Una declaraciones recientes volvió a colocar a Jonathan Maicelo en el centro de la escena mediática. El exboxeador chalaco realizó una serie de comentarios directos y sin matices contra Jefferson Farfán y su amigo Roberto Guizasola, figuras vinculadas al espectáculo y al deporte.
Sus declaraciones, cargadas de comparaciones personales y juicios sobre la personalidad de ambos exfutbolistas, se difundieron rápidamente y generaron reacciones inmediatas en redes sociales.
Maicelo no solo cuestionó la actitud pública del exdelantero, sino que también puso énfasis en las diferencias de origen y experiencia de vida, un discurso que conectó con su narrativa habitual sobre el barrio, la calle y la construcción del carácter fuera de los reflectores.
Críticas al carácter y a la imagen pública de Farfán
Jonathan Maicelo fue enfático al referirse a Jefferson Farfán, a quien describió como una figura distante de la personalidad que muchos asocian con el éxito deportivo. Durante la conversación, el exboxeador sostuvo que la presencia mediática del exfutbolista no se condice con su comportamiento fuera del entorno controlado. “Ese solo tiene plata, pero no sabe hablar. Se esconde en una esquina y solo mira”, afirmó en Trome, en una frase que se convirtió en uno de los fragmentos más comentados de la entrevista.
Maicelo insistió en que la seguridad atribuida a Farfán cambia cuando no está acompañado. Según su versión, el exdelantero muestra una actitud distinta cuando aparece junto a Roberto Guizasola, su amigo cercano y compañero de proyectos mediáticos. “Si va con su compañero quizás, pero solito anda todo asustado”, añadió, reforzando la idea de una personalidad dependiente del respaldo del entorno.
El exboxeador también deslizó críticas hacia la construcción del personaje público del exfutbolista, al señalar que ciertos gestos y expresiones no serían genuinos. En su discurso, planteó que la fama y el dinero no garantizan desenvolvimiento ni autenticidad, una línea argumental que ha utilizado en otras apariciones mediáticas para diferenciar su trayectoria personal de la de figuras consolidadas del deporte y el espectáculo.
Dardos contra Guizasola y comparaciones personales
Las declaraciones no se limitaron a Jefferson Farfán. Roberto Guizasola también fue blanco de los comentarios de Maicelo, quien se refirió a él de manera despectiva. “Tiene su ‘chispa’, pero la neta es muy feo. Lo saco de carrera”, expresó, en una frase que elevó el tono de la polémica y amplió el alcance del enfrentamiento verbal.
Más allá del ataque directo, Maicelo introdujo comparaciones entre su propia historia y la de ambos exjugadores. Según relató, las experiencias de infancia y juventud marcan diferencias sustanciales en la forma de enfrentar la vida y la exposición pública. “Ellos han visitado hartos barrios por la pelotita, pero siempre acompañados de mamita, y los felicito, porque eso es un regalo de Dios, pero lo que me ha tocado vivir es diferente”, sostuvo.
El exboxeador profundizó en esa comparación al describir la crudeza de crecer en un entorno marcado por carencias y violencia. En su relato, caminar por el barrio, observar situaciones límite y aprender a defenderse forman parte de una escuela que no se adquiere desde la comodidad ni el acompañamiento constante. Ese contraste fue utilizado para cuestionar la supuesta “calle” atribuida a los exfutbolistas, a quienes consideró más cercanos a una imagen construida que a una vivencia real.
Un discurso frontal que vuelve a dividir opiniones
Las palabras de Jonathan Maicelo no pasaron desapercibidas. La difusión de la entrevista reactivó discusiones sobre los límites del discurso frontal en la farándula peruana y la legitimidad de las comparaciones personales como argumento público. Para algunos seguidores, el exboxeador expresó una visión cruda y honesta sobre la fama y el éxito, coherente con su imagen de personaje directo y sin filtros. Otros cuestionaron el tono empleado y señalaron que las descalificaciones personales desvían el foco hacia el ataque antes que al debate.
Maicelo también hizo referencia a su propia construcción mediática, destacando que sus expresiones, frases y códigos nacen de su experiencia y no de una imitación de figuras populares. En ese contexto, defendió su autenticidad frente a lo que considera personajes prefabricados. Su discurso, atravesado por referencias al barrio, la calle y la supervivencia, reforzó una narrativa que conecta con un sector del público que valora la franqueza por encima de la corrección política.
Hasta el momento, ni Jefferson Farfán ni Roberto Guizasola se han pronunciado sobre los comentarios. El silencio de los aludidos mantuvo vigente la controversia y alimentó nuevas interpretaciones en programas de espectáculos y plataformas digitales.