Horacio Rodríguez Larreta: “Si encaramos solamente la inflación vamos a fracasar, son 1.000 medidas iniciales, no solo 3″

El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acaba de presentar oficialmente su precandidatura a presidente. Es uno de los fundadores del PRO, trabaja en la gestión de la Ciudad desde hace quince años, fue interventor del PAMI y gerente general de la ANSES. Tiene 57 años, tres hijas, está divorciado y es de Racing. Sale a correr a la seis de la mañana, y después corre todo el día contra el tiempo. Expresa muy poco sus emociones y es un poco ansioso, me parece.

— ¿Está bien si te defino ansioso?

— Sí, está bien. Yo en un momento dije que la ansiedad es un valor para ponerle dinámica al gobierno, había que hacer cosas. Uno va madurando en la vida y se va dando cuenta que no es tan así. No es un valor. Una cosa es la energía, el hacer, el transformar, esta cosa que a mí me gusta mucho. La ansiedad es cuando ya te pasaste. No es bueno.

— ¿Político profesional te define?

— Sí, me define. Sí. Más que político profesional yo te diría cuál es mi definición: hacedor.

— Pero eso es hablar bien de uno mismo …

— No, no. ¿Gestionador? Para no auto tirarme flores. A mí me gusta la gestión, el laburo en el Gobierno de la Ciudad, el cambiar las cosas. Esa es mi pasión, esa vocación de transformación.

— ¿Antihéroe?

— Total. Total.

— Un tipo que pone la carpa al revés cuando va a acampar.

— Que mala sos.

— No la pone mirando a la montaña (risas).

— Tenés razón. Además, era el volcán Lanín, lo linda que es la imagen. No se veía porque puse la carpa al revés.

— Surfista.

— Principiante.

“ME HA COSTADO EN LA VIDA DEMOSTRAR LOS SENTIMIENTOS”

— ¿Racional 100%?

— Sí, 99 ponele. Pero muy racional, sí. No lo digo como una virtud. No. Me emociono por cosas, me sensibilizan. Por ahí no lo demuestro tanto, me ha costado en mi vida demostrar los sentimientos.

— ¿Dónde van las emociones, dónde las mostrás?

— Como dicen, la procesión va por dentro.

— ¿No salen nunca?

— Menos de lo que me gustaría.

— ¿Hacés terapia?

— Por épocas. Intermitente ahora. Voy cada tres semanas, cuando necesito. Cuando siento que tengo algo para hablar. Había épocas en que iba todas las semanas, una vez cada dos semanas, épocas que no iba nunca.

“ANTES ERA MUCHO MÁS ROBOT”

— ¿Las emociones entonces no son un trabajo permanente en terapia?

— Siento que lo he mejorado mucho. Antes era mucho más robot si querés, como me decían.

— Yo no dije robot.

— Pero lo pensaste. Es un proceso, siento que ahora un poco menos. Siento. Me emociono. No es que no me emocionaba antes, ahora lo expreso más.

— ¿Es el talón de Aquiles el tema de la emoción?

— No sé. Yo soy genuino, soy como soy. No fuerzo situaciones. Me jodían mucho con que era un robot, yo soy muy estructurado. Para mí el laburo es laburo, darle, laburar, laburar.

“NO SOY DE PUTEAR A LOS GRITOS. ME CALIENTAN LAS INJUSTICIAS, LA MALA LECHE”

— ¿Y la bronca, cómo sale?

— La bronca me cuesta expresarla a veces. No soy de putear así a los gritos. Soy bastante respetuoso de la gente. Me caliento a veces, me calientan las injusticias, la mala leche. Pero trato de no engancharme, de no responder con lo mismo que a mí me molesta porque si no es ojo por ojo.

— ¿Qué te pasa con la gente en la que vos confiaste y de golpe está en la vereda de enfrente?

— Algunos se alejaron, no muchos. Siento que alejarse es parte, todos tienen ambiciones. Si alguno ve que su ambición no puede canalizarse trabajando con nosotros no me parece mal que vaya a buscarla en otro lado. Te doy un ejemplo. Yo le tengo mucho aprecio a Néstor Grindetti. Con Néstor trabajamos muchos años, y hoy está trabajando en la interna nuestra en otro proyecto.

— María Eugenia Vidal también está en otro proyecto.

— Pero Vidal es un tema personal. Con Néstor tuve una charla el otro día súper respetuosa, con el mismo afecto que tuvimos toda la vida.

— ¿Por qué es distinto lo de Vidal?

— Porque Vidal siempre planteó que tenía vocación de ser candidata. Nunca lo ocultó. Siempre lo dijo. No es que un día cambió, que estaba trabajando con nosotros y fue del otro lado.

— ¿Te hizo ruido que el mismo día que presentaste tu precandidatura se mostrara en su oficina junto a Macri apoyando la suya?

— No, fue casualidad. Hablé con ella diez días antes y me lo contó: ‘Estoy organizando, va a venir Mauricio a las oficinas’. Me contó ella. Coincidió que pusimos la fecha el mismo día. No hubo ninguna mala leche. No es que nosotros anunciamos la fecha y media hora después dijo ‘yo también pongo el mismo día’. No.

— ¿Antes eran más cercanos?

— No, siempre estamos cercanos. Quedamos a comer en estos días con su pareja.

— En la política digo, en el mismo proyecto, uno trabajando con el otro.

— Seguimos trabajando uno con el otro. Seguimos cercanos. Hoy, circunstancialmente, pareciera que los dos aspiramos a lo mismo.

— No pareciera, es así.

— Sí, habrá una PASO, está todo bien. Me mirás con cara rara. Yo ya lo dije, mi candidatura no depende de qué hagan los otros. No depende de lo que haga María Eugenia. No depende de lo que haga Mauricio. No depende de lo que haga Lilita. No depende de lo que haga nadie. Morales, Bullrich, Manes.

— Hubo varias opiniones sobre tu pre candidaturas. Es contrapuesta a la de Macri, a la de Carrió. Carrió dijo “te felicito con todo corazón”, y Macri “creo en la competencia”.

— Macri dijo valoro, apoyo, no sé qué palabra puso, la candidatura y valoro la competencia. Cada uno tiene su característica. Mauricio es un ingeniero, es más parecido a mí en eso de las emociones y Lilita es todo lo contrario, Lilita te pasa por arriba con su efusividad, con su cariño, sus formas. Son personas distintas.

— No hubo ni un poquito así de cariño en las palabras de Macri.

— Apoyo es una palabra no sé si cariñosa, pero es una palabra de apoyo.

— ¿Es lo más cariñoso que se puede esperar?

— ¿Sabés lo que decía mi abuela de esto? Le estamos buscando la quinta pata al gato.

— No. Ninguna quinta pata. Estamos leyendo dos tweets, uno es muy frío.

— No, uno que dice apoyo. Creo en la competencia.

— Hace poco tiempo te animaste a hablar de tu enfermedad, el temblor esencial.

— Sí. ¿Viste cómo tomo agua yo? Así.

— Con las dos manos. Se manifiesta cuando uno es chiquito. ¿Cuándo empezaste a sentirlo?

— Me acuerdo de haber ido al médico a los 8, o 7. Antes de los 10. Tenía lo que todo el mundo llama mal pulso, mal pulso es temblor esencial. El médico me dijo que no empeoraba ni mejoraba nunca.

— ¿No hay tratamiento?

— No. Ahora vi un tratamiento en España. Fui a ver a un neurólogo y le pregunté y me dijo ‘no, ni loco, ese tratamiento es para gente que tiene muchísimo más que vos’. Para lo que yo tengo, me dijo el médico: el vaso con las dos manos, así, y la taza de café no muy llena.

— ¿Es lo único en que te perjudica? ¿No tiene ningún otro daño colateral?

— Ninguno. Cero. ¿Sabés qué se me complica a veces? El tenedor con arroz se me complica. Ahí llega el arroz y todo se cae (risas). Se me hubiera complicado si quería ser cirujano. Ahí estaba en el horno.

— Hiciste un montón de chistes de humor negro con esto, como ese de que no podés jugar al Jenga. Está bien reírse de lo que uno atraviesa.

— Campeón mundial de palitos chinos (risas).

— ¿Tenés que tomarte licencia como jefe de Gobierno para la campaña electoral?

— La campaña formalmente es el último mes que es campaña. Yo primero laburo en el Gobierno de la Ciudad de 6:30, 7 de la mañana, a 9 de la noche todos los días con la misma dedicación. A eso no le aflojo ni un instante, ni un segundo. Mientras estoy acá charlando con vos me entran los mensajes que sí, que no. Reuniones de Gabinete 8 de la mañana todos los miércoles.

— ¿Decís que el último mes ocupa solamente la campaña electoral?

— No, en la Ciudad es el último mes. Me haces dudar si es un mes o dos a nivel nacional que se puede hacer publicidad, actos públicos, todo eso. Pero sí es cierto que estoy recorriendo el país los fines de semana. O sea, me voy el viernes a la tarde, el domingo a la noche estoy de vuelta.

— ¿No va a hacer falta entonces pedir licencia?

— Lo veré. Si yo siento en algún momento que hay la más mínima duda, la más mínima incompatibilidad, lo voy a hacer.

— No hay vicejefe, ¿quién queda a cargo?

— Queda a cargo el vicepresidente de la Legislatura, que es Emmanuel Ferrario.

— En algún momento parecía que Martín Lousteau era tu delfín, se te ve menos con Lousteau.

— Estuve con él hace diez días. Es raro que pase una semana sin que nos veamos, sin que aparezcamos juntos en algún lado. Lo mismo es raro que pasen tres, cuatro días sin que haga algo con Jorge Macri o con Fernán Quirós o con Sole Acuña. Sole está saliendo de su licencia por embarazo. Con Ema Ferrario también hacemos cosas. Con lo cual estoy apoyando a todos. Con predilección por los candidatos del PRO. Es mi partido, es natural eso.

— Esto está en los últimos tiempos en tu discurso, antes se te veía más cerca de Lousteau.

— Mira, me vienen preguntando hace seis meses eso, podemos decir que seis meses es el último tiempo.

— En este espacio de reportajes, Juan José Campanella dijo que el miedo de mucha gente es lo que pueda suceder cuando el oficialismo se convierta en oposición.

— Yo gobierno la Ciudad de Buenos Aires con un gobierno nacional kirchnerista que tiene sede en la misma ciudad. Que me ha sacado la coparticipación. Que me cerró las clases un día sin avisarme. Que no me habilita las Taser. ¿Querés que te cuente todos los palos en la rueda? Y mirá la Ciudad, está bien, funciona. Tenemos la tasa de delitos más baja de la historia. No es excusa. ¿Acá sabés qué? Hay que bancársela. Y yo me la banco todos los días gobernando la Ciudad con el gobierno nacional enfrente.

— Voy a poner un ejemplo. Los camioneros pueden parar un país si quieren

— Sí, paraban Estados Unidos con Jimmy Hoffa en su momento y Estados Unidos salió adelante. No es excusa María Laura. ¿Qué quiere decir esto? Que el primer problema que tengas qué, ¿vas a salir corriendo? Hay que bancársela.

— ¿Se puede resolver de otra manera además de ‘bancársela’?

— Se resuelve enfrentando los conflictos. Donde hay que dialogar se dialoga. Acabamos de cerrar la paritaria docente con un gremio que es totalmente kirchnerista. Se hace. Yo también tengo gremios con los que tengo que trabajar. Tengo la salud, médicos municipales, los de educación: 17 gremios de educación. Y mira la educación de la Ciudad de Buenos Aires. 190 días de clases tengo. Único distrito en el país.

“CON EL KIRCHNERISMO NO ME PONDRÍA DE ACUERDO NUNCA, DIALOGAR NO ES ACORDAR”

— ¿Hay que hablar con todos?

— Una cosa es hablar y otra cosa es acordar. Con el kirchnerismo duro, con lo que representa Cristina y el presidente, el corazón del gobierno, no me pondría de acuerdo nunca. Con gente que cree que hay que liberar a los presos de las cárceles. Con gente que cree que hay que cerrar las escuelas. Que cree que hay que invitar a Maduro porque nuestro amigo es Venezuela, yo no me pondría de acuerdo. Para nada. El kirchnerismo no veo que tenga mucha cabida electoral. Va a haber recambio, va a haber una nueva generación, nuevos intendentes, nuevos gobernadores. Hay que dialogar con aquellos que la gente elija de acá para adelante. Si la gente me elige, tendré que interactuar con los gobernadores que elija el pueblo de cada provincia. No los que a mí me gusten, los amigos míos sí, los otros no. Yo sí creo en el diálogo. Con algunos me pondré de acuerdo y con otros no. Dialogar no es acordar.

— Con los que nombró Patricia Bullrich. ¿Hay que hablar, hay que acordar? Moyano, Baradel, Alberto Fernández, Cristina ...

— Creo que muchos de ellos son parte del pasado, el presidente no veo que tenga cabida en la política que viene. La vicepresidenta creo que va a tener cada vez menos. Va a haber una nueva camada que va a elegir la gente. Hay que ir a fondo. Hay que hacer las transformaciones que hay que hacer. Con quien haya que dialogar se dialoga. Y repito, no los elijo yo, respetemos la democracia. Si hay un intendente que elige la gente, hay que dialogar con ese intendente me guste, no me guste. Hay que respetar el voto popular.

“LAS AGRESIONES SON PÚBLICAS, MIS HIJAS ME PREGUNTAN, ES MUY DURO.”

— ¿Con Milei hay que hablar cuando es tan agresivo con vos?

— Con Milei tendrán que hablar nuestros legisladores. El Congreso es el ámbito de diálogo. ¿Vos me preguntás a mí? Yo jamás contesté una sola agresión. No creo en la agresión. No creo en la violencia. No creo en los insultos.

— ¿No te enojan las barbaridades que dice?

— Mirá, con todo respeto, no le doy ni bola. No me engancho ni un minuto. No creo en eso. Ahora, si el señor está en el Congreso la gente nuestra del Congreso tendrá que interactuar como con todos los bloques.

— Hay personas que frente a tanta agresión, inician acciones judiciales.

— Después de tanta agresión llega un momento en que ni siquiera lo escucho, ya ni sé qué está diciendo ni me importa. Ni me importa porque además no creo en eso. Creo que eso es malo para la Argentina. Yo usé la palabra estafadores el otro día, algunos me preguntaban si no fui muy extremo. Estafador es alguien que sabe, porque la historia de los últimos 80 años lo muestra, que la grieta, las peleas, las divisiones han sido malas para la Argentina.

— Entre cuatro paredes te debés calentar cuando escuchás lo que dice de vos.

— Sí, obviamente. Sí, te da bronca. Te da bronca la violencia, la agresión. Además tengo familia. Las agresiones son públicas, mis hijas lo leen y me preguntan: “Che papá, ¿qué pasa? ¿Por qué dicen esto?”. ¿Sabés lo que es eso? Es duro. Es muy duro eso. Tener que explicarles a tus hijas que en realidad no es así. Pero es parte del rol que elegí, no me quejo. Lo que no hago es ni engancharme ni mucho menos contestar con la misma moneda.

— Solés decir que en los últimos 80 años la Argentina sufrió y empeoró al ir de un lado al otro. ¿Está incluido el gobierno de Macri en ese movimiento pendular que nos detuvo?

— El gobierno de Macri es cuatro años dentro de una historia y te estoy hablando de cien. Donde se hicieron cambios que son claramente positivos. Hay cosas a corregir, el propio Macri las dijo.

— ¿O sea que para vos el péndulo argentino deja afuera el gobierno de Macri?

— No, no. Hay cosas en el gobierno de Macri que fueron para arriba y no se mantuvieron. Hay otras cosas que no se pudieron solucionar, por ejemplo, la inflación. Y es el primero en reconocerlo. Pero hay cosas en ese péndulo que fueron para arriba. Por ejemplo, toda la política de conexión de vuelos, tan importante para el turismo en el interior para conectarnos, para tener un país federal. Habíamos logrado aumentar los vuelos más baratos. Indudable. Hoy tenés menos vuelos más caros. Inexplicable. Habíamos logrado volver a relacionarnos con el mundo, el G-20 en Argentina, el mundo volvió a mirar nuestro país. Cambia el gobierno y nos peleamos con todos. El ingreso a la OCDE lo mandamos para atrás. El presidente durante cuatro años no habló ni una vez con el presidente de Brasil, nuestro principal socio comercial. Y volvemos a recluirnos en Venezuela. ¿Cómo podemos volver atrás? Es para matarse.

— Decís que se necesita un plan integral. ¿Se puede hablar de todas las medidas económicas que tomarías o se vota por una cuestión de fe?

— A la economía hay una palabra que no se le puede escapar que se llama confianza. Y la confianza no es matemática, hacer A+B+C = Confianza. La confianza o la generás o no la generás.

— ¿Vos podés decir todo lo que vas a hacer? ¿O hay cosas que no se pueden decir?

— Muchas cosas las puedo validar con los hechos. Vos me hablás de seguridad y te digo que en la Ciudad de Buenos Aires, que es lo que a mí me toca gobernar, tenemos la tasa de delito más baja de la historia. Hablamos de la anti grieta, te cuento que en la Ciudad tenemos un equipo que trabaja y que tiene desde López Murphy en la centroderecha hasta Roy Cortina socialista.

— Hablo de los temas económicos. ¿Uno no puede decir ‘voy a reducir acá, voy a sacar una cantidad de empleados públicos’?

— Hay cosas que hoy uno puede dar detalles y precisiones. Cuando faltan diez meses para el cambio de gobierno en un país donde no sabés qué va a pasar pasado mañana, es una irresponsabilidad dar una precisión en otras. Nadie sabe hoy si la inflación a fin de año va a ser 100, ojalá sea 50 o 20, o 150. No sabemos. Hoy la pobreza está en 40, como viene la mano con este nivel de inflación ojalá se mantenga. Hoy las reservas en el Banco Central son casi cero. Todo eso condiciona mucho lo que puedas hacer o no. Entonces hoy yo te puedo decir: este es el rumbo, vamos por acá, estamos trabajando. Hace un año que tenemos un equipo trabajando seriamente. Falta un año más, dos años antes del cambio de gobierno, estamos trabajando al detalle, aprendiendo. Fui a Israel a estudiar el modelo de estabilización, un economista argentino fue uno de los líderes. Recorro cada provincia preguntando cuál es el modelo productivo. Ese el laburo que hay que hacer, horas, laburo.

“TENEMOS QUE SER SERIOS. MUCHOS BUSCAN EL TÍTULO O EL SLOGAN.”

— Sabrás, que los encuestadores muestran que los argentinos están tristes. Enojados, desesperanzados, pero la tristeza es la emoción.

— Tenemos que ser serios. Hay muchos que lo buscan es el título, el slogan. Pareciera que hay soluciones mágicas. Uno viene y dice, qué sé yo, dolarización. Entonces ya se resolvieron todos los problemas de la Argentina. Viene Papá Noel, varita mágica, dolarización. No existe eso.

— Decís: hay que exportar más. La gente quiere saber qué van a hacer para que se exporte más.

— Yo dije tenemos que duplicar las exportaciones en seis años. Le pongo plazo y le pongo número. Señalo los sectores que son los principales motores para esa exportación, el mundo de todos los agroalimentos, Vaca Muerta. Entonces vamos uno por uno.

— En cualquier caso es un diagnóstico.

— No, no. No, te estoy proponiendo. Te estoy dando datos objetivos.

— ¿Hacer qué?

— Sector por sector. En Vaca Muerta tenés hoy un déficit de más o menos 5.000 millones de dólares. Durante el próximo mandato podríamos llevarlo a un superávit de 5.000 millones de dólares. ¿Qué hay que hacer? Tener el gasoducto. Hay que proponer una ley de Vaca Muerta que le dé estabilidad a las reglas de juego. Hay que extender el segundo gasoducto hasta el Sur de Brasil y empezar a construir las plantas de licuefacción para poder exportar gas a través de barcos. Hoy tenés el mercado que dejó libre Rusia para exportar ese gas. Si empezás hoy lo vas a tener en cinco años, un mandato después. Antes de cinco años podés estar exportando lo que hoy importás: 5.000 millones de dólares. Esas son precisiones. ¿Sabés qué? Laburar.

— ¿Se puede tener amigos en la política?

— Yo siempre digo que mis amigos son los del colegio. Para mí la palabra es muy importante. Obviamente hay gente con la que a lo largo de los años fui generando una relación estrecha de amistad, pero…

— ¿Los amigos son los del colegio? Se va a ofender mucha gente.

— La Facultad también. Tengo amigos íntimos de la Facultad. De la cancha, de ir a ver a Racing.

— ¿Que arrancaron con la política no hay?

— No, depende de la connotación que cada uno le dé a la palabra amigo. Amigos son los del colegio, los de chiquito, que los sigo viendo. Tengo amigos desde los 5 años.

— ¿Massa no es amigo? Han compartido muchísimas cosas.

— Sí, compartimos años al principio de nuestras carreras, tengo una excelente relación, he dicho varias veces que soy amigo y la relación que tengo la tengo independientemente de que esté en el gobierno. María Eugenia Vidal, trabajo hace 25 años, conozco a sus hijos.

— ¿Qué pasa cuando un amigo está enfrente como en el caso de Sergio Massa? ¿Cómo es la relación? ¿Hay un acuerdo tácito de no hablar? ¿No se encuentran más?

— Lo que te va sucediendo es que hay menos cotidianeidad en la relación. Primero porque todos laburamos mil horas por día, tampoco hay tanto tiempo y el sábado a la noche termino con mis amigos del colegio literalmente. María Eugenia es un caso particular. Estuve en Cariló, comimos con los tres hijos y amigos. Literalmente nos cagamos de risa, los cuentos de los chicos, estaba Quique también, no cruzamos una palabra de política.

— No querés decir nada de Sergio Massa.

— Pará, yo tengo la misma relación con él que antes. No desconozco ni un minuto. Hemos compartido muchas cosas. Eso no quita que uno pueda estar con un proyecto político y él uno distinto. Yo no coincido con lo que hace este gobierno y él es uno de los tres más importantes del gobierno. Lo digo públicamente, no voy a cambiar mi opinión de lo que hace el gobierno porque yo tenga una relación con él.

— Ésa es la pregunta.

— Ni niego la relación ni tampoco voy a cambiar lo que pienso.

— ¿Tiene un plan?

— ¿Él? No, el gobierno no tiene un plan. El presidente llegó a decir en los primeros años que él no creía en los planes económicos. Imaginate la barbaridad. Justamente lo que necesita la gente ¿sabés qué es? Previsibilidad. Los que ponen la plata en la Argentina y generan laburo son inversiones por lo menos a mediano plazo. Hablábamos de una inversión en un campo, una siembra, animales. Son proyectos a dos, tres, cuatro, cinco años. El presidente no cree en un plan, y ponen el dólar soja por 25 días. Argentina necesita un plan por 25 años.

— ¿Qué es lo que mejor tenés como novio o marido? ¿Con qué ganás?

— No soy muy ganador, eh. No.

“LLAMO, ESCRIBO. ESTOY ATENTO A LA RELACIÓN TODO EL DÍA”

— ¿Protector? ¿Cariñoso? Siempre hay virtudes.

— Sí, a mi manera soy cariñoso. Soy atento, estoy encima. Estoy. Estoy presente. No es que desaparezco todo el día, me voy a laburar y ni idea, llego a la noche y no sé. No, llamo, escribo, qué haces, cómo estás. Estoy atento a la relación todo el día. Todo el día. Con mi pareja, con mis hijas también. Las llamo, les escribo un par de veces por día. Paloma está haciendo un intercambio en España ahora. La llamo todos los días. Y como novio me siento atento, qué sé yo, organizo alguna vez para salir a cenar solos.

— ¿Cómo hiciste para conquistar a la más linda del condado?

— A la más linda del condado (risas). Soy como soy, no es que gano porque hago algo diferente.

— Insistidor.

— Insistidor (risas). En general en la vida soy insistidor. Soy bastante persistente.

— Hay quienes dicen que al amor incondicional es muy difícil decirle que no.

— No lo había escuchado eso, mira que bueno. Está bueno saberlo.

— ¿Se van a ir a vivir juntos?

— Sí, qué sé yo, sería lo natural. En una relación sería lo natural, sí.

— ¿Casarte?

— Soy muy cuidadoso con las definiciones personales. Soy muy reservado de mi vida personal. Soy cuidadoso.

— Pensé que eran decisiones que estaban por tomar. Que ya había fecha.

— Puede ser que así sea.

— También pueden vivir en casas separadas.

— No, no queremos. No, yo no creo mucho en eso. Hay parejas para todo, formas que a cada uno le vienen bien. Yo si comparto, comparto.

— ¿Casamiento?

— Vamos paso a paso. Hoy estoy bien así. Estoy muy bien.

— Sí se van a ir a vivir juntos, no sabemos la fecha.

— Ponele.

— No trabaja más en la Ciudad de Buenos Aires Milagros Maylin.

— No, fue una decisión totalmente de ella. Yo siempre creí que no era incompatible porque ella trabajaba antes en la Ciudad y tiene su carrera, nadie la puede cuestionar. Estaba a cargo de la integración de villas en la provincia de Buenos Aires, mucho más grande y compleja que la Ciudad, con María Eugenia Vidal. Ella fue muy de confianza de María Eugenia. Tiene su trayectoria. Le ha ido muy bien en el sector privado antes. Con lo cual todo el mundo valora su laburo.

— ¿Vino de la mano de hablar públicamente del noviazgo de ustedes que ella decidiera no trabajar más en la ciudad?

— Sí. Ella se sintió más cómoda así. Pero sigue laburando a mil. Labura no sé si más que antes.

— ¿Es por eso de que no digan “la mujer de”?

— Siempre hay mala leche y siempre pueden decir cualquier cosa laburando, no laburando conmigo. Pero me pareció una decisión prudente dada la virulencia que a veces hay en la política argentina. Si no hubiera grieta esas cosas preocupan menos, pero en las redes sociales hay un nivel de agresividad… ¿Sabés lo que dije en las redes? Le pedí a la gente que, en esto de terminar con la grieta, inviten a su casa a aquel amigo con el cual te distanciaste por pensar diferente, todos tenemos alguno. También que organicen una reunión familiar con toda la familia con la consigna de que no haya discusiones. Y tercero, que no haya agresiones en las redes sociales. Esas tres cosas que parece una pavada ¿sabés cómo cambiaría el clima en nuestro país?

— ¿Vos se lo pediste así a la gente? Parece más de un pai o de un pastor evangélico que le pide a la gente que se junte y se agarre de las manos.

— Sí, paz. No me parece mal pedirle paz a la gente con la virulencia que hay. No puede ser que haya familias en las cuales no se puede mencionar el tema de…

— Un montón.

— Pero es gravísimo eso. Gravísimo. Eso no pasaba en la Argentina. Se discutía de política abiertamente. Lo acabas de decir vos, te salió naturalmente, es un montón. Entonces dejame que le vuelva a pedir a la gente que invitemos a ese amigo con el que nos separamos, que no hagamos discusiones virulentas entre familia, conversemos, intercambiemos en paz. Paz, esa es la palabra.

— ¿En qué momentos te gustaría poder pedirle consejos a tu papá? Él tuvo que ver con tu decisión de ser político ¿no? De chiquito veías a Frigerio, y a Frondizi en reuniones en tu casa.

— De las cosas que yo más lamento hoy es que mi papá no pueda ver, seguir, acompañarme, aconsejarme en mi carrera. Yo estoy convencido de que estaría muy contento. Por no decir muy orgulloso. Porque el que me inculcó la política fue él. Yo tenía 6, 7, 10 años y me sentaba con pijama en un costadito en reuniones que había en mi casa todos los días. No sé por qué mi casa era el centro. Venía todo el desarrollismo de esa época. La verdad hoy me encantaría que estuviera acá. Estoy seguro que me está viendo desde otro lado.

— Uno lleva adentro a las personas que quiere mucho aunque no estén y a veces sigue pendiente de lo que ellos dirían.

— A ver, yo creo en eso. Estoy pendiente de lo que diría. Eso me digo: qué hubiera dicho mi viejo acá. Pero dejame decirte que no es lo mismo. Fui al cumpleaños de Mirtha Legrand, la conozco desde que nací porque era amiga de mi viejo. En el medio de la charla salió el tema de mi viejo, te juro emocionante. Mirtha se acordaba que hacía los almuerzos en Mar del Plata justo al lado de la casa de mi abuela. Terminaba los almuerzos y Mirtha Legrand venía a tomar un café a la casa de mi abuela, con mi viejo. Era volver a vivir, revivir hace 50 años eso.

— ¿Y qué país le vas a dejar a Mirtha Legrand si sos presidente?

— A Mirtha le voy a dejar un país mejor que hoy seguro. Un país con la gente laburando, para adelante. Seguramente con mucho camino por recorrer pero un país en el cual podamos explotar todas estas oportunidades que tenemos hoy que son muchísimas.

— Sos el único político que estuvo en el cumpleaños de Mirtha. Estás ungido.

— ¿Una infidencia puedo? Ella pasaba el micrófono a la gente más cercana. Dijo: “Ahora va a hablar Horacio que es el futuro presidente”. Muy cariñosa.

— No tenés más tiempo ¿no? Porque hoy no hay tiempo para casi nada.

— Poco. Durante el día, el tiempo libre que me hago generalmente es para Serena, para mi hija más chiquita.

— Que es muy chiquita.

— 7. Pero parece un adulto cómo habla. Una vez por semana la voy a buscar al cole, la llevo a almorzar y la dejo de vuelta en el cole.

— Está todo como milimetrado.

— Bueno, qué querés que haga. Es que si no me organizo es imposible. Una vez por semana más la voy a buscar a la salida del cole, hay una heladería que le gusta cerca del colegio y vamos a tomar un helado. Y después a veces la llevo a la plaza, le gusta ir a los juegos. Los martes generalmente.

— ¿Tendrías más hijos?

— Paso a paso. ¿Qué querés que te diga? A mí los chicos me encantan, los disfruto mucho. Disfruto mucho a Serena.

— ¿Qué significa paso a paso? ¿Que sí, pero no ahora?

— Que son decisiones para su momento. Me fui con Sere, la llevé a la playa, nos bañamos ocho veces por día. Me volvió loco en el mar. La pasé bárbaro con ella.

“QUE NO SE NOS OCURRA SOLAMENTE ENCARAR LA INFLACIÓN Y NO EL RESTO PORQUE VAMOS A VOLVER A FRACASAR”

— ¿Lo más importante, lo primero que hay que hacer, es bajar la inflación?

— No hay un primero sabés, no hay un primero. Bajar la inflación. Mejorar la seguridad. Generar laburo. Que la Argentina crezca. La atención de salud para los que no la tienen. Mejorar el sistema educativo que hoy es un desastre en muchos lugares de la Argentina.

— ¿No es la inflación primero inequívocamente?

— Es que en una responsabilidad pública, además para bajar la inflación hay que hacer un montón de cosas. Que hoy la inflación es un problema gravísimo, lo es. Ahora, que no se nos ocurra solamente encarar el tema de la inflación y no el resto porque vamos a volver a fracasar. Tenemos que tener un modelo de desarrollo dentro del cual la baja de la inflación es un capítulo importante obviamente con un 100% de inflación. Lo último que tenemos que hacer es pensar que es lo único. Un ejemplo, el Plan Austral. Fue muy exitoso en bajar la inflación y la bajó bastante rápido.

“300, 1000 PRIMERAS MEDIDAS HAY QUE TOMAR, NO SON 3″

— Pero después la inflación subió.

— ¿Por qué? Porque no se hizo todo el resto. Porque no pudo ser acompañado de un plan de desarrollo. Al año teníamos inflación de vuelta. No volvamos a equivocarnos. No hay parches. No hay soluciones únicas, mágicas, resuelvo la inflación y ya está. Si no hacés todo el resto, si no exportás más, si no mejorás la educación, si no desburocratizás, si no actualizás el sistema laboral, yo te garantizo que en un año tenés inflación de vuelta. Tenemos un problema complejo, requiere soluciones complejas. A mí a veces me preguntan: ¿si sos presidente cuáles son las tres primeras medidas? ¿Sabés qué les contesto? Trescientas hay que tomar. Mil primeras. No hay tres. Si vos tomás solamente tres primeras, fracasás. Tenés que tomar mil medidas. El día que llegaste es tarde, tenés que tenerlas trabajadas antes, preparadas antes, redactadas antes.

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