos de mi primo entonces, bueno, fui a ver un partido un día y che, falta uno, y me sumé. Y ahí no paré más.
—¿Una vez que uno se suma ya es un derecho adquirido para el año siguiente?
R —Sí. Y al no ir pasás a formar parte de la lista negra. Estás en capilla.
—¿Hay lista de espera en Las Heras para ingresar?
R —Sí, hay mucha gente que quiere participar pero que tiene que cumplir con los requisitos del reglamento.

—Me imagino en 25 años infinidad de anécdotas.
R —Muchísimas. Muchísimas. Yo te cuento una sencilla. En octubre de 2010 me pongo de novio con la que hoy es mi señora, la madre de mis cinco hijos, y en diciembre más o menos no sabía sobre el partido de las Estrellas y le digo “yo tengo que jugar un partido de estrellas”. “¿Cómo de estrellas?”. “Sí, de estrellas, gente muy famosa -le digo- que jugamos un partido de fútbol”. “¿Pero el 31 de diciembre?”. “Sí, sí”. Entonces ella se viene de Marcos Paz, toma un remis y le dice al remisero “tengo que ir a ver un partido donde juegan estrellas”. “Señora ¿pero hoy 31 de diciembre?”. “Sí, sí, gente muy famosa del deporte que juega este partido en alguna cancha”. La llevan al Estadio Municipal donde no había nadie, obviamente. Quedan dos canchas para ir: la de Club Las Heras y la de San Miguel. “Bueno, lléveme”. Fue hasta la cancha y estábamos nosotros. Y después me dice “Rodri, de veintidós jugadores uno solo corría, todos caminaban. Yo pensé que era gente famosa”.
—Ella estaba esperando encontrar a Rodrigo De Paul y a Ricardo Darín: “el partido de las estrellas”.
R —Y en ese partido lógicamente yo hice un gol. Tenía el banderín preparado que decía “Ceci te amo”, lo festejé ante toda la tribuna que eran ella y dos personas más. Y después me casé.
—¿Qué dicen las parejas del grupo de esta ausencia el 31 de diciembre?
F —Yo soy soltero, no tengo problemas. Salgo de mi casa y me dicen que hay que prender fuego temprano porque van a hacer asado. “No, pero yo tengo que jugar un partido”. “¿Pero hoy?”. “Y sí”. Y salgo, no tengo mucho problema. Pero acá los señores me parece que están más…
P —Sí, que bañe a la nena temprano. Nosotros nos ocupamos de otras cosas. Es un contrato que está firmado que tenemos que ir.
-¿Cancha de once es?
R —Cancha de once. Jugamos catorce contra catorce. El año pasado se desvirtuó un poco porque éramos dieciocho contra doce.
P —La realidad es que el árbitro ahí mete la mano siempre. Entonces del equipo de las Estrellas salía uno y entraban dos, pasaron cosas digamos.
—Pierde seriedad.
R —Lo que pasa es que el árbitro que venía hasta el año pasado es primo de mi hermano pero el año pasado, tienen que dar fe ellos que les cobró tres penales y el mismo jugador, el mismo jugador erró los tres penales. El último en una reposera el arquero y lo erró igual. Y ahí no tienen derecho, no pueden decir nada.
—¿Cómo en una reposera el arquero?
R —El arquero atajó un penal en una reposera, pegó en el palo y salió.
—¿Eso es cierto?
F —Sí, eso es cierto.
P —Sí, está el video. Tres penales pateó el mismo jugador.
—Se ve que no es una cosa de mucha habilidad.
P —No, ahí el requisito es tener mucha habilidad. No podés ir a jugar...
R —Tené en cuenta que a gente que hemos invitado nos ha dicho “no me acuerdo ni cómo es trotar”.
—¿A qué hora empieza el partido?
F —¿Cinco y media?
R —Cinco de la tarde, sí.
—¿Y ustedes se juntan a qué hora?
R —Cuatro y media ya estamos ahí.
—¿Juegan hasta las siete más o menos?
R —Aproximado porque con la entrega de premios se tarda un poquito. A las siete más o menos liquidamos, nos saludamos, brindamos. En algún momento hemos brindado. Y nos vamos cada uno para su casa.

—¿Hay un comité organizador de picadas del 31?
F —Hasta ahora no.
P —Lo que pasa es que estamos con el tiempo justo. O sea, terminamos y hay que ir cada uno para su casa.
F —Te quedás una hora más con una copita brindando, un salamín, un quesito, llegás a las seis de la mañana.
—¿Qué dicen las esposas cuando se van el 31?
R —Se genera, digamos, una incomodidad porque el 30 ya me estoy preparando los botines, las medias. Me olvido de la ensalada rusa, de la ropa para los chicos -tengo cinco hijos-. Yo me olvido de todo.
—¿Te van a ver los chicos?
R —Sí, sí. Dos de los varones tienen 11 y 10 años y quieren jugar ya, pero no están en condiciones.
—Pero no te dicen “dale papá, no hinches, es 31 de diciembre”.
R —No, van, van.
F —Debe ser la condición de la casa, que la señora le debe decir “llevate a los pibes y yo voy acomodando la mesa”. Debe ser algo así.
—¿Con las parejas o con las familias del grupo no hay algún tipo de código: “ok, ustedes se van el 31, nosotros el primero de enero”?
P —No, igual es como… Lo primero es la familia, el fútbol viene después. Pero como que la familia entiende que al fútbol hay que jugarlo el 31 de diciembre. No queda otra. Es como que hay que estar.
—La gente de Las Heras puede ingresar a cualquiera de los equipos…
R —Sí. Tiene que cumplir con los requisitos lógicamente.
P —El tema es ahora el jugador estrella que va a estar oculto hasta el 31 creo que ese va a ser el mejor. Nosotros ya lo tenemos, no podemos decir nada.
R —Nosotros confiamos siempre en la capacidad goleadora de Sebastián Fredes y de Damián Caserta Martínez.
—¿Cómo vienen las estadísticas de los últimos años?
R —Hay una superioridad de las Estrellas. Han ganado algunos partidos los Estrellados. En otros partidos no ha terminado, mientras iban ganando se han retirado del partido declarándose ganadores ellos. Pero bueno, quedó…
—¿Cómo fue eso?
R —Claro, iban ganando 2 a 1 y quedaban cinco minutos de partido y se retiraron de la cancha, levantaron la copa, festejaron y se fueron. Se autoproclamaron ganadores.
F —Pero había una mano negra ahí, por eso nos fuimos con la copa.
—¿Ustedes la dieron por válida esa situación?
R —Quedó en el Tribunal de La Haya pero no se resolvió.
—¿Son todos amigos fuera del partido durante el año o no necesariamente?
R —Amigos, amigos, de juntarnos todo el tiempo pero sí somos muy conocidos y nos hablamos bien. Digamos, sí compartimos momentos en otros lugares.

—Requisitos para formar parte del partido hay que cumplir por lo menos con cinco de estos requisitos que voy a leer. Ser un futbolista atrapado en un cuerpo de ajedrecista. ¿Quién armó esto?
R —Lo armamos con el Picante Martínez y con Sebastián Fredes.
—Ser una leyenda del fútbol herense.
R —Claro, haber jugado en algún momento o que vos hables con la gente y diga “no, este jugaba bien”.
P —Igual tenemos gente de otros, estrellas de otros lugares. Por ejemplo, Ariel Di Giordi jugaba en la Selección de Villegas. Tuvo un paso por San Lorenzo, creo que el Pepe Argento herense.
R —Claro. Hoy ya no se puede casi ni mover pero forma parte de las Estrellas.
—¿Tuvieron gente que sí jugó en algún momento? ¿Alguna vez promesa del fútbol infantil?
R —Viste que en el fútbol infantil todos los chicos juegan bien y los de afuera dicen “no, este va a ser bueno”. Cumplimos con esa parte del reglamento.
—Ser alguien que conviene tener de amigo.
R —Sí, lógicamente. Por eso es que en su momento han participado los intendentes.
— Jugar al menos tres partidos semanales bajo extremas condiciones climáticas. Preferentemente torneo. Donde demuestre habilidad, destreza, agarre y capacidad goleadora en plataforma de PlayStation, Xbox o PC.
R —Tenés que ser un crack pero en la Play. No podés venir a jugar el partido y que nos pases como un alambre caído a todos. Ahí no podés.
P —Aparte tiene que jugar a media máquina si es muy bueno también.
F —Sí, no puede demostrar que es bueno porque si no estamos sospechando de algo…
R —Tenemos uno de los que queremos hacer el pase, el Catu Santa Cruz, que es vendedor de garrapiñadas y está en una situación de estado físico muy elevado entonces la indicación para él es fácil, muy sencilla: “parate en la sombra, no corras, desplazate cinco metros para la derecha, para la izquierda, y ni se te ocurra correr”. Cumple.
—¿Alguno se fue sintiéndose mal? ¿Lesionado en serio?
R —Sí, sí. Fabri Rocío Lutti sí se rompió la rodilla solo. Cayó solo. Hay una foto que lo llevamos en camilla. Y después se dedicó al ciclismo. No jugó nunca más.
P —Lo retiró el partido de las estrellas. Hay gente de todas las edades encima.
R —Horacio Coco Mercado, periodista de General Las Heras, jugó hasta los 75 años.
F —Pero juega a la sombra. No se corre de la sombrita.

—Si llueve se juega igual.
R —Se juega igual. Hemos jugado con diluvio en la cancha de De Giorgi que es el que tiene cancha de tenis y le quedó un espacio verde y bueno, le destrozamos el espacio verde.
F —Igual el agua nos daba hasta por acá más o menos, hasta las rodillas.
P —Normalmente jugamos en algún estadio del pueblo. Siempre, nuevamente, jugamos en una cancha del Club San Miguel entonces hay que cuidar el campo de juego porque no podemos ir a romper la cancha.
—¿Sponsors no aparecieron?
R —Sí, Carnicería Pampa de Fabián Stefano que es uno de los que, de los fundadores también que dejó de jugar pero Carnicería Pampa sí. Ha puesto publicidad y ha colaborado con alguna achura en algún momento para alguno de los organizadores.
—Perdón, ¿pone publicidad para que la vea quién?
R —Todos los que jugamos y las redes sociales de los que jugamos.
P —Va a pasar una radio técnicamente ahora el 31.
R —Estamos negociando ahí. Primero prometieron pero mandamos mensaje, acuérdense que para los 25 años ustedes van a transmitir en vivo, y todavía no hemos recibido respuesta.
—¿Qué han llegado a ofrecer para ser convocados?
R —Desde comida…
P —Inmobiliarias.
F —Sí, igual eso de comida no se puede decir la marca de la empresa, ¿no?
R —Hay una empresa de lácteos muy conocida que está en Las Heras y ha donado. Uno de los jugadores donó muzzarella.
F —Pero decí la verdad: jugaban los intendentes.
R —Uno de los intendentes en ese momento jugaba y se ganó justo la muzzarella. Viste cuando decimos necesitamos un intendente amigo.
—Me estabas diciendo inmobiliarias. ¿Qué ofrece un inmobiliario para jugar?
P —Vacaciones pagas en la costa. De todo.
R —Por ahí capaz que alguna rebaja en alguno que quiera comprar un terreno puede llegar a haber. Pero es todo negociable ahí.
—Requisitos: poseer un total desconocimiento de la palabra fair play.
R —Sí. La trampa está en el constante del partido.
—Consumidores de picadas y asistentes a asados.
R —Todos. Hay uno con una bandera que dice, la hinchada se la dedicó, “Fredes largá la picada”.
—Talentos muy escondidos nacidos en una época equivocada. Elegidos últimos en el pan y queso.
P —Sí, todos.
P —Es como una ley casi.
R —Y es como la venganza del bullying que nos hacían en la primaria que nos elegían últimos, bueno, ahora estoy entre los primeros.
—Excluidos para formar parte de los planteles: futbolistas.
R —No, no puede jugar.
R —Ese queda afuera.
—Los que presentan abdominales marcados.
R —No, totalmente expulsados antes de entrar a la cancha. No puede venir nadie con los abdominales marcados.
—Los que salen a correr o practicaron algún deporte en los últimos seis meses excepto pesca.
R —Claro. Alguien que dice yo salgo todos los fines de semana a hacer un fondito de una hora y media no, no podés jugar.

—¿Cuándo entendieron que esto se iba a volver tradición?
R —Te diría que en 2007, cuando ya tuvimos que pedir la cancha de once porque ya éramos más de once jugadores por equipo. Y todos “che bueno, ¿hacemos el partido, hacemos el partido?”. Y empezamos con los premios.
—¿Quiénes reciben premio en cada partido?
P —La comisión lo evalúa.
R —Hay muchos premios, por ejemplo, él en su momento se llevó como es albañil el balde de albañil de oro. El balde de oro.
F —Sí, o como éste que es un andamio porque tuve un accidente trabajando en la construcción, me caí del andamio y después fue premio andamio.
—Los premios no tienen que ver con lo que sucede en el partido.
F —No, con lo que haya pasado afuera.
R —A veces sí porque, por ejemplo, la cubetera de oro era para el más pecho frío. Entonces que en el partido nosotros vimos de los dos equipos vimos che no, este es un pecho frío. Se lleva la cubetera de oro.
R —El fémur de oro para el que pegó la patada más artera en el partido. Después, bueno, el botín de oro para el mejor jugador. El gol de oro. El balón de oro. ¿Qué otro premio más hemos entregado?
P —El ojota. El ojota, bueno, ya tiene un fijo el premio ojota.
R —Claro. Uno de los jugadores, Diego Canoba, que erró el penal con el arquero en la reposera le dimos la ojota de oro. Al otro año la volvió a ganar. Y ya al tercer año le dimos la ojota de platino. Y después ya…
—Hay premios evidentemente que ustedes deciden antes que no tienen que ver con lo que sucede en la cancha.
P —Exacto. Bueno, hay homenajes también. Hay un veterano de Malvinas que participa así que siempre hacemos un homenaje para ellos. Así que bueno, eso es parte de esto también.
—¿Quién entrega los premios: la comisión?
R —Sí, entre todos. Y, la realidad es que llamamos de los dos equipos y entregamos. Nos ponemos de acuerdo a ver a quién le corresponde cada premio. Hubo momentos donde también hubo magia negra. Hay fotos donde nos han hecho muñecos con nuestra cara, con alfileres para ver si sufríamos alguna lesión pero bueno, a Dios gracias no.
—¿Cuál fue el premio que más te gustó ganar?
R —¿El que más me gustó ganar? Con mi primera hija, un bolsón de pañales.
—¿Tenía nombre el premio?
R —Sí, sí, sí, ya estaba estipulado antes. No me acuerdo bien el nombre, pero era un bolsón de pañales.
—¿Vos ganaste?
P —Sí, yo fui fémur de oro. Creo que dos veces gané el fémur de oro.
F —Bueno ves, está todo al revés porque yo tengo tres. Tengo botín. Tengo ese del andamio. Y tortuga de oro tengo un montón. Y el que más me hubiese gustado ganarlo era la barra de queso, de muzzarella, que hubiese sido lo mejor que los tres.
—Los que se hacen todos los años son el fémur de oro y ¿cuál más?
R —Botín de oro. Balón de oro. Mejor gol. Guante de oro para el arquero menos vencido. Canasta de oro al arquero más vencido, más goleado. Y cubetera de oro. Esos son fijos.
—¿Este año qué nuevos vamos a tener?
R —Puede ser que esté la garrapiñada de oro. Tenemos vendedores de garrapiñada del pueblo.
P —Posta que es el vendedor de garrapiñada del pueblo. O sea, se sienta en la plaza a vender garrapiñadas todos los días.
R —Hemos entregado la herradura de oro al más caballito. Pero bueno, la ojota obviamente creo que es el más humillante.
—¿Cuál es el partido que te hizo más feliz?
P —El del agua fue buenísimo.
F —El del agua fue terrible. Tenemos fotos de eso, están re buenas.
—¿Qué pasó?
P —Había llovido bastante el 30 y estuvimos muy cerca de suspenderlo. Pero muy cerca.
F —Se pegaba libre, estaba bueno.
P —Hasta que vino Ariel y dijo “vamos a la cancha de tenis y jugamos ahí”. Y bueno, nada, fue vía libre con todo. Había unos charcos, hay unas fotos que son muy buenas. Son tremendas.

—¿Cuántos días te duele el cuerpo después?
R —Te diría que cuatro, cinco días. Después estoy dolorido pero feliz realmente de haber compartido ese momento que espero porque es el único partido en el año que juego.
—¿Cuántas veces te dijo tu mujer “no te das cuenta que ya no tenés 20”?
R —Creo que desde que me conoce. Y le hice una apuesta de que este es mi último año porque claro, quiere pasar algún fin de año en algún otro lado, no mirándome a mí jugando un partido con esta gente un 31 de diciembre. Entonces quizás este sea mi despedida.
—Más allá del chiste de que la pasan bárbaro, hay una tradición. Hay 25 años de partido.
R —25 años jugando.
—¿Querés que lo sigan los hijos de todos?
F —Que no se corte nunca.
R —Ya hay varios hijos que están ahí. Los míos todavía quieren jugar pero les falta un poquito. Pero sí va a continuar esta tradición.
P —Hay gente de 30 y pico, no de 50 como Rodri… Que quizás pueda seguir con esto. Lo que pasa es que hay que ver que las familias los dejen. Ese es el tema también.
R —Hemos realizado desafíos a otro grupo de amigos que han jugado mucho al fútbol juntos y nos han dicho no, no, jugamos el 30. No, el partido es el 31.
—¿Y si municipios vecinos los quieren copiar?
P —Tuvimos el año pasado uno que vino a jugar, quería jugar.
R —El director de Deportes de Marcos Paz.
P —Hubo alguna mano negra ahí porque no cumplía con algunos requisitos de ahí y lo dejaron jugar.
—Bueno, ¿pero de algún pueblo vecino, de algún municipio, los llamaron para decirles “che, queremos copiar el modelo”?
R —No, hasta el momento no. Sí aceptamos desafíos. Si algún municipio vecino quiere venir a jugar a Las Heras contra una selección entre Estrellas y Estrellados aceptamos.
F —Sí, nos amigamos y le jugamos a quien sea.
R —Bajo nuestras reglas. El árbitro lo ponemos nosotros.
F —Y jugamos de locales siempre.

—¿Hay algo de terminar el año y de empezarlo jugando al fútbol que…?
R —Que es lindo decimos nosotros. El despedir el año que uno viene cargado todo el año a veces con problemas y en ese momento es como que nos olvidamos de todo. Decimos bueno “che, estoy con mis amigos riéndome…”, te repito, la risa es una constante, nos reímos de jugadas, de sobrenombres que nos ponemos.
—¿Qué es para cada uno ese partido? ¿Qué van a buscar a ese lugar?
P —Creo que van todos a buscar divertirse un rato. Y también los que no tienen la suerte quizás de compartir un partido todos los fines de semana o durante el año jugar muchos partidos de fútbol quizás uno alcanza para liberar un poco las tensiones y está bueno creo.
F —Encontrar amigos que por ahí no los ves por la calle, es como que ya empezás el año, ya los vi, ya les dije de todo, ya les pegué, ahora arranco. Arranco pensando en el otro año que viene.
R —Es el momento de alegría donde uno se reencuentra con esos compañeros. Con esos amigos. Y pasa un momento la verdad que agradable, lindo y esperado.
—¿Están preparados para este 31?
R —Entrenando a full. (Risas) ¿Por qué no me creen?
P —Es verdad. Es verdad.
R —Me estás mirando como que no me creés...
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