Nuevos paradigmas para la formación médica

Las tendencias se parecen más a una red de aprendizaje colaborativo que al esquema tradicional de transmisión de saber unidireccional

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Está comprobado que los nuevos desarrollos permiten obtener diagnósticos más certeros y tempranos y operar con mayores niveles de precisión

Formar idóneamente a los profesionales del futuro, a la luz de la revolución tecnológica a la que estamos asistiendo en el campo de la medicina, se ha vuelto un aspecto crucial y necesario.

Centros de investigación en todo el mundo están trabajando, desde hace tiempo, en la elaboración de impresoras con fines médicos, como la impresión de stents, catéteres, pinzas y otros productos quirúrgicos.

El uso de la inteligencia artificial, la robótica, el “Data-Driven” (la gestión de decisiones basada en datos del paciente) y el avance del uso de imágenes para diagnóstico y operaciones (calidad de imagen, fusión de imágenes y guías de localización) están haciéndose cada vez más presentes en los quirófano modernos, mientras que sus beneficios van quedando, a todas luces, demostrados.

Los progresos tecnológicos vienen permitiendo una aceleración constante en el diagnóstico y tratamiento de diferentes patologías. En otras palabras, está comprobado que los nuevos desarrollos permiten obtener diagnósticos más certeros y tempranos; operar con mayores niveles de precisión, y fundamentalmente brindar mayor seguridad y calidad de vida al paciente.

Estos avances requieren una reconversión del rol del cirujano, que no solo debe estar continuamente actualizado, sino que también debe sumar a su caja de herramientas diversas habilidades no técnicas, como el trabajo en equipo, la adaptación a los cambios y a nuevas formas de liderazgo.

Pero la introducción de tecnología revolucionaria en medicina también nos hace pensar en los paradigmas de formación que se precisan para estar a tono con los cambios que se vienen produciendo.

Se sabe que las distancias geográficas y hasta los costos (hay mucha información de acceso libre disponible) ya no son impedimento para adquirir conocimiento. El aprendizaje ubicuo nos permite conocer la última novedad en cualquier especialidad, sin importar el lugar en el que estemos.

Los contenidos interactivos y recursos web combinados vienen favoreciendo, por su parte, el desarrollo de nuevas competencias, como la flexibilidad, la autonomía y el estudio autorregulado por parte de los estudiantes.

Los docentes tienen frente así un desafío mayúsculo para sacar el mejor provecho a la información disponible y las nuevas formas de incorporar conocimiento.

El desafío, tal vez, esté en generar interacción y actividades educativas sobre la base de los datos que están al alcance de la mano. Las nuevas tendencias se parecen más a una red de aprendizaje colaborativo que al esquema tradicional de transmisión de saber unidireccional.

El empleo de la enseñanza mixta, que combina lo presencial y lo virtual, debe seguir creciendo. Ya hay estudios que demuestran una mejora significativa en el rendimiento académico cuando se enseñó mediante un estilo de aprendizaje combinado, en comparación con un método de enseñanza tradicional.

La tecnología ha hecho posible, entre otras cosas, que se pueda simular una situación de operación real. En lo que respecta al entrenamiento, aspecto clave para llegar a los quirófanos con las habilidades necesarias ya incorporadas, la simulación es una herramienta de gran utilidad para los practicantes, ya que les permite perfeccionarse, sin poner en riesgos a los pacientes. Esta modalidad, a la que se puede acceder a través de un software que se puede descargar desde cualquier parte del mundo, presupone un ambiente más seguro de práctica, de la mano de un cirujano experto que guía y aporta su experiencia.

El conocimiento científico está hoy más disponible que nunca y los planes de estudio no pueden soslayar los avances y las innovaciones, al igual que no pueden dejar de lado la enseñanza de las habilidades no técnicas, que son cada vez más necesarias.

Hoy se requiere de una formación integral; es decir, inteligencia artificial y emocional deben ir de la mano. El saber comunicar, el trabajo en equipo y el desarrollo de la empatía deben ser también aspectos centrales que, de cara al vínculo con sus pacientes, todo médico debe dominar y que deben estar contemplados desde el momento de la formación.

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