Santiago Mungo es entrenador y fundador del innovador programa BeBlackFit, que combina boxeo, entrenamiento funcional y fisioterapia. Este método adapta los ejercicios a las necesidades individuales de cada persona para prevenir lesiones y mejorar la salud física. También incorpora herramientas digitales, como aplicaciones móviles, para integrar ejercicios lúdicos y reducir el estrés.
Santiago brinda cursos y conferencias en empresas y ámbitos deportivos, donde comparte su conocimiento sobre la gestión de emociones y la filosofía estoica. A través de su trabajo, busca ayudar a otros a desarrollar resiliencia, autocontrol y bienestar, habilidades fundamentales tanto en el deporte como en la vida personal. Además, es director de la compañía de insumos deportivos Proyec. Su enfoque multidisciplinario lo ha convertido en una figura reconocida en el ámbito del bienestar físico y mental.
Mariana: — ¿Podrías compartirnos tres tips para empezar a entrenar y superar las excusas que siempre ponemos?
Santiago: — Primero, importantísimo, que tengas ganas de hacerlo, que no sea algo que te lo imponen desde afuera. Tenés que estar convencido de por qué querés lograr ese objetivo.
Mariana: — ¿Cómo logramos querer hacerlo?
Santiago: — Tomando conciencia de qué estilo de vida queremos llevar porque nuestra biología está diseñada para que nos quedemos quietos y es contraintuitivo porque antes nos movíamos durante toda nuestra evolución, teníamos que salir a cazar, a buscar nuestro alimentos. Pero nuestro cerebro quiere ahorrar energía, entonces lo primero que tenemos que pensar es eso: qué estilo de vida queremos tener. ¿Queremos tener un estilo de vida saludable y una buena calidad de vida a largo plazo, o preferimos que, a medida que pasen los años, no podamos movernos, nos duela todo y no disfrutemos de nuestros hijos?
Mariana: — ¿Cuál sería el segundo paso?
Santiago: — Cada uno tiene sus propósitos y objetivos en la vida y uno tiene que hacer ese viaje introspectivo porque vivimos infoxicados, hiperconectados a las redes sociales y no nos damos ese espacio para conocernos. Aprender a conocernos cómo funcionamos biológicamente, emocionalmente.
Mariana: — ¿Te pasa que llegan alumnos a tu clases con el celular en la mano y te dicen: “Quiero el cuerpo de esta persona”?
Santiago: — Sí, me pasa muchísimo y el ejemplo que citan es: “Quiero estar como Pampita”. Siempre me dicen lo mismo. Pero cada uno tiene sus particularidades, ya sea hombre o mujer, una estatura, un grosor de huesos, un tipo de masa muscular, con distinta distribución. Un muy buen punto de partida es entender de dónde arrancás y a partir de ahí ver hasta dónde podés llegar. Porque sino arrancas queriendo tener el cuerpo de otro, que es totalmente distinto a vos.
Mariana: — Y que muchas veces es irreal...
Santiago: — Eso se ve en las redes sociales todo el tiempo. Se quiere tener un cuerpo que muchas veces ni siquiera es lo que ves porque tiene un montón de estrategias que utiliza la gente que está en las redes para que la piel se te vea de un modo, para que estés más musculoso, hay estrategias para todo.
Coty: — O sea, desde la base, lo que vemos de un cuerpo ajeno que deseamos no es realmente el cuerpo, sino el resultado de numerosas estrategias que desconocemos.
Santiago: — Exactamente. Hay un video que se hizo muy viral que había una chica en una sesión de fotos y en las calzas le estaban poniendo un glúteo artificial. Ahí salieron todos los influencers a hablar de eso: de lo que vemos y del impacto que tiene en las mujeres, que después se sienten inseguras y también le pasa a los hombres. Se pone el ojo en lo estético y nos olvidamos de trabajar un montón de otras cuestiones. ¿Desde dónde medimos la importancia que tenemos como seres humanos? ¿Solo desde lo estético? ¿Es la única regla que tomamos como medición para ver cuánto nos valoramos?
Mariana: — ¿Cuál es la dosis mínima de entrenamiento que necesitas para estar mejor?
Santiago: — Por ahí sos mamá, tenés que llevar a tu hijos al jardín, hacerle el desayuno, prepararle la comida y un montón de situaciones que los que somos padres entendemos, dentro de todo ese mundo que tenés, ¿cuánto tiempo le podés dedicar al entrenamiento? ¿15 o 20 minutos diarios? Siempre es mejor que nada. Si logras hacerlo cuatro veces por semana, vas a obtener resultados. Lo importante acá es algo que se llama adherencia al entrenamiento, buscar una actividad que te resulte placentera. Después vamos a ver cuáles son las mejores actividades para tener un buen cuerpo, pero sobre todo una buena salud que es super importante.
Coty: — Danos tres pasos que podrían ayudarnos a mejorar en este camino. Imagino que la alimentación saludable es parte también de ese cambio...
Santiago: — Sí, todos sabemos en líneas generales lo que nos hace bien y mal. Acá la gran clave es: tener la determinación de tomar la decisión correcta en ese momento. Cuando vos vas al súper, arranca en tu lista de compras porque es lo que llevás a tu casa. La primera clave es ¿qué voy a poner en mi heladera? A mí me gustan los chocolates. Si yo lleno mi casa de chocolates, los voy a comer, me va a ser mucho más difícil decir que no. Entonces, tengo que tener una buena lista que diga qué es lo que me hace bien. ¿Las gaseosas son saludables?
Mariana: — Y no...
Santiago: — Todos lo sabemos, entonces cuando voy al supermercado no las compro, no las llevo a mi casa, compro agua, pongo un filtro, lo que sea. La segunda gran clave se llama: coherencia evolutiva. ¿Qué comimos durante toda nuestra evolución? Frutas, verduras, carne, pescado...
Coty: — Hace 20 años que sos entrenador, por lo que viviste la experiencia con y sin redes sociales. ¿Por qué tiene tanto peso la comparación con lo que vemos en Internet?
Santiago: — Hay un proceso hoy que se da, que se llama comparación patológica. ¿Antes vos con quién te comparabas? Con tu amiga, con alguien de tu familia. Hoy vos te podés comparar con el mundo entero, con un irreal porque vos a tu amiga la ves, sabés cómo es, la ves con y sin maquillaje.
Mariana: — Ves los pros y los contras.
Santiago: — Conocés su verdadero ser, pero no sabés nada de la otra persona que estás viendo por Internet. En las redes solo se muestra el éxito y la mejor cara. Después vemos todas las patologías mentales que vienen, sobre todo en adolescentes, que están vulnerables porque están construyendo su autoestima y se angustian, se deprimen, se comparan. Las redes tienen poder y las podés usar para el bien o para mal, ahí el gran moderador es la educación, darle herramientas a la gente para que cuando el contexto te juegue una mala pasada, vos puedas decidir y tengas distintas miradas de lo que sucede.
Mariana: — Para que no compres lo que ves.
Santiago: — Cuando alguien está triste o deprimido lo primero que te dice el médico es que te levantes de la cama y te muevas porque vas a generar endorfinas, que es el punta pie inicial para sentirnos bien. Cuando nos movemos nos sentimos bien, pensamos bien y nos ayuda a adoptar buenos hábitos de vida. Es un círculo virtuoso.