Francisco Cerúndolo: “Yo juego porque le quiero ganar al mejor, llegar a las finales y hacer historia”

En Random, el ciclo de entrevistas de Infobae, el tenista argentino habló sobre la dificultad de sostenerse durante años en la élite del circuito, el funcionamiento del ranking ATP y los desafíos económicos y mentales del alto rendimiento. Además, reflexionó sobre la transformación de sus motivaciones a lo largo de la carrera y la naturalización de competir a diario con las máximas figuras del tenis

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Francisco Cerúndolo es uno de los principales referentes del tenis argentino en la actualidad. Nacido en Buenos Aires, se consolidó en la élite del circuito profesional tras alcanzar el puesto 18 del ranking ATP de singles el 5 de mayo de 2025, el mejor de su carrera. Desde su debut profesional en 2018, mostró una evolución sostenida que lo llevó a convertirse en el argentino mejor ubicado en el ranking mundial.

A lo largo de su trayectoria, Cerúndolo conquistó tres títulos ATP en individuales: el Bastad Open 2022 sobre polvo de ladrillo, el Eastbourne International 2023 sobre césped —hito que lo convirtió en el primer argentino en ganar un torneo ATP en esa superficie desde 1995— y el Croatia Open de Umag 2024. Además, firmó actuaciones destacadas en torneos de máxima categoría, como las semifinales en los Masters 1000 de Miami 2022 y Madrid 2025, y consiguió triunfos resonantes frente a jugadores del top ten mundial.

Heredero de una fuerte tradición deportiva, Francisco creció en una familia ligada al tenis: su padre fue jugador profesional y entrenador; su madre es psicóloga deportiva; su hermano menor, Juan Manuel Cerúndolo, también compite en el circuito ATP, y su hermana Constanza se destacó en hockey sobre césped. Formado desde chico en el deporte, es hoy una de las caras más visibles del tenis argentino y una figura clave del presente y futuro del circuito internacional.

“El ranking no te lo
“El ranking no te lo regala nadie”: Francisco Cerúndolo y el desafío de mantenerse en el Top 30. (Maximiliano Luna)

—Hace cuatro años que estás en el Top 30.

—Sí. Estoy muy contento. Fueron años de mejora, uno un poco peor que el otro, pero la verdad que sí, cuatro muy buenos años y este la verdad que fue uno de los mejores.

—En mayo llegaste a ser número 18 del mundo. Y ahora estás 21. ¿Cuán difícil es todo eso?

—Es muy difícil por todos los procesos. Una vez que llegás acá arriba, al 30, al 20, es muy difícil avanzar dos o tres puestos. Se vuelve todo muy...

—¿Hay como una meseta ahí?

—Claro, es como una meseta que tenés que ganar mucho para avanzar poco. Cosa que antes capaz ganabas y avanzabas 90 o 100 puestos. Llegar hasta acá es dificilísimo y avanzar también. No es que una vez que llegaste, ya está, la semana que viene me quedo top 10, ¿entendés?

—Y para quienes no son tan seguidores, ¿el sistema de ATP está bueno en cuanto a subas, bajas? ¿Es justo?

—El tenis para mí es dentro de todo justo porque es un deporte que vos jugás todos los partidos y por cada partido que jugás, ganás y sumás puntos o perdés. Entonces, el ranking no te lo regala nadie, te lo ganás vos solo. Si vos vas y te va bien, sumás ranking. Si vos vas y no ganaste, te vas a quedar en la misma cosa. Creo que desde ese lado es justo porque nadie te da nada, no es que te dijeron: “Vos jugaste bien la semana pasada, te vamos a subir diez puestos”. No es así. Lo tenés que ganar vos. La puntuación para mí es justa.

—¿Cómo describirías tu vida desde lo que soñaste a esta realidad que vivís hoy?

—El tenis es un deporte bastante complicado de llegar. Primero, porque es muy individual. Segundo, es muy costoso. Cuando recién arrancás, tenés que viajar a jugar torneos y es donde más plata tenés que invertir, porque en esos torneos es donde menos plata ganás. Entonces cuando más necesitas esa plata es cuando menos la tenés. El comienzo es difícil para la mayoría, salvo que seas demasiado bueno, tengas algún sponsor y te faciliten un poco las cosas, pero sino es complicado ese proceso. Y una vez que llegas al top 100, en el tenis se dice “llegaste”, como que lo lograste, que rompiste una barrera y empezás a hacer una diferencia económica. Y una vez que llegás como al top 30, top 40, ahí ya estás jugando todo el tiempo contra los mejores del mundo. Y El primer año capaz jugas suelto porque es la primera vez que estás ahí. Pero lo difícil es el segundo año de ese nivel, donde ya todos te conocen, ya todos te estudian más.

—O sea, la segunda vez que vas a Roland Garros, Wimbledon…

—Sí porque ya llegás con un cierto ranking. Entonces, llegar, podés llegar si jugás bien. La verdad, si tenés condiciones se puede llegar, es muy difícil, pero podés. Después, mantenerte muchos años arriba de todo en la élite, es lo complicado.

—¿Y por qué se juega? ¿Placer? ¿Gloria? ¿Dinero? ¿Viajes? ¿Cómo sería el orden para vos?

—Es una mezcla de todo (risas). Creo que cuando uno arranca, juega por placer. Amás el deporte, amás el tenis, es tu sueño ser profesional... Una vez que vos cumplís esos sueños y tildás los casilleros de jugué un Grand Slam, jugué Roland Garros, le gané al número uno del mundo, al 10, estoy 20 del mundo, gané ATP, jugué Copa Davis... Tenés que buscarle también otra motivación porque el placer sigue estando, pero se vuelve más rutinario, monótono, como cualquier trabajo del mundo.

—Se vuelve más normal.

—Yo hace cuatro o cinco años que estoy entre los mejores del mundo y normalicé eso. Cuando invito a un amigo, a un familiar y viene a los torneos, me dicen: “Bolud*, mirá dónde estás, mirá lo que es esto”. Para mí, el primer año era un delirio todo, lo veía a Djokovic y decía: “Hace tres años lo estaba viendo por la tele y hoy capaz tengo que entrenar con él”. Pero después te vas acostumbrando. La primera vez que lo ves, estás en el vestuario y tenés a Djokovic, a Nadal, a Federer, te saludan y no te salen las palabras, ¿entendés? A los tres días veías el cuadro, segundo estaba Djokovic, y decías: “Yo tengo que entrar a ganar, no puedo entrar a idolatrarlo”. Entonces, el primer tiempo que jugás ahí contra los mejores es un cambio mental que tenés que hacer para respetarlos, porque los vas a respetar y los vas a idolatrar toda tu vida, pero una vez que entrás a la cancha, tenerlo como un rival más.

—Es ese deseo de crecer cada vez más el que te lleva para arriba, supongo.

—Claro. Y después, si todo ese deseo, esa gloria, ya es jugar por gloria. Capaz en algún momento jugás por dinero porque decís: “¡Uy! Estoy haciendo una diferencia acá y está buenísimo”. Pero yo la verdad es que no juego por la plata, no pienso en la plata. Yo en los torneos juego porque le quiero ganar al mejor, quiero llegar a las finales y hacer historia, que es más o menos por la gloria.

“Llegar es muy difícil, mantenerse
“Llegar es muy difícil, mantenerse aún más”, explicó Francisco sobre el lado menos visible del tenis profesional. (Maximiliano Luna)

—¿Te criaste viendo el final de la legión?

—Era muy chico. Pero sí vi los partidos después. Mi ídolo era Nalbandian. Pero cuando tenía 12 o 14 años, que entendía más del tenis, miré mucho a Del Potro, que fue mi segundo ídolo, por así decirlo. Lo vi muchísimo. Y después a Pico Mónaco, Schwartzman, Leo Mayer, cuando yo ya era más grande, que capaz estaban ahí arriba en el tenis argentino, Guidito Pella

—¿Y del Big Three tenés un preferido?

—Me gustaba Federer a mí por su estilo de juego. Lo ves jugar y te llena los ojos. Los tres, con Nadal y Djokovic, son los mejores de la historia, pero a Federer creo que era el que más disfrutaba verlo.

—Este programa se llama Random. ¿Tenés momentos random que te hayan pasado en una cancha?

—Sí, hay un montón de cosas. Este año me pasó acá. Estábamos jugando primera ronda, el único ATP de Buenos Aires. Llovió todo el día, se postergaron unos partidos para la noche, estaba jugando en la cancha central y mi hermano en la cancha lateral, o sea, en la cancha uno. La cancha de Buenos Aires está el estadio y las tribunas. Y de la tribuna vos ves la cancha abajo. Y mi papá se puso en mi cancha, pero arriba de todo entonces podía ver la cancha de mi hermano y mi cancha a la vez. Y yo capaz estaba jugando un par de puntos y de repente empecé a escuchar gritos en el medio de mis puntos. Y claro, me di vuelta, y era mi papá. Hasta que en un momento en la tercer o cuarto grito, le pegué un grito: “¡Papá, ¿te podés callar la boca?!” (risas).

—¡¿Le gritaste a tu viejo así en el medio del partido?!

—Sí. Porque estaba jugando, tenía un punto medio importante, me quedó la bola medio regalada, le fui a pegar y escuché no me acuerdo qué y como que me asusté, le pegué mal y la tiré afuera. Ahí me calenté y le grité: “Pa. Si querés ir a ver a Juan Manuel, no tengo ningún problema. Andá a la otra cancha, gritale todo lo que quieras” (risas).

—¿Pero le gritaste: “Papá cállate”?

—Sí, le dije: “Callate la boca” o algo así. El árbitro me mira y le digo: “Es mi papá. Si querés echalo vos, pero decile que se quede a verme a mí o vaya a ver a mi hermano. Porque se queda acá, mira a mi hermano y me grita mis puntos”.

—¿Juan Manuel es más chico que vos?

—Sí, nos llevamos tres años. Más o menos.

—Y tu viejo es entrenador y tu mamá psicóloga deportiva. O sea, tenían cero chances de ser arquitectos.

—Cero chances (risas). Aparte mi hermana del medio jugó en las Leonas. Ya ahora no juega más en las Leonas, pero sigue jugando en su club. Mi hermana se recibió de Economía y Administración y ahora está trabajando de eso.

"Djokovic creo es el mejor
"Djokovic creo es el mejor físicamente de todos, el que tuvo menos lesiones y está estirando la vida tenística casi como Federer", expresó Francisco en diálogo con Leo Montero. (Maximiliano Luna)

Quién y por qué

Leo invitó a Francisco a participar de un juego en el que, frente a distintos escenarios hipotéticos, debió elegir cuál de estas tres grandes figuras del tenis: Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic encajaba mejor en cada situación, fundamentando en cada caso los motivos de su elección.

—Primera situación: tenés que compartir un viaje en la ruta 12 horas, mano a mano. ¿Quién de estos tres te acompaña y se encarga de la música? Viste que la música en ruta es un tema.

—Yo en un viaje de 12 horas, te elijo a Nadal por varias cuestiones. Uno, habla español y para estar 12 horas seguidas es más fácil. Dos, por gustos musicales, que pueden ser bastante parecidos. Y tres, la cultura es más o menos parecida.

—Segunda situación: se enferma tu preparador físico y tenés que elegir a uno de estos tres para que te entrene. ¿Quién es el ideal? ¿Federer, Nadal, Djokovic?

—Yo voy a elegir a Djokovic. Creo es el mejor físicamente de todos, el que tuvo menos lesiones, está estirando la vida tenística casi como Federer. Con 38 años casi 39, está jugando contra los mejores del mundo como si nada y batallando a full. Entonces, algo, físicamente y tenísticamente, tiene que haber hecho. Y por lo que rumorea, fue siempre el más profesional en todo eso y el más obsesionado con la comida, el entrenamiento, el descanso, más que los otros. Como que eso lo llevó a otro nivel.

—Tercera y última del quién y por qué. ¿A quién de estos tres, Federer, Nadal o Djokovic, nacionalizarías argentino, para poder jugar la Copa Davis con vos como compañero?

—Complicada esta porque los tres juegan muy bien. Pero te voy a dar una de las razones por la que voy a elegir a Federer. Con Djokovic jugué, con Nadal jugué, con Federer nunca jugué. Me quedó eso en la lista. No lo pude agarrar nunca porque cuando yo empecé lo crucé en aún un par de torneos, pero ya después él se retiró. Entonces, me encantaría poder jugar, aunque sea un doble con él, un peloteo, un entrenamiento. Algo. Lo conozco, he charlado muchas veces y es lo más. Lo conocí mucho, pero no llegué a jugar con él. Con los otros he jugado, me gustaría poder tener esa chance. Sería una locura.

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